Instantánea del workshop «Orienta», realizado en Málaga. Vista lateral de un grupo de personas, con y sin discapacidad, sentadas en una sala o auditorio. Una mujer sostiene un micrófono y parece dirigirse al resto de las personas durante su intervención. A su alrededor, todo el grupo presta atención.

WorkshopOrienta: Nuevas miradas en la orientación escolar, para la infancia y contra la segregación

Resumen: Un encuentro de trabajo que pretende la comunicación igualitaria de dos colectivos (profesionales de las escuelas y familias con hijos e hijas escolarizados), con el objeto de realizar una evaluación preliminar de la experiencia de la orientación en las escuelas del estado español, que tienen que ser inclusivas. Para ello se convoca a un día intensivo de asambleas, exposiciones y talleres a personas implicadas en la inclusión educativa, que finalizará con líneas estratégicas para seguir trabajando por la transformación necesaria de las escuelas.

El WorkshopOrienta es un encuentro de trabajo celebrado en la Universidad de Málaga el día 24 de febrero de 2018, con la pretensión de establecer una comunicación igualitaria de dos colectivos (profesionales de las escuelas y familias con hijos e hijas escolarizados), y el objeto de realizar una evaluación preliminar de la experiencia de la orientación en las escuelas del estado español, que tienen que ser inclusivas. Para ello se convocó a un día intensivo de asambleas, exposiciones y talleres a personas implicadas en la inclusión educativa, que finalizaría con líneas estratégicas para seguir trabajando por la transformación necesaria de las escuelas. De hecho, este trabajo ha sido germen de muchas acciones desarrolladas a lo largo de los años siguientes por diferentes personas y colectivos.

El Workshop no fue un curso ni un congreso. No fue concebido como un evento al que unos asisten como oyentes y otros exponen. El WorkshopOrienta fue un encuentro de trabajo colaborativo, en el que Fue un encuentro presencial, pero también hubo un papel fundamental desarrollado a través de quienes no pudieron participar físicamente. El encuentro estaría dividido en sesiones plenarias (asambleas) y talleres por grupos en las que se desarrollarían las líneas generadas en las asambleas. Las sesiones plenarias fueron transmitidas en directo en streaming, por lo que todo el mundo que lo deseó pudo seguir lo que en ellas ocurría, excepto en los talleres. En encuentro llegó a ser trending topic en Twitter gracias a toda esta participación.

Cartel de 'Workshop Orienta: Nuevas Miradas en la Orientación Escolar'. Accede a la descripción completa en el texto que acompaña.
Dossier del Workshop

Pero hubo algo más. Durante las semanas previas al encuentro, tras una convocatoria abierta, se fueron generando y publicando videos de unos 3 minutos en los que las participantes esbozaban sus historias de escolarización, y contaban un dolor y una alegría asociados a ella, describiendo el papel jugado en ella por la Orientación. Quisimos que el dolor y la alegría, que tienen nombre y apellidos, tuvieran espacio en el encuentro, porque necesitamos saber qué viven el alumnado, las familias y los profesionales en las escuelas.

De esta forma, las personas no asistentes generaron el contexto del propio encuentro presencial, y participaron a través de twitter en las sesiones de trabajo. Las sesiones fueron extraordinarias.

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(Suena la canción Centro , de Pedro Pastor)

Audiodescripción [AD]: Créditos iniciales. Dedicado a todas esas personas que desean cambiar el mundo. Por una escuela inclusiva.

La cámara enfoca la mirada de varias personas jóvenes, seguido de una toma desde el interior de un coche en la autopista, dirigiéndose hacia Málaga.

Voz 1 (v.o.):— Va a venir gente de muchos sitios: familias, orientadores, personas que tienen cosas que decir, que han vivido y sentido en sus pieles las secuelas de la escuela.

Audiodescripción [AD]: Vista posterior de una persona de cabello largo y castaño que se dirige hacia la entrada de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad de Málaga. Al entrar, la cámara se detiene en el vestíbulo, donde hay algunas personas.

