Workshop Cataliza: convocatoria Latinoamérica

Términos de la convocatoria
- Cuanto antes, haz un vídeo breve (máximo 2 minutos) en el que esboces tu historia, un dolor y una alegría asociados a la escuela.
No buscamos historias edulcoradas, sino historias reales que cuentan lo bueno y lo malo que estás viviendo en relación con la educación escolar, que debe ser inclusiva. El dolor y la alegría, que tienen nombre y apellidos, deben tener espacio en el encuentro. Hace años lo hicimos en España. Ahora, necesitamos saber qué vive el alumnado, las familias y los profesionales en las escuelas de América Latina. - Haz el video con el celular en vertical, y a ser posible con luz natural iluminando tu cara. Quizá alguien pueda grabarte, utilizando así la cámara trasera, que tiene más resolución.
- Deja unos segundos sin hablar desde que empiezas a grabar. Después, comienza presentándote, por ejemplo: “Hola, soy María, de Cusco, Perú”. Después, describe lo que quieres contar de tu experiencia.
- Rellena y firma el documento de cesión de derechos de imagen, para que lo podamos publicar (disponible en DOC y online).
- Envía el video y el documento antes del día 11/10/24 a info@creemoseducacioninclusiva.com
- Si es un archivo demasiado grande, utiliza la página https://wetransfer.com/
- Descarga las instrucciones de la convocatoria, disponible en PDF y online
Vídeos breves de experiencias
AUDIODESCRIPCIÓN [AD]: Convocatoria de testimonios de Latinoamérica. Varias personas hablan directamente a cámara para grabar sus testimonios.
TESTIMONIO 1 - XIOMARA (VENEZUELA) — Hola, buenos días. Mi nombre es Xiomara Justo. Soy estudiante de la Escuela de Bibliotecología. El reto para mí ha sido bastante arduo, por decirlo de alguna manera, porque no tuve en mi niñez una educación inclusiva. No tuve una educación de oportunidades porque me la negaron bastante. Pasé por muchas etapas e, incluso, no fui a preescolar. No aprendí a recortar. Me enseñó a leer una psicopedagoga y en una semana, aprendía a leer muchos libros. Ella le decía a mi mamá que ya no sabía qué libro pedirle para leer porque yo había aprendido a leer.
Pero mi etapa en el ámbito primario y secundario fue bastante dura porque no me aceptaron por mi condición de discapacidad. Siempre fui negada para esa oportunidad. De hecho, mi mamá intentó inscribirme en el colegio de mis hermanos, que era un colegio regular y, apenas la directora me vio, me dijo que no podía por mi condición, porque los niños me podían tumbar. En ese tiempo yo no caminaba si no era con el apoyo de personas. Me parece una oscura realidad que en Venezuela no se hable y no se inculque, para estudiantes, como en mi caso, que tenemos la oportunidad y queremos estudiar, que no nos nieguen los derechos.
Luego de eso, pasaron muchos años y tuve que estudiar en un colegio de educación para adultos. Entonces, saqué mi primaria, mi sexto grado. Luego, ingresé en el bachillerato. Quedé por OPSU, gracias a una familia que me apoyó, que no es mi familia biológica, a que yo continuara mis estudios. Y, actualmente, me encuentro estudiando el octavo semestre de la carrera de Bibliotecología. Soy miembro de dos asociaciones, la Comisión de Apoyo al Estudiante con Discapacidad, CAEDEBA, que es la comisión de apoyo al estudiante con discapacidad de la Escuela de Bibliotecología y Archivología, donde he participado en varias actividades y siempre buscando el empoderamiento de los estudiantes con discapacidad para que tengan las oportunidades que yo en su momento no tuve. Y, actualmente, soy la secretaria de ASOEDIS, la Asociación de Estudiantes con Discapacidad de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela.
También quiero desempeñar proyectos donde los estudiantes que tengan condiciones de discapacidad tengan oportunidades. Las oportunidades que yo no tuve en su momento, al momento de yo querer estudiar. Y, bueno, he tenido cosas positivas, muchos momentos positivos, porque he logrado hacer muchas cosas que, como persona con discapacidad, pensaba que no se podían hacer con apoyo.
Y también he tenido mis momentos negativos, cuando el profesor te dice que no puedes grabar la clase porque, si dice una grosería, no. A mí no me importa que se digan groserías, a mí lo que me importa es tomar nota de las clases, de las grabaciones, para yo poder luego hacer mis trabajos correspondientes. Y hay profesores que te dicen: «No, porque tú necesitas un tratamiento especial». Yo no necesito un tratamiento especial. Yo lo que necesito es que los profesores sigan cumpliendo los ajustes académicos necesarios para que nosotros podamos continuar adelante.
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TESTIMONIO 2 - REBECA (VENEZUELA):— Buenas, yo soy Rebeca Parra, la mamá de Alejandro Blanco Parra. Alejandro nació con espina bífida, tenía discapacidad motora y murió hace 10 meses ya. Y bueno, mi experiencia, la experiencia de nosotros como familia con Alejandro, en relación con sus estudios, tiene sus aspectos positivos y sus aspectos negativos. Aspectos positivos: el primero, cuando estudió de preescolar a tercer grado de primaria, conseguimos a una directora de un colegio con mucha sensibilidad y a maestras que tenían mucha sensibilidad y amor por enseñar. Y aceptaron a Alejandro con su discapacidad motora, sabiendo que usaba válvula de derivación; tenía también hidrocefalia. Y lo acompañaron, lo aceptaron tal cual era. En ese momento, Alejandro lo que hacía era gatear y dejaron que él estudiara en el colegio, estando así en la tierra. Y llegó buenísimo. También contamos con la fortuna de que Alejandro, por medio de la Asociación de Espina Bífida de Venezuela y una persona que trabajaba con ellos del equipo de integración, creo que número tres del Ministerio de Educación, acompañó la parte académica de Alejandro durante esos años, desde el preescolar hasta el tercer grado de bachillerato.
En ese tiempo, Alejandro pasó por unas operaciones que le permitieron caminar con andadera y unos aparatos y, luego, empezó a usar su silla de ruedas, que fue la que lo acompañó hasta el final de su vida. De allí, tuvimos que cambiar a Alejandro a otro colegio que pensamos que porque tenía todas las adaptaciones arquitectónicas que estaban hechas para recibir personas con discapacidad. En ese colegio tenía rampas, piscina, de todo. Pero en ese colegio, Alejandro fue donde no se sintió integrado. Se sentía que era parte del colegio, pero no integrado, porque siempre lo tenían apartado con los niños que andaban en silla de ruedas o que tenían alguna discapacidad.
Nunca lo supieron integrar, siempre le vieron con un rasgo diferencial. «No puedes hacer natación con estos niños», «no puedes ir a la calle pública con esos niños», «te puede pasar algo»…, y siempre lo tuvieron apartado. Hasta que decidimos cambiarlo de ese colegio y lo llevamos al colegio donde también estudiaron sus hermanos, que era un colegio que no tenía ningún tipo de adaptación arquitectónica, pero tenía mucha voluntad por parte de los profesores, los alumnos y sus compañeros de que él se sintiera bien. Solamente le pasaron el salón abajo, a planta baja, para que él pudiera llegar con su silla de ruedas y lo ayudaban a participar en todas las actividades. Y ahí se graduó y convivió. Fue excelente, de verdad. En ese colegio la experiencia fue muy buena.
Finalmente, llegó aquí a la Universidad Central de Venezuela, a la que él amaba, a través de la OPSU. Y en la Universidad, en la Facultad de Humanidades, consiguió a un grupo de profesores. Me acuerdo el primer día que llegó. Lo acompañaron en todo el trayecto que estuvo en la universidad y se convirtió parte del equipo, de ese grupo de alumnos, junto con profesores que estaban luchando por los derechos de las personas con discapacidad aquí. Hubo muchos retos. Recuerdo que su primer gran problema nunca se lo resolvieron: que pusieran baños adaptados en la Escuela de Filosofía. Estudiaba Filosofía. Jamás lo logró, no hubo la voluntad. Pusieron muchas excusas, por ejemplo, que era patrimonio cultural de la humanidad. Tuvo muchas trabas allí, no lo logró. Logró otras cosas, como poner en las rampas reductores de velocidad y otras cosas para los muchachos, como ser una voz de estos alumnos aquí, dentro de la universidad.