Voz 1 (v.o.):— Pero, ¿y qué puedo hacer yo allí?

Audiodescripción [AD]: La secuencia comienza en un aula o sala vacía de la universidad, con una mesa central y sillas para las personas asistentes. La sala se llena, rápidamente, de personas que asisten al workshop, muchas de ellas tomando asiento.

En primer plano, Nacho Calderón se prepara, organizando sus papeles en una mesa. A su lado, una persona adulta parece observarlo. La escena alterna con tomas de los asistentes interactuando entre sí.

A continuación, se muestra un primer plano de un juego de letras de colores sobre un fondo blanco. Las letras se van reordenando para formar las palabras ‘Juego', 'Emoción', 'Unidos', 'Constancia', 'Arte', 'Mirada', 'Ser', 'Personas' y 'Un mismo lenguaje'. Finalmente, las letras se juntan formando un corazón.

La secuencia continúa con una serie de escenas rápidas que ilustran las siguientes palabras clave de la canción de fondo, visibles en pantalla: 'Siguiéndote', 'Libertad', 'Poder', 'Abrir las puertas', 'Invitar', 'La humanidad más animal', 'La mente abierta', 'La piel dispuesta', 'Las alas puestas'.

Entre las escenas:

  • Primer plano de rotuladores sobre una mesa cubierta de papel blanco.
  • Jóvenes jugando con globos y las palabras.
  • Planos detalle expresivos de jóvenes haciendo muecas.
  • Una niña con un globo rosa.
  • La palabra 'juntas' formada por letras de madera de varios colores.
  • Planos de jóvenes corriendo, mostrando una tiza, jugando a la rayuela, compartiendo abrazos y sonrisas.
  • Un dibujo hecho con rotulador de figuras dándose la mano.
  • Un campo de margaritas.
  • Una persona adulta con una joven a caballito sobre su espalda.
  • Vista inferior de una persona joven bajando unas escaleras saltando.
  • Primer plano de una joven apoyando su cabeza en la de un perro.
  • Jóvenes sentadas con globos y snacks, pintando o escribiendo mensajes de inclusión.
  • Las palabras 'todos, todas' formadas por letras de madera de varios colores.
  • El cielo, despejado con ligeras nubes.
  • Primer plano de alguien formando la frase «Escuela inclusiva» con letras de papel.

Finaliza la secuencia con un efecto visual de rebobinado rápido, que muestra todas las escenas en sentido inverso, terminando en las personas que aportan sus testimonios.

(Melodía suave de piano)

Persona 1:— Me llamó la orientadora del centro para decirme que, claro, lo ideal sería que el año siguiente repitiera porque «estos niños»… Frase mítica donde las haya. Creo que me la voy a poner de epitafio en mi tumba: «Aquí yace la madre de uno de estos niños». (Tono sarcástico).

Persona 2:— Siempre creí que una etiqueta, que es lo que les ponen a nuestros hijos, era para ayudarlos a avanzar el máximo, pero ahora he descubierto que no, que la etiqueta es para estancarlos y apartarlos.

Persona 3:— No permito, no lo permito más, que se cuestione la constancia, el trabajo, el esfuerzo y que se les desvalorice.

Persona 4:— Yo rogaría a los Servicios de Orientación que nos dejen ser profesionales en lo que somos nosotros, que es en ser padres de estos niños.

Persona 5:— Esa es la diferencia: la actitud. Los medios son importantes, pero la actitud lo es muchísimo más.

Persona 6:— ¿Qué ha ocurrido para que esos niños que no veían ninguna diferencia entre ellos y su compañero con discapacidad, qué ha ocurrido para que les ignoren y no sientan que forman parte de su mundo?

(Música de piano suave)

Audiodescripción [AD]:— Testimonios de las personas asistentes al workshop se intercalan con primeros planos de jóvenes frente a la cámara, a quienes les pegan etiquetas, como por ejemplo 'Incapaz'.

Persona 7:— Porque mi hijo no existía. No era Nico. Era una etiqueta que ellos necesitaban poner por un trámite administrativo.