¿Qué más les puedo decir? Alejandro vivió hasta los 27 años y aquí estoy yo, llevando la voz también de las personas con discapacidad para que, cada vez, su vida sea mejor.
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TESTIMONIO 3 - SARA (COLOMBIA):— Hola, soy Sara Benavides, licenciada en Educación. Actualmente, me desempeño como docente de Educación Preescolar de la Institución Educativa Moncada del municipio de Chía, en Colombia. Desde mi rol como docente de aula y gestora de procesos de educación inclusiva, he evidenciado que estar como docente de aula algunos aspectos positivos y otros negativos, o por mejorar, en el marco de la gestión.
Uno de los aspectos por mejorar es que, definitivamente, es innegable que hay un impacto en la práctica pedagógica de los tiempos y de la burocracia institucional que impide que nuestro rol como maestro sea desempeñado en su máximo potencial para dedicarlo a los tiempos específicos de lo que implica la práctica pedagógica. Un segundo elemento es que, en el rol como docentes de aula, estamos permeados y a merced de las políticas educativas e institucionales, que no siempre están alineadas con políticas y con prácticas inclusivas y que, a veces, generan ciertos tipos de resistencia.
Aspectos positivos, desde hacer el proceso de gestión como docente de aula, hay varios, destaco cuatro en este momento. Uno es la posibilidad de participar en instancias de gobierno escolar, como los consejos académicos y comités, que nos permiten apoyar la toma de decisiones, pero que nos permiten también proponer prácticas inclusivas al interior de la institución.
Un segundo elemento, que tal vez es el más importante desde mi experiencia, es la posibilidad de poner a disposición de los estudiantes prácticas inclusivas, pero, sobre todo, sistematizar estas experiencias en favor de comprender el proceso. Otro elemento es que podemos comprender las barreras que se presentan desde el interior de la comunidad educativa y no desde una mirada externa. Y, finalmente, que los lazos que se tejen de colegaje con los compañeros y otros actores de la comunidad educativa, permiten esa transformación de las culturas hacia culturas mucho más incluyentes.
Muchas gracias.
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TESTIMONIO 4 - PAULA (CHILE):— Hola, ¿qué tal? Mi nombre es Paula Flores. Me pidieron que hable un poco de mi experiencia en inclusión. Solo para ponerlos en contexto, soy peruana, tengo tres años viviendo en Chile y cuatro experiencias diferentes de inclusión con mi hijo, pero hoy día voy a hablar de Chile. Y, en verdad, de la experiencia total.
Es muy importante que el colegio esté comprometido como colegio e institución en el tema de inclusión. Pero aún lo es más, y clave para el éxito, que los maestros estén comprometidos. Y, lamentablemente, no todos los maestros tienen el mismo nivel de compromiso o conocimiento para trabajar con chicos en inclusión. Es muy importante conocer al chico, entender cuáles son las estrategias que funcionan y cuáles no, escuchando para poder hacer las adaptaciones curriculares en el tema académico.
Con las adaptaciones del colegio y el apoyo externo, las cosas, académicamente hablando, siempre van bien. Sin embargo, a veces nos olvidamos de que, finalmente, estos chicos tienen una condición y, en un momento, puede haber un adelanto y, luego, un retraso. Siempre hay que estar repasando y escuchando qué es lo que necesitan. Saber, ¿qué no funciona? El mayor reto, sobre todo cuando llegan a esta edad de la adolescencia, es el tema de la inclusión social.
El colegio puede hacer esfuerzos, pero siempre es muy complejo y si, además, no tienes padres muy comprometidos de los pares en trabajar, la inclusión social se vuelve realmente un gran reto, lo que hace que, a veces, los chicos no la pasen tan bien. El colegio puede esforzarse, pero es muy importante el esfuerzo que hace la familia para, de alguna manera, conseguir grupos de apoyo de pares, para que pueda darse la inclusión social plena y total para los chicos.
Creo que hace mucho sentido trabajar en equipo. Si no se trabaja en equipo, colegio, familia y equipo de apoyo, la inclusión de ninguna manera va a funcionar.
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TESTIMONIO 5 - MÓNICA (URUGUAY):— Hola, mi nombre es Mónica González. Soy uruguaya y profesora de Ciencias Biológicas, diplomada en Dificultad del Aprendizaje de Altas Capacidades y, además, licenciada en Pedagogía. Soy mamá de dos adolescentes de 12 y 15 años. Mi hija mayor nació en marzo de 2009. En realidad, ha sido escolarizada siempre y hemos tenido una especie de carecita en esa escolaridad. Actualmente, ella se desempeña como estudiante de primero de bachillerato diversificado de UTU. Viaja sola en forma autónoma a una villa que está a 25 km de nuestra ciudad. Asiste a todas las asignaturas sin reducción de horario, sin acompañante y viene obteniendo logros satisfactorios.
Además de su crecimiento a nivel cognitivo, tiene también un buen desempeño social y enriquecimiento cultural, que nosotros como familia hemos estado trabajando junto a diferentes profesionales para promoverle situaciones en las que, continuamente, sea incluida. Como persona, en primera instancia, y, luego, desde la situación de discapacidad, la cual muchas veces debe de enfrentar y como familia tenemos que estar atentos para poder advertir desde el lugar de donde proviene esa barrera para que se intente, desde esa institución, lugar o espacio, salvar esa barrera para que todos tengan igualdad de derecho en el acceso.
La primera instancia de escolarización, que fue en primaria, mi hija la recibió en un colegio privado. Nosotros siempre decimos que le dio la bienvenida, porque era un colegio que estaba preparado para que ella concurriera a un mismo salón, trabajando en los mismos contenidos. Se generaron espacios de diálogo entre la alumna, docentes, profesionales y familia, donde se trabajó, especialmente, las fortalezas, los intereses y el desempeño en sus habilidades. Y, luego, ir afrontando las diferentes dificultades. Lograron un gran fortalecimiento de su autoestima, que fue el motor principal y fundamental para el avance en las diferentes áreas de su vida.
Luego, fue volver a empezar en secundaria, porque allí había demasiadas excusas desde el momento en que se solicitó su inscripción al centro. Los docentes se excusaban bajo «falta de profesionalización» o «no había espacio ni herramientas para afrontar la situación». Y, frente a esto, la propuesta de la institución fue que concurriera solo a algunas asignaturas y con reducción de horario, a lo cual nosotros nos negamos, luchamos y, efectivamente, ella terminó ciclo básico asistiendo a todas las asignaturas y aprobándolo exitosamente.
Nosotros, orgullosos de todos sus logros, también como familia, las redes que hemos tendido en nuestro entorno y en nuestro espacio, para que ella pueda desarrollarse, primero como persona digna, para hacer uso de sus derechos, como persona ciudadana, igual que lo somos todos nosotros.
AUDIODESCRIPCIÓN [AD]: Convocatoria de testimonios de Latinoamérica. Varias personas hablan directamente a cámara para grabar sus testimonios.
TESTIMONIO 6 - MARÍA CRISTINA (COLOMBIA):— Hola, soy Cristina Tavera. Les hablo desde Bogotá, Colombia. Soy mamá de Gael, un chiquito de nueve años. Y bueno, defensora de la educación inclusiva, siempre he apostado por ella. Toda la vida hemos estado como en escenarios de inclusión, en el jardín, en cuatro experiencias de colegio. Y para mí, siempre, la balanza ha sido muchísimo más positiva que negativa. Realmente, para mí lo negativo ha sido el acceso, o sea, todo el esfuerzo que existe para acceder e ingresar a una institución. Sin embargo, realmente en la historia que llevamos con mi hijo, han sido más las puertas abiertas que las cerradas.
Cuando ya pasamos la puerta, de ahí en adelante todo han sido ganancias y un espacio muy potente. Desde la disposición de maestras que, a veces, de pronto no tienen toda la aparente experiencia, pero sí la disposición y las ganas, se han logrado generar procesos supremamente potentes desde lo social. Empezamos a encontrar formas en donde los niños y las niñas también se han venido sensibilizando y entendiendo las diversas formas de ser y estar. Hemos visto a Gael totalmente relacionado con los nenes, entendiendo que hay otras formas y que hay que darle tiempo.
Creo que, a veces, le damos mucho palo a la educación inclusiva porque queremos ver resultados instantáneos. Quiero que mi hijo entre y ya todo esté funcionando. Y no es así. Se construye en el diálogo con la maestra, en cómo tú empiezas a permear la escuela, cómo empiezas a acceder y conocer a los otros padres, cómo empiezas también a liderar procesos, a liderar espacios, a mostrar potencialidades. A lo largo de estos años, he visto cómo los docentes han venido transformando prácticas educativas que, además, les han beneficiado a los otros niños.
La única experiencia negativa, tristemente, la tuve en una escuela rural. Creí que podíamos acceder a una escuela rural. Allí me encontré con barreras, pero, sobre todo, con la barrera actitudinal de una maestra que no quiso, por nada y por ninguna estrategia, modificar su práctica en el aula. Y todo lo que hizo mi hijo durante ocho meses fue negativo, terminó en un accidente y él escondiéndose de la maestra. Pero lo veo como una ganancia, porque lo probamos y creo que tenemos que seguir probando incluso esos escenarios que son difíciles.
Así que nada, sí a la educación inclusiva.
AUDIODESCRIPCIÓN [AD]: Convocatoria de testimonios de Latinoamérica. Varias personas hablan directamente a cámara para grabar sus testimonios.
TESTIMONIO 7 - MAGDA SUSANA (COLOMBIA):— Hola, soy Magda Susana Román. Soy de Medellín, Colombia. Como mamá de una adolescente de 18 años, hoy, estudiante de Historia de segundo semestre, puedo decir que el proceso de la educación inclusiva con mi hija no fue un camino lleno de rosas. Pero también fue un camino de aprendizaje, lleno de grandes retos. Puedo decir también que los maestros salieron de su zona de confort y se permitieron ver esas otras formas de enseñar. Ver esas dinámicas diferentes para los aprendizajes de mi hija al lado de sus compañeras sin discapacidad. Ella aprendió bastante de sus compañeras y de ese espacio.
Sé que, como familia, tenemos temores y miedos, pero permitámonos que ellos puedan pertenecer y puedan estar. No está totalmente terminado el proceso de educación inclusiva. Por el contrario, cada día nos estamos retando a mejorarlo y aprenderle. Y recordemos que nuestros hijos son seres individuales; deben y tienen derecho a estar con otros niños y niñas en las aulas regulares. Permitámonos que ellos pertenezcan también a este mundo, porque ellos también hacen parte y tienen derecho.
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TESTIMONIO 8 - MAGDA (URUGUAY):— ¡Hola! Me llamo Magdalena Cosco y tengo 24 años. Soy de Uruguay. Estoy estudiando en la Facultad de Artes la licenciatura de Danza Contemporánea. Y en la etapa de la escuela y el liceo, pasé un momento bastante triste y difícil. Allí, mis amigas no me escriben mucho, no me dan bola. En el liceo, ahí tuve amigos nuevos y me quedé contenta. Y después, bueno, quería hacer más salidas, pero al final no surgió porque no me daban bola.
Ahora, en la facultad, estoy muy contenta. Estoy muy contenta hoy en día. Simplemente, hice amigos nuevos y conozco a alguien. A más personas y me encanta cómo trabajamos, cómo evalúan en la facultad. Estoy haciendo una tesis con mis compañeras. Es tan, tan, tan inclusivo. Y estoy en una etapa bastante linda y muy contenta.
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TESTIMONIO 9 - ALEXA y LÍA (COLOMBIA):— Hola, me llamo Lía. Estudio el grado décimo en Bogotá y amo mi colegio.
(Alexa le da un beso a su hija.)
Buenas tardes, soy Alexa, la mamá de Lía. Ella pasó por siete entidades educativas diferentes, tres preescolares, cuatro colegios, principalmente. Los primeros colegios por desconocimiento sobre cómo hacer flexibilización curricular. Su solución era hacerla repetir año. Hoy en día, encontramos esta alternativa que es el Colegio Calasanz, que ella lo ama profundamente. Allí ha sido acogida. Y, tal vez, tuvimos una barrera cuando estaba terminando el noveno grado. En ese momento, el colegio nos propuso que Lía se graduara sin terminar hasta 11. Para mí fue chocante. Sin embargo, trabajamos con la mesa de trabajo de la Secretaría de Educación y Lía nos compartió que ella no quería salir del colegio, que ella quería graduarse en el colegio y, en este momento, es lo que vamos a hacer. Ella está cursando décimo para graduarse de su colegio.
Hemos enfrentado barreras sociales. Digamos que ella no ha tenido bullying en el colegio, pero, por ejemplo, sus compañeros no invitan a Lía a las fiestas ni la integran. Sabemos que es un proceso de desarrollo de habilidades sociales, pero creemos que también hace falta que el entorno trabaje un poquito más en la aceptación de la neurodiversidad.
Hace poquito tuvimos las confirmaciones. Tuvimos que asistir al colegio como todos los papás (70 niños) y pude ver interactuar a Lía. Vi que los niños casi no se dirigían a ella, solamente los profesores. En este momento, estamos apretando las barreras a la educación superior. Ella se gradúa ya en grado once y yo empecé a mirar opciones más técnicas. Más corticas para que ella pueda empezar a trabajar. Sin embargo, en esta opción no hay virtual y todavía no se desplaza en transporte público, por lo que tendría que estudiar una carrera de cinco años. Estamos considerando cómo se puede solucionar ese tema, pues es una niña que ya tiene 20 años que, después de una corta carrera técnica, podría empezar a trabajar.
Este es el proceso de Lía. Muchas gracias.
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TESTIMONIO 10 - LETICIA (ARGENTINA):— Hola, soy Leticia, de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Soy Mamá de Regina, Juan Pedro y Aurora. Quiero compartir la experiencia de Regina durante su paso en la etapa escolar. Recuerdo con mucho dolor el día que nos dijeron que tenía que ir a la escuela especial. Regina ya venía con dos permanencias del jardín y allí ya nos habían sugerido que fuera a la escuela especial. Nosotros nos opusimos durante el jardín, pero al llegar a la escuela, Regina comenzó con crisis de epilepsia provocadas por el estrés que le generaba permanecer en la escuela.
Recuerdo con mucho dolor que haya perdido a su grupo de amigos, tanto en el jardín, por las permanencias, como cuando nos dicen que tiene que ir a la escuela especial. Pero recuerdo con mucha alegría una amiga de Regina que, preocupada porque tenía que ir a la escuela especial, me preguntaba por qué en ese momento. Llegó a casa un día con un cuadernillo que había armado ella, con números, letras, y nos dice que quería que Regina volviera a ir a la escuela con ella, que le iba a ayudar con todo lo que no pudiera o no supiera.
Recuerdo también con alegría que compartí muchas experiencias y actividades con mis hijos en la escuela especial. Y mi hijo, el del medio, Juan Pedro, me decía que le gustaría ir a la escuela especial porque en su escuela no enseñaban cocina ni manualidades. Le gustaba cómo hacían obras de teatro y todas las actividades que se realizaban en la escuela especial, pero no en su escuela.
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TESTIMONIO 11 - LAURA (COLOMBIA):— Hola, soy Laura Bolívar, de Colombia. Soy madre de dos niñas, una de 16 y otra de 11 años. La menor se llama Valentina. Les comparto que siempre pensé que ella iría a la escuela como su hermana mayor. Con 19 meses aún no caminaba y recuerdo que, al poco tiempo de estar en el jardín, me contaron que un día, por estar jugando en el parque con sus amigos, motivada por salir corriendo, caminó por primera vez. Recuerdo muy especialmente eso, porque hoy todo lo que vive a diario Valentina ha sido un motor y la hace feliz, la motiva cada día. La escuela, sus retos, sus aprendizajes, profesores, actividades y presentaciones. Le ha dado sentido de pertenencia. Ella se reconoce y se valora. Tiene voz, es alegre y tiene la idea de seguir estudiando.