Persona 8:— Siempre la queja ha sido: «Tu hijo no es capaz de…»

Persona 9:— La orientación, la educación, en general, son mejorables. Cada uno desde su parcela.

Audiodescripción [AD]: La cámara recorre los pasillos vacíos de la facultad.

Persona 10 (Nacho Calderón - N.C.):— Yo creo que, esta mañana, una de las cosas que se ha hablado es que las AMPAs, por ejemplo, las tenemos dejadas. Y es verdad: las tenemos dejadas.

Persona 11:— La Educación Inclusiva, que es un derecho, eso lo digo yo como abogado, como los que venimos de ahí enfrente [la Facultad de Derecho], es un derecho, pero es un derecho que no se cumple. Que no se cumple.

Persona 10 (N.C.):— Ya está emitiendo en directo.

(Música)

Audiodescripción [AD]: Fragmentos de momentos ocurridos durante el transcurso del workshop.

Persona 12:— Nosotros, y la Administración, los profesionales, tenemos la obligación de que ese derecho se cumpla.

Persona 13:— Que cambie la mirada de ver a personas incapaces, personas con etiquetas, hándicap, dificultades… a ver simplemente personas.

Persona 14:— Habría que cambiar el uso del lenguaje.

Persona 15:— No creo, perdón, por mi trabajo en el diagnóstico sobre papel. Creo en el trabajo diario en el aula, bien hecho.

Persona 16:— Entonces, la única manera de hacernos fuertes es que nos unamos y que la información llegue a todos los padres.

Persona 17:— ¿Qué vais a hacer a partir del lunes los orientadores y profesores? Eso es lo que yo quiero oír hoy aquí. Porque yo ya no tengo claro lo que tengo que hacer.

Audiodescripción [AD]: Primeros planos de jóvenes frente a la cámara, a quienes se pegan etiquetas en diferentes partes de la cara con palabras como 'Torpe', 'TDAH', 'Incapaz', 'Ciega'. A continuación, se retiran, rompen, estrujan o tiran estas etiquetas al suelo con una sonrisa (apreciación subjetiva).

Sobre un fondo blanco, una serie de etiquetas de colores con los textos 'No etiquetaje', 'Inclusión', 'Poder', 'Información para todos y todas', 'AMPA fuerte', 'Capacidades', 'Nuevas miradas', 'Humanizar', 'Unión', 'Justicia', 'No prejuicios', 'Invitar', 'Derechos', 'Cooperar'.

De nuevo, fragmentos de momentos ocurridos durante el transcurso del workshop.

Voz 1 (v.o.):— Pude opinar, pude aprender, pude estar, ayudar, mostrarme libre de expresar mis emociones… He podido hacer tantas cosas. Siendo maestro, profesora, padre o madre, abogado, pedagoga, persona. La educación es lugar de todos, y todos podemos aportar.

('Centro', de Pablo Pastor)

Audiodescripción [AD]: Sobre una pantalla negra, el texto «Comienza el trabajo…».

A continuación, se presentan fragmentos de momentos e intervenciones del workshop. Luego, aparece el mismo coche que se mostró al inicio, de vuelta.

Voz 1 (v.o.):— Ahora nos queda un camino donde seguir avanzando. Seguir construyendo y logrando el cambio social. Donde la escuela sea de todos y para todos. Donde todos los lenguajes, miradas y corazones tengan cabida. Una escuela inclusiva.

Audiodescripción [AD]: Fragmentos de momentos e intervenciones del workshop. A continuación, capturas de menciones del workshop en diversos medios, incluyendo blogs, Twitter e Instagram

Créditos finales. Un mismo lenguaje. Dirección: Ignacio Calderón, Lucía María Parody, María Trujillo. Guion: Esther Polo. Producción: Miguel Moreno, Yolanda Ortega. Cámara: Joaquín Barba, Eva Blancbois. Tema principal: Pedro Pastor, Centro . Música utilizada. Beautiful background, Lightning Traveler, Royalty Free Music (Bensound), Creative Minds.