Valentina hoy cursa sexto grado. Asiste al mismo colegio que mi hija mayor, que es bilingüe. Cuando era pequeña me decían que eso era un problema, pero por ahora aquí vamos. Les cuento que, en el camino, así como hemos tenido acceso y personas que veían su valía y creían que podía ser parte de la escuela, también hemos tenido barreras por personas que, por sus imaginarios, no creen en las personas con discapacidad, no creen en sus capacidades ni que puedan estar allí.
Para nosotros, como familia, este camino ha sido y será una lucha, con buenos y malos momentos en los que luchar. Por supuesto, nos ha exigido más esfuerzo y tiempo para estar presentes, dar apoyo diariamente, pero también nos ha hecho mejores seres humanos que antes de tener a Valentina en nuestras vidas. Hemos aprendido un montón y tenemos la convicción de que vale la pena. Que, así como nosotros, serán mejores seres humanos quienes estén alrededor de ella.
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TESTIMONIO 12 - JHON ALEXANDER (COLOMBIA):— Buenas tardes, queridos amigos. Me presento. Soy John Alexander Alvarado, tengo 28 años y soy estudiante de quinto semestre de Administración Pública Territorial de la ESAP. Actualmente, estoy trabajando con la Secretaría de Educación de Fusagasugá, Colombia.
Durante mi proceso de educación inclusiva en el colegio, fueron muchas las barreras que nos ponían los mismos docentes. Entonces, ¿qué hicieron? Se formó un programa de educación para adultos con discapacidad en el Instituto Técnico Industrial, donde salimos nueve bachilleres con discapacidad hace cinco años, el 30 de noviembre de 2019. Nos encontramos bastantes barreras educativas, dado que el aprendizaje de nosotros es diferente, pero salimos de ese proceso. Y le agradezco al colegio que me brindó la mano en ese gran proceso.
Me gradué en bachiller a los 23 años y, hace dos años, ingresé a la ESAP, con 26 años. Ahorita tengo 28 años y estamos en quinto semestre de Administración Pública. En donde hemos aprendido de lo público y cómo es la organización de un Estado. Entonces, muchas gracias por haberme abierto las puertas de esta gran Secretaría para aprender lo que hemos estudiado en estos dos años. Y agradecerle al secretario y al alcalde del municipio por abrirme las puertas para la inclusión laboral con el Estado.
Muchas gracias.
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TESTIMONIO 13 - FERNANDA (ARGENTINA):— Hola, ¿cómo están? Soy Fernanda de Santa Cruz, Argentina. Quería contarles que en nuestras aulas, con toda su diversidad cultural, funcional, de género, hemos tenido un montón de situaciones. Algunas tenemos que dar más cuenta de que no hemos sabido atenderlas como deberían para llevar a cada uno de nuestros estudiantes a su máximo potencial de desarrollo.
Les quiero contar sobre Alan y Daniel, quienes se complementaban enormemente y eran amigos, compañeros, desde la primaria. Ella no tenía su proceso de alfabetización terminado, pero la oralidad la ayudaba mucho. En Alan, quizás, sus habilidades sociales lo hacían cohibirse y casi no tenía contactos, pero escribía. Entonces, ambos se complementaban para tener toda la información teórica de cada materia, pero a la hora de rendir, los profes se veían un poco condicionados o sin saber bien qué hacer.
Entonces, así, después de tenerlos a ellos, nos dimos cuenta de que podían existir las herramientas de sistemas alternativos de comunicación y de que no se lo dimos o no lo intentamos en ese momento.
Es parte de una derrota; sin embargo, también de un aprendizaje para próximas experiencias. Ellos, en algún momento, en quinto, cuarto y quinto año, estuvieron separados, pero eso también ayudó a que pudieran cada uno desarrollarse más.
Seguiremos avanzando y aprendiendo para mejorar la experiencia de cada uno de nuestros estudiantes. Saludos a todos.
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TESTIMONIO 14 - FABIÁN (COLOMBIA):— Hola a toda y a todos. Mi nombre es Fabián Tapia Perdomo, tengo 29 años y soy de Colombia. Estudio Derecho en la Universidad Nacional de Bogotá.
En la primaria experimenté la alegría de que me dieron apoyos circunstanciales razonables. Es más, el calor humano que me brindaron mis compañeros y los docentes con el Plan Individual de Ajustes Razonables. Gracias a Dios. Y, además, de ahí toda. Y pasé-y pasé todos los grados y ocupé todos los lugares. Los primeros lugares, al igual que el bachillerato. Pero en la etapa de la secundaria, tristemente sufrí el dolor del bullying y, también, de la indiferencia de algunos docentes y compañeros. Aun así, esto no me impidió salir adelante.
En estos momentos estudio Derecho en la misma universidad. A pesar de que me brindan apoyos circunstanciales razonables con el Plan Individual de Ajustes Razonables, sicología, programa de acompañamiento y, también, programas de tutores o más tiempo para presentar los juicios, parciales, entre otros, todavía presenta algunas barreras actitudinales y miradas discriminatorias por parte de algunos transportadores de buses.
Pero ya estoy a punto de culminar la carrera de Derecho, que la estaré terminando en dos años, para que pueda ejercer el Derecho.
Soy el fundador de «Sensibilizarse con el autismo» y hago el evento. Muchas gracias.
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TESTIMONIO 15 - ESTHELA (MÉXICO):— Hola, soy Estela Martínez, de la Ciudad de México. Mi experiencia en la inclusión es, por un lado, de dolor, porque se sigue viendo a la persona como algo rehabilitatorio y todo centrado en ella. Por otro lado, de alegría, porque ya existen muchos lugares donde la diversidad se ve bajo un contexto social, bajo un contexto de derechos de las personas con discapacidad.
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TESTIMONIO 16 - ELIA (MÉXICO):— Hola, mi nombre es Elia Nava, de Ciudad de México.
Un dolor en la construcción de una escuela más inclusiva, lo representan los sistemas de evaluación homogéneos, que no consideran a la diversidad, que no consideran las capacidades y las necesidades de todos sus participantes.
Y una alegría es la oportunidad que tenemos de humanizar, de combatir las barreras, los procesos de inclusión. Tenemos la enorme virtud de volvernos oportunidades y de sentar las bases para seguir construyendo, sustentados en los modelos sociales.
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TESTIMONIO 17 - DAVID (MÉXICO):— Hola, soy David Castro, de Ciudad de México.
Un dolor es el currículum poco flexible y las pocas oportunidades que se han encontrado. Y una de las alegrías es el reconocimiento a partir de las potencialidades.
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TESTIMONIO 18 - CAMILA (COLOMBIA):— Mi nombre es María Camila Bravo Román, y soy de Medellín, Colombia.
Hoy les quiero contar mi experiencia con la educación. Cabe destacar que yo fui muy feliz en mi colegio porque tuve profesores magníficos y sabios que supieron adaptar y enseñarme las cosas que sabían. Tuve unos cuantos desafíos, como que mis compañeras solo eran compañeras y yo no interactuaba con ellas más allá del salón, porque, lastimosamente, no les interesaba o no querían estar corriendo y jugando. Yo las comprendo perfectamente.
Les cuento que yo actualmente estudio Historia en la Universidad de Antioquía. Estoy en segundo semestre y esto se lo debo a las profesoras magníficas, llenitas de amor, que me supieron inculcar la pasión por la historia y la geografía.
Yo agradezco mucho a todas las profes por la formación que me dieron en mi colegio y quiero retroceder a los lindos tiempos en donde hacía moléculas con plastilina en Química, figuras en Geometría o escribía curiosos ensayos en español. Gracias.
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TESTIMONIO 19 - MERCEDES (URUGUAY):— Hola, soy Mercedes Viola, de Uruguay.
Soy docente y, a su vez, soy madre de una joven. Bueno, de tres hijos, pero la más chica, la más joven, con síndrome de Down. Para compartir más que nada de la experiencia escolar y del liceo, creo que todavía nos quedan muchos dolores. Un dolor importante fue el que nos cuestionaran como familia que quisiéramos que siguiera estudiando, hablando, al terminar el ciclo básico, que es a los 15 años. Como si fuera un capricho de la familia. Hubo un año en el que nos hicieron la vida bastante imposible a nosotros y a ella, como si fuera una irrealidad lo que estábamos proponiendo, el hecho de seguir estudiando.
En contraposición, como algo realmente bueno, tenemos que recalcar lo que es la experiencia universitaria. Más que nada, creemos que tiene que ver la Facultad de Artes, en cómo trabaja el arte. Si bien tiene muchas materias teóricas, bastante complejas, tiene una manera de trabajar en equipos colaborativos. De ir de la práctica a lo teórico, de lo teórico a la práctica, una manera mucho más integral. Realmente es una maravilla cómo se viene desarrollando, progresando y floreciendo.
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TESTIMONIO 20 - TATIANA (PARAGUAY):— Hola, soy Tatiana. Soy mamá de Ivo, que tiene 17 años.
Él estuvo escolarizado en un colegio regular hasta los 15 y, dentro de las emociones que vivimos en el colegio, que fueron muchísimas, y eso que él iba también acompañado con una profe integradora, la verdad es que todos los días era un desafío diferente. Cada momento de su crecimiento era todo un desafío para nosotros.
Dentro de lo malo, por llamarlo de una manera, mi hijo tiene sensibilidad auditiva para algunos sonidos. Lo que siempre nos pasó dentro de la institución es que, por ejemplo, había muchísimos eventos académicos de baile, teatro, lo que fuera, y a él le costaba muchísimo. Yo siempre pedía que los sonidos como el micrófono o la música fueran disminuidos, pero no lo logramos y lo que pasó con eso es que mi hijo dejó de participar. En un principio, como que le obligamos a que participe, y la verdad, la pasaba muy mal. Nosotros también. Él siempre practicaba con sus compañeros, hacía todo el proceso, digamos, del acto, pero finalmente le preguntábamos si quería asistir y la respuesta era que no. «No me quiero ir porque me molesta mucho el ruido».
Entonces, respetamos su decisión y dejamos de participar. En realidad, lo que nosotros como familia más buscábamos era esa interacción social que él tenga en el colegio ahora.
Dentro de lo bueno que tengo que rescatar, que la verdad que fue súper emotivo e importante para nosotros, es que cuando le tocó hacer la primera comunión, él hizo con sus compañeros todo el curso de Catecismo. Llegado el momento, de vuelta, yo le explico cómo iba a ser una iglesia, con muchas personas y una misa bastante prolongada en duración. Y él me dijo que no quería ir.
Respetamos, comunicamos ese mismo día que él no iba a participar y así se dio. Y al día siguiente, que fueron las clases habituales, me llaman y me dicen que mi hijo iba a hacer su primera comunión el día viernes en una capilla que está cerca del cole. Yo, la verdad es que no entendía mucho de qué se trataba, pero claro, dije que sí. La directora del nivel, al enterarse de que mi hijo no pudo participar por el tema de los ruidos y de la cantidad de gente, organizó todo para que él pueda hacer su primera comunión en una capilla que está a cuadras del colegio.
Todos sus compañeros fueron con él a la primera hora de un día normal de clases. Fueron en el bus del colegio, como una excursión. Todos fueron vestidos de gala como estaban vestidos el día de la primera comunión del grado y para Ivo fue súper, súper especial. La misa duró 15 minutos y nada, hizo la primera comunión. Fue realmente como ese acto tan humano, tan sencillo. La verdad es que hasta hoy es algo que me emociona mucho recordar y que, realmente, hizo una diferencia.
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TESTIMONIO 21 - MYRIAM (PARAGUAY):— Mi anécdota de alegría máxima fue cuando me dijeron que iba a ser la mejor alumna, que iba a llevar la bandera paraguaya. Ahí me sentí plena, muy feliz, porque no me esperaba eso. Hasta que salí mejor alumna y con mención de honor.
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TESTIMONIO 22 - LUZ (ARGENTINA):— La discapacidad llegó a nuestras vidas sin avisar, sin ser esperada, deseada, sin ni siquiera estar en el universo de posibilidades que imaginábamos. Cuando empezamos a formar una familia, y el nombre ‘discapacidad’ llegó quizá más tarde que las primeras dificultades. Lo que era un diagnóstico, una enfermedad, una secuela, probablemente cuando fuimos maduros para entenderlo, se convirtieron en una discapacidad. Y, al nombrar la discapacidad, nos fortalecimos para lidiar con ella.
En nuestro caso, nombrar siempre las cosas y ser muy honestos en entender lo que estaba pasando nos ha servido, nos ha dado paz y poder encontrar un diagnóstico cuando una situación está haciendo ruido. A nosotros siempre nos sirvió y nos sirve mucho. Ser honestos con nuestro entorno y, en particular, con la escuela, sobre nuestros hijos, miedos, expectativas e ilusiones.
Si tuviera que desear algo en torno a la discapacidad o para los chicos que enfrentan algún desafío en particular, pediría más empatía. Pediría que cada uno de nosotros, ante una situación diferente, tengamos la capacidad de detenernos un momento a pensar: ¿Qué está pasando por el corazón de este chico? ¿Qué está pasando por el corazón de esta madre? ¿Qué puedo hacer yo para ayudar en esta situación? ¿Qué puedo hacer yo para que este chiquito tenga una infancia tan feliz como la que espero para mi hijo?
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TESTIMONIO 23 - ROMINA (ARGENTINA):— Hola, mi nombre es Romina Zejdlik. Les cuento un poco quién soy. Soy docente desde hace 23 años. 20 años estuve frente al aula como profesora de inglés y, hoy por hoy, ejerciendo la docencia desde otro lugar y con otras temáticas referidas al autismo, la inclusión escolar y los derechos de las personas con discapacidad. Soy una convencida de que la discapacidad te cambia la vida.
Por eso, la docencia me llevó hacia otros rumbos. En mi caso, el autismo atravesó mi vida dos veces. Primero, con el diagnóstico de uno de mis hijos. Y, luego, posteriormente, con el propio diagnóstico de autismo.
También soy autora de dos libros que cuentan un poquito el recorrido que experimentamos las familias desde que recibimos el diagnóstico hasta la etapa de la adolescencia.
Soy presidente de la Fundación por la Inclusión Plena, y una de mis mayores funciones allí es la de acompañar, asesorar, aconsejar y abrazar a las familias que enfrentan barreras en torno a la inclusión escolar y la vulneración de derechos de las personas con discapacidad.
También soy estudiante del profesorado de Educación Especial. Ya muy pronta a recibirme, aunque soy una convencida de que las mayores herramientas no te las dan las formaciones, sino la experiencia cotidiana.
Les dejo con un fragmento de mi primer libro «Transformar el vuelo. Relatos de una mamá TEA». Muchas gracias por permitirme compartir mi experiencia con ustedes
(LEE) «Es que la discapacidad te cambia la vida, te cambia los planes, te cambia los intereses, te cambia el enfoque, te cambia la escala de valores, las prioridades, la mente, el horario, las fuerzas, las amistades, el trabajo, las metas. Te cambia la familia, los proyectos de familia. Te cambia de golpe o te cambia despacio, pero te cambia.»
Les mando un fuerte abrazo desde Argentina.
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TESTIMONIO 24 - PAZ Y RODRIGO (CHILE):—
(PAZ) Somos Paz.
(RODRIGO) Y Rodrigo.
(PAZ) Somos los padres de Alonso, de 5 años. Gracias a Dios, hemos tenido una muy buena experiencia en el ámbito escolar. Alonso estuvo en un jardín con inclusión y un equipo de terapeutas sumado a los profesores, que estaban tremendamente comprometidos. Fue algo realmente lindo.
(RODRIGO) En relación con la experiencia que hemos vivido hasta ahora, en el colegio Institución Teresiana, ha sido maravillosa. Hemos sentido una cálida y acogedora recepción desde el primer día, tanto por parte de la Dirección como del profesorado, los papás y los compañeros de curso.