Participantes: Silvia Abolafia, Silvia Aguilar, Andrea Alfaro, Ana Angulo, Juan Carlos Aquino, Sandra Arjona, Joaquín Barba, Rosario Barea, María Dolores Berenguer, Eva Blancbois, Jorge Bueno, Ignacio Calderón, Alejandro Calleja, Irene Carranza, Hermelinda Casaña, Marian Chasco, María José G. Corell, Sonia Díaz, Beatriz Domene, Esther Domínguez, Susana Fajardo, Diana Farzaneh, Ana Gallardo, Loida García, Macarena García, M. Francisca García, Miriam Valle Garcia, Olga Gave, Maite Gavilán, Cristóbal Gómez, Arasy González, Natividad González, Alicia Gracia, Rafaela Guardiola, Antonio Guerrero, Catalina Herrero, María Elena Jiménez, Belén Jurado, Inmaculada Laguna, Concepción Lis, Lucia Loma, María Luz López, María Victoria López, Marina López, Raúl R. López, María Victoria Lupiáñez, María Cristina Marcos, Antonio Alberto Márquez, Estela Martín, Isabel Martínez, Sonia Mateos, Carmen Mates, Mirela Maximet, Carmen Máximo, José Luis Melero, Karina Milici, Alba Milla, Mirian Miranda, María Teresa Mora, Carmen Morales, Carmen Moreno, María José Moreno, Miguel Moreno, Ascensión Muñoz, Inmaculada Concepción Orozco, Yolanda Ortega, Aleida Orviz, Lucía María Parody, Belén Pascual, Mariano Pastor, Fran Pereña, Águeda Pérez, Susana Pérez, Pedro Piña, Esther Polo, Almudena Prats, Noemí Preciado, Cristina Puyo, Virginia Ramos, María Teresa Rascón, Marta Recarte, Ana Robles, Cristina Robles, Juan Carlos Rodríguez, María José Romero, Rocío Rosas, Paloma Ruiz, Rocío Salcedo, Marta Sánchez, Pedro Sánchez, María Eva Santiago, Miguel Serrano, Ana María Solsona, María Trujillo, Francisco Claudio Urbano, Fernanda Valdés, Aleix Vicente, Juan Antonio Vicente, Manuel Villalobos, Isabel Yagüe, Ainhoa Yáñez, Carmen Zunilda.

Esa rabia era rabia emocionada y tensionada, pero a la vez era una llamada sosegada y relajada al cambio, sin ánimo de ofender, sin espíritu violento.
Íbamos tomando conciencia de colectivo con cada relato y con cada experiencia que se contaba. Al mismo tiempo, iba cogiendo forma la idea de que nuestra condición biológica no es el problema, sino la “excusa” para mantener un sistema que se alimenta con la segregación.

El dolor y la alegría tienen nombre y apellidos

Este conjunto de testimonios fue el dinamizador inicial del workshop. Se trata de una serie de videos breves en los que se esbozan historias reales, con emociones vividas y el papel que ha jugado en ellas la Orientación Escolar. Este conjunto de recursos audiovisuales muestran que ese dolor y esa alegría en las escuelas tienen nombre y apellidos. De esas emociones nacen valiosas reflexiones y acciones.

[Para visualizar los videos, haz clic en las imágenes]

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Hola, mi nombre es Paula y soy mamá de tres niños. Los tres acuden a un colegio ordinario y uno de ellos ocupa una plaza de necesidades específicas de apoyo educativo. El que la ocupa se llama Héctor y tiene un diagnóstico de trastorno del espectro autista. Tardó muchísimo en hablar, y, a día de hoy, todavía le cuesta mucho. Cada vez dice más palabras, pero le cuesta. Sin embargo, está en 2° de Primaria con sus apoyos.

Un apoyo fundamental para nosotros es la cuidadora. Es casi el engranaje fundamental para que Héctor esté en la escuela ordinaria. Pero a nivel académico, por ejemplo, Héctor difiere