(PAZ) Pero ahora, muestro temor está relacionado con la comunicación de alumnos, con cómo se expresa él verbalmente. Si bien es cierto, él trata de hacerse entender, ahora, es difícil de entender específicamente cada una de sus palabras. Y esperamos, sinceramente, que esta situación lo aleje de sus amigos.
(RODRIGO) Amamos verle jugar, compartir con sus amigos y compañeros, y confiamos que con el apoyo de los terapeutas de Alonso y el equipo del colegio, estos momentos no solo se mantengan en el tiempo, sino que se multipliquen por montones.
(PAZ) Agradecemos la oportunidad que nos han brindado para compartirles experiencias de vida junto a Alonso, quien tiene síndrome de Down.
(RODRIGO) Muchas gracias.
(PAZ) Hasta luego.
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TESTIMONIO 25 - PAZ (CHILE):— Hola, mi nombre es Paz, soy de Santiago de Chile y la mamá de Facundo, un joven con síndrome de Down de 12 años.
Dentro de nuestra historia de inclusión escolar, ha habido de todo. Ha habido mayor alegría que tristeza, la verdad. Pero la primera vez, cuando él recién comenzaba su etapa escolar, nosotros nos dirigimos al colegio de nuestra hija mayor, la hermana de Facu, para que entrara al colegio. La respuesta fue que no estaban preparados porque era un colegio de excelencia académica. Y yo le pregunté al director de ese colegio: ¿Cuándo iban a estar preparados? ¿Qué estaban haciendo para intentarlo?
Nos tuvimos que ir de ese colegio y mi hija mayor me dijo: «Mamá, si mi hermano no es aceptado en mi colegio, yo me quiero ir, porque voy a odiar mi colegio. No voy a entender por qué mi hermano no está.» Fue un gran aprendizaje. Y nos pusimos en busca de un nuevo colegio. Llegamos a la institución Teresiana. La verdad es que ha sido un espacio acogedor y un colegio hermoso, donde a veces nos hemos equivocado, donde el error cabe, donde nos replanteamos las cosas. Es un colegio donde Facundo tiene un curso de compañeros que lo respetan muchísimo, y eso es una tremenda alegría. Es un colegio que abre las puertas para que todos contribuyamos.
La inclusión la hacemos todas las personas, no la hace un colegio por recibir a personas. La hacemos todos, la hacemos los padres que queremos aportar. La inclusión es de todos, y eso es muy bonito.
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TESTIMONIO 26 - VERÓNICA (PERÚ):— Hola, soy Verónica, de Lima, Perú. Durante mucho tiempo padecí discriminación por parte del sector educativo. El año pasado, en el Centro de Educación Básica Alternativa (CEBA) que estuve, no me brindaron ajustes razonables. Me pusieron como alumna libre sin mi consentimiento.
Fue muy difícil para mí poder retirar mis papeles, ya que yo quería retirarme a otro CEBA en otra institución, pero me pedían un maestro sombra. Yo uso una silla de ruedas, pero me negaron la matrícula. Después de tanto insistir, me dijeron que todo estaba bien y me mandaron al periférico, donde no me brindaron un buen trato y me infantilizaron. Con lo cual, yo desistí de salirme de la institución. Me dañaron emocionalmente.
Considero necesaria una educación inclusiva y de calidad, sin discriminación.
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TESTIMONIO 27 - SONIA (ARGENTINA):— Hola, mi nombre es Sonia Castellano, yo soy mamá de Guadalupe de 20 años y Julieta de 16, que está dentro del espectro autista. La verdad es que no me gustaría tener que decir su diagnóstico, pero bueno, a partir de la experiencia que tuve y el recorrido, es importante mencionarlo. Cuando tuve el diagnóstico de autismo, los profesionales de la salud, tanto médicos, neurólogos, psicólogos, psicopedagogos, me han referido hacia otro tipo de educación para mi hija y que no estaba dentro del sistema de educación.
Ellos decían que por sus características tenían que estar dentro de algo que acá en Argentina se llama centro educativo terapéutico. Estos dispositivos son por fuera, donde enseñan habilidades de la vida diaria y otras cuestiones vinculadas al desarrollo social y cognitivo. A partir de ahí, con mi marido empezamos a averiguar y entendimos la perspectiva de derecho que estábamos atravesando y que Julieta tenía derecho a asistir a un colegio común.
Ahí empezó nuestra búsqueda y afortunadamente entró en un colegio religioso desde sala de 5, hizo la primaria, ahora está en segundo año y bueno, fuimos trabajando y construyendo consensos tanto con los directivos, los equipos de orientación y los docentes. He tenido docentes muy abiertos, sobre todo en pandemia, donde se han implementado estrategias de aprendizaje muy interesantes a través de plataformas y he tenido docentes que me han preguntado qué hacía mi hija dentro de una escuela común. Muchas veces se reconoce esta diversidad, se reconoce el derecho y el derecho a estar, pero lamentablemente no se reconoce el derecho a la convivencia y acá quiero traer un documento de la Unesco, de Jacques Delors, del aprender al desarrollo del conocimiento, aprender a ser, pero también aprender a convivir con otros.
Creo que eso es todavía una cuenta pendiente que tiene la educación con la discapacidad, las personas con discapacidad. No es solamente el derecho a estar, sino el derecho a aprender y el valor que nos dan estas personas que se agregan dentro de la escuela. Por otro lado, también veo que hay mucha confusión respecto a los diferentes dispositivos, o sea, se reconocen como educación inclusiva otros dispositivos que tienden a homogeneizar determinados perfiles.
Se busca que los perfiles sean homogéneos o que tengan un determinado tipo de discapacidad, como si de esa forma se potenciaran mejor los aprendizajes, muy típico del modelo médico rehabilitador. Creo que, bueno, referentes como Silvana Corso y otras personas que están impulsando con fundamentos teóricos y con evidencia que la diversidad enriquece las aulas y, por ende, las sociedades. Muchas gracias.
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TESTIMONIO 28 - NANCY y JAZMÍN (PARAGUAY):— (NANCY)Hola a todos, ¿cómo están? Me llamo Nancy Rubira y soy mamá de dos niñas. La primera, mi hija mayor, se llama Jimena Torres. Y, aquí, está mi segunda hija, Jazmín Torres, de 13 años de edad.
Nuestra experiencia en lo que fue el año escolar o desde el inicio escolar de ella, no fue nada buena al principio. Fue una constante lucha hasta lograr una verdadera inclusión para ella. Al principio le hacían discriminación o le ignoraban por completo, como si fuera una mosca en la pared. Estaba en el salón, pero no estaba haciendo nada. No era parte del grupo, solamente estaba en un rincón, totalmente dejada de lado. Fueron momentos de mucha lucha y frustración, tanto para mi hija como para mi familia. Entonces, tuvimos que hacer una denuncia formal en el ministerio de Educación.
Una vez hecho la denuncia formal, recién pudimos llegar a una verdadera inclusión para mi hija. Este año ya está en su sexto grado de educación escolar básica. Está a punto de terminar su sexto. La verdad es que puedo decir que está avanzando súper bien. El profesor de este año se ha metido de lleno para poder lograr que ella pueda leer y escribir, que todavía no llegamos a eso a causa de que no hacían nada en los demás grados. Como he dicho, era totalmente discriminada e ignorada, prácticamente.
Y acá le vamos a preguntar a Jazmín, ¿cómo le hizo sentir eso? (SE DIRIGE A JAZMÍN) ¿Cómo te hizo sentir cuando tu profe te dejaba a un lado o no te daba tareas como a tus compañeros? ¿Cómo te hizo sentir eso?
(JAZMÍN) Me hizo sentir avergonzada, triste. Quería llorar cada rato. Le dije a mi mamá que ya no podía y mi mamá hizo todo lo posible para mí. Ahora estoy feliz con mi nuevo profe. Ya estoy en sexto grado. Me encantan mis amigos nuevos, me encanta también mi profe. Mi profe es muy exigente, la verdad.
(Risas)
Por eso, a mi profe quiero que sea muy exigente conmigo.
(NANCY) Y bueno, esa es nuestra experiencia con este nuevo profesor que, como dice, es exigente con ella, pero exigente en el sentido de que pone a prueba hasta donde ella pueda llegar. Sabemos que ella puede más. Muchas gracias por habernos escuchado.
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TESTIMONIO 29 - MARLENE (ARGENTINA):— Hola, soy Marlene Álvarez, directora de la escuela número 12 de Rada Tilly, Chubut, Argentina.
Quería contar un poco una experiencia concreta sobre inclusión en la escuela. Cuando llegué a esta escuela, en el año 2022, me encontré con que los niños y las niñas no tenían un proyecto pedagógico individual. Estaban con informes que no estaban trabajados dentro de la escuela.
Cuando empiezo a indagar, me doy cuenta de que los docentes desconocían también todo lo que correspondía y no todas las herramientas para poder, realmente, incluir y hacerlo en un proyecto pedagógico individual en la escuela. Entonces, lo que hicimos fue trabajar en conjunto con las redes de acá, de la comunidad, especialmente con la municipalidad. Buscamos una escuela especial privada, que nos pudo ayudar tanto para hacer este proyecto pedagógico individual para una estudiante llamada Bianca, que tiene síndrome de Down. La escuela especial privada vino a ayudarnos a hacerlo.
Lo que se hizo, también, fue una capacitación a todo el personal de la escuela. Frente a esto, el diagnóstico que se podía hacer era justamente esto: la falta de formación docente para poder armar los proyectos, atender y dar respuestas a todos los niños y las niñas con discapacidad que había acá, en la escuela 12.
Fue muy fructífero. Ahora, los docentes están mucho más comprometidos. Después, al otro año, acá, en Roda Tilly, se logró hacer una capacitación con esta escuela especial privada, Voces, con todas las docentes de la comunidad a través de la municipalidad. Así que fue muy positiva esta intervención.
Bueno, esto era algo para contarles. Seguimos trabajando en esto.
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TESTIMONIO 30 - MARIELA (ARGENTINA):— Hola, ¿qué tal? Mi nombre es Mariela Castro, docente de Lengua y Literatura y asistente pedagógica de escuelas públicas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
La experiencia que les quiero comentar hoy es, primero, contarles que también soy mamá de una adolescente transgénero y que, a partir de mi experiencia personal, comencé a formarme en ese terreno para hacer acompañamiento en las escuelas, particularmente las públicas, de estas trayectorias, que no siempre son incluidos o incluidas, por lo que, a veces, cuesta mucho acompañar. Teniendo en cuenta el posicionamiento docente y la falta de formación que tenemos en cuestiones de género.
Son adolescencias que necesitan, también, ser vistas y acompañadas en sus trayectorias. En algunos casos, son trayectorias que, además, están haciendo armonización, lo que también influye mucho en el día a día de nuestros y nuestras estudiantes.
Es un trabajo que se hace muy a poco, donde se aprovechan las jornadas de Educación Sexual Integral y muchos otros espacios que las escuelas generan para tener redes de apoyo, teniendo en cuenta que no siempre las familias son redes de apoyo para esta población, lamentablemente. Son los casos menores donde las familias acompañan.
Así que, bueno, les agradezco mucho la escucha. Gracias.
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TESTIMONIO 31 - LUCÍA (PARAGUAY):— Hola, yo soy Lucía, mamá de Belén, de 11 años.
Belén está en uno de los colegios más tradicionales de Asunción y más grandes. Mi experiencia en el colegio hasta ahora tiene sus cosas buenas y sus cosas malas. Creo que va empeorando un poco a medida que va avanzando en grado, por los desafíos y por la falta de preparación del colegio en sí, la verdad.
Lo bueno que destaco de toda esta experiencia son los compañeros que están ya desde el kínder con ella y aprendieron a estar con ella, a crecer con ella, a entenderla y apoyarla incondicionalmente. La experiencia como colegio, más que como colegio, sería una experiencia por grado, porque depende muchísimo de las profesoras que nos tocan, de la empatía que le pone cada profesora y del equipo técnico, ya que va cambiando de acuerdo al ciclo que tenemos en el colegio. Tuvimos años en los que nos tocaron profesoras geniales y años como este, que nos fue muy difícil porque no mostraba empatía, ni llegar a Belén, ni tener una relación con ella. Para mí, hoy, la profesora no existe para ella, la profesora de apoyo es su profesora. Es difícil, también en esta época, el tema del cambio de Belén de los 11 años a 12 años. Es muy difícil. El equipo técnico no nos está acompañando, pero más que nada porque no están capacitados. Tenemos reuniones, pero ellos no saben qué hacer. Es lo que yo siento. Tampoco estoy de acuerdo con que el colegio te haga firmar una carta de compromiso para poner a una profesora sombra. Un colegio tan grande como el que va a Belén debería tener la capacidad de tener esa disponibilidad personal y, también, salas sensoriales, otras formas de apoyo, otros profesores que puedan empatizar más con ellos y poder retirarlos cuando hay crisis. Ahora, simplemente me llaman y [me dicen] que la retire del colegio, que eso simplemente es un reforzador de mal comportamiento.
Básicamente, esa es mi experiencia como mamá de Belén. Puedo decir que tuvimos buenísimos profesores con buenísimos equipos técnicos por momentos. Y que, ahora, estamos en una etapa muy difícil y, ojalá, podamos seguir adelante. Vamos a ver hasta cuándo seguimos con esto, porque da un poco de miedo. La verdad es que me llega a cuestionar hasta cuándo podría Belén seguir en el colegio.
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TESTIMONIO 32 - JULIA (PERÚ):— Hola, soy Julia Alayo, de Lima, y mamá de Gabriel, de seis años.
Iniciamos nuestro camino a la educación inclusiva cuando Gabriel fue al jardín 3. De hecho, nos dieron facilidades en el nido y fue una experiencia bonita. Sin embargo, hacia fines del año pasado, nos indicaron que íbamos a necesitar una maestra sombra porque había tres niños más que tenían necesidades educativas especiales. Y la norma, según entendían, decía que eran solamente dos niños los que debía haber por aula. Pero ahí hubo un error, porque son dos niños como mínimo y no como máximo.
Los papás pudimos entender que, ahí, había un tema de temor ante lo desconocido, que no habían atravesado en el nido esa situación antes. Decidimos trabajar en equipo los padres, los terapistas y la maestra. Semana a semana nos iban enviando lo que se iba a realizar en el niño y se iba trabajando en las terapias sobre los ajustes. También, en casa, iban direccionando nuestros esfuerzos hacia el mismo aprendizaje.
Ahora sabemos que la miss ya no necesita, realmente, tanto apoyo para hacer los ajustes; ella sola los está logrando. Las clases son dinámicas y todos los niños del aula aprenden cada uno a su ritmo a según su capacidad. Esta vez, hemos notado que no solamente la maestra aprendió, sino que hacia delante, ella sabe que lo logró y que ya tiene la experiencia para poder lograr hacer los ajustes que se necesiten porque pudo lograrlo con nuestros hijos.
Finalmente, todos ganamos. Gracias.
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TESTIMONIO 33 - JOSUÉ (PERÚ):— Soy Josué Risco. Tengo 24 años. Terminé la primera en el colegio San Juan Macias. En la primaria, viví momentos felices, pero también momentos tristes. Algunos compañeros me hicieron bullying, pero otros me ayudaron.
Mis compañeros y profesores no estaban preparados correctamente para una persona con síndrome de Down. No estudié secundaria porque mi familia tenía miedo de que me hicieran bullying otra vez.
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TESTIMONIO 34 - GASTÓN (ARGENTINA):— Soy Gastón D’Ángelo, papá de Oliverio.
Oliverio transitó por varias escuelas tradicionales y no tuvimos resultados en cuanto a su escolarización. Siempre se buscaba comunicarse con Oliverio, que Oliverio respondiera o evaluarlo a través de la oralidad o de la escritura manual, herramientas que Oliverio, por una cuestión motora, no puede hacer. Su motricidad fina le impide el habla y el grafismo manual.
Hoy, Oliverio está felizmente escolarizado en una escuela especial. Y digo ‘felizmente’ porque es una escuela en la que él se siente a gusto y que habita a gusto. En la que va contento, permanece toda la jornada y vuelve contento a casa.
Como familia, tuvimos la tarea de alfabetizar a Oliverio, a través del señalamiento en letras en un teclado. Esa cuestión motora la puede hacer, puede señalar letras y armar palabras y frases. Gracias a eso, el mundo le está conociendo.
Creo que es obligación de los docentes buscar la forma de alfabetizar como sistema de comunicación universal para las personas que no tienen habla. Teniendo en cuenta que, hoy, las tecnologías a través de la alfabetización le permiten estar conectado con el mundo.
Creo que, todavía, los cambios más importantes en educación, afortunadamente, viven dentro de cada docente. Buscar el método correcto con el alumno indicado, en el momento oportuno, para alfabetizar, le abre un mundo de comunicaciones, que es un derecho humano que debemos respetar y trabajar por garantizarlo.
Creo que no hay escuela perfecta. No hay una escuela Waldorf o Montessori, pública o privada, matutina o de tarde, que sea ideal para un alumno. La diferencia la hacen las personas y la hacen los docentes. Este es mi mensaje para este espacio de formación y difusión en prácticas educativas.
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TESTIMONIO 35 - DELFINA (ARGENTINA):— Hola, soy Delfina y mi hijo Rosendo, de 17 años.
Desde el jardín, está incluido en escuelas comunes. Nuestras experiencias no han sido del todo buenas. En el jardín de infantes ya nos dijeron que la escuela que habíamos elegido quería excelencia académica y [Rosendo] no entraba en los cánones que ellos pretendían.
Después, en la primaria, estuvo siete años en una escuela con una aparente inclusión. Digo ‘aparente’ porque siete, ocho, nueve en la libreta, Velocidad de Procesamiento de Información (VPI), maestra de apoyo…, pero cuando estaba por terminar la escolaridad, en plena pandemia, nos dicen que Rosendo no estaba a nivel para pasar a secundaria. Nos opusimos y les mostramos las leyes, la peleamos y les hicimos ver que lo que no había estado a nivel había sido la institución, porque a Rosendo lo había dejado a la deriva durante esos siete años.
Pasó a secundaria y aquí, nuevamente, fue y es una lucha. Está en cuarto año de una escuela agrotécnica y nada. [En la escuela] Nunca se abrieron a que la familia y el equipo les ayudemos. Ellos decían saber hacer todo, pero todos los años, nuevamente, hay que recordarles cómo adaptar, cómo hacer el PPI. Este año, le sacaron la materia troncal de la carrera porque decían que no podía abstraer y demás. El fin de esto es para que Rosendo no obtenga el título y certifique.
Pienso que la escuela común no está preparada para incluir, lamentablemente.
Ahora mi sueño es terminar el colegio, ir a la universidad y trabajar para ayudar a mi familia. Gracias.
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TESTIMONIO 36 - CLAUDIA (CHILE):— Hola, soy Claudia, de Chile.
Cuando tengo que hablar de mis alegrías, creo que una de las más grandes que he tenido en educación inclusiva fue la manera con la que nos recibió el colegio Institución Teresiana. Que mire a nuestro hijo y no el diagnóstico que tiene. Que entre en el colegio y nadie se dé vuelta, se ponga a mirarlo o ponga ciertas caras por su condición. Creo que esa ha sido una de las más grandes alegrías. Ser uno más.
Cuando tengo que hablar de mis dolores, quizás son más. Es esa mamá que, quizás, todo el mundo la felicita, que es una grande, pero nadie quiere cerca. Nadie quiere estar en su lugar.
Otro dolor puede ser cuando veo a mi hijo pasearse por el recreo solo. O preguntarle a qué jugó y me dice que se fue a la biblioteca. Cuando lo veo que en educación física tiene un peto puesto y jamás le va a llegar el balón. Cuando todo el tiempo sus compañeros le ponen al arco. O hablas con una familia, necesitas de su apoyo, y la familia te ignora. Que la inclusión se remita solamente a que su hijo comparta un espacio físico con el mío. Que si le invitan a algún lugar, es como que le están haciendo el favor de invitarlo.
Saludos.
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TESTIMONIO 37 - ANA SOPHIA (BRASIL):—
(ANA SOPHIA) Oí. Meu nome é Ana Sofia Pagni. Tenho 16 anos e frequento escola. Tenho amigos…
(VOZ 1) …Na escola regular?
(ANA SOPHIA) Regular.
(VOZ 1) Desde que você começou?
(ANA SOPHIA) Sim.
(VOZ 1) E me diga uma coisa. O que mais te deixa alegre na escola?
(ANA SOPHIA) Ah, quando eu estou com a auxiliar ou amigos.
(VOZ 1) E você tem muitos amigos?
(ANA SOPHIA) Tenho muitos amigos.
(VOZ 1) E parte dos seus amigos têm alguma deficiência?
(ANA SOPHIA) Não! O João Paulo tem.
(VOZ 1) Então, quantos mais? Mas você já estudou com vários estudantes que tinham deficiência, não?
(ANA SOPHIA) Sim!
(VOZ 1) Tinham síndrome de Down como você ou eram surdos…
(ANA SOPHIA) Surdos também.
(VOZ 1) Estavam no espectro autista?
(ANA SOPHIA) Também.
(VOZ 1) Ah, que legal! O que te deixa triste assim no processo…
(ANA SOPHIA) Quando não querem almoçar comigo, quando eu não ganho alguma coisa que eu quero…
(VOZ 1) E você estudou sempre nessa escola que você está agora?
(ANA SOPHIA) Não.
(VOZ 1) Na escola que você estava antes, você saiu por quê?
(ANA SOPHIA) Porque eu me sentia triste, excluída e queria sair da escola.
(VOZ 1) É? E é muito puxado assim, tem muitas atividades…
(ANA SOPHIA) Sim! Pelo amor de Deus!
(VOZ 1) Se sente um pouco cansada?
(ANA SOPHIA) Sim.
(VOZ 1) Você percebe que tem assim, é... como se diz… adaptação curricular? Você tem auxiliar, não tem?
(ANA SOPHIA) Tenho auxiliar.
(VOZ 1) E ela te ajuda bastante?
(ANA SOPHIA) Ajuda.
(VOZ 1) Ah, que bom! Em algum momento, você se sente assim, na escola atual, excluída ou se sente mal na escola?
(ANA SOPHIA) Não.
(VOZ 1) E quando você tem aulas que são muito difíceis assim, o que você costuma fazer?
(ANA SOPHIA) Aí, sim, eu mato aula.
(VOZ 1) Ah, você mata aula?
(ANA SOPHIA) Quem não mata aula, né?
(VOZ 1) Você sai fora da aula daí?
(ANA SOPHIA) (RI) Saio.
(VOZ 1) Ah, entendi, muito bem.
(ANA SOPHIA) Matemática é uma coisa difícil, né? Ninguém gosta.
(VOZ 1) Ah, entendi.
(ANA SOPHIA) Mas infelizmente tem que frequentar, né?
(VOZ 1) Tá certo então. Muito obrigado, Ana.
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TESTIMONIO 38 - ANA LAURA (ARGENTINA):— Hola, soy Ana Laura Calí, de Río Colorado, provincia de Río Negro. Allí realicé la mayoría de mis estudios.
Pasé por el jardín maternal, el preescolar, la escuela primaria y la escuela secundaria. En la escuela primaria, tuve a partir de tercer grado la ayuda de una psicopedagoga. En la secundaria, tuve la ayuda de una profesora de apoyo para algunas materias.
Años después, me recibí de guía de turismo en el instituto Lenguas Vivas de la ciudad de Biedma. Tener que irme lejos de casa, donde nadie me conocía, era más difícil. Y que mis compañeras supieran que podía ser una más del grupo. En todos estos años, siempre tuve una muy buena relación con los docentes. Pude hacer compañeros y tener un grupo de amigos. Cuando necesité ayuda, la tuve. Y cuando pude ayudar, lo hice. Fue una experiencia inolvidable.
Mis mayores alegrías fueron en el secundario y el terciario. Poder irme de viaje de fin de curso a Bariloche durante diez días con mis compañeros. Y logrado el título que me permitió trabajar actualmente para la provincia de Río Negro, en la oficina de turismo de Río Colorado, que está sobre la ruta 22.
Gracias.
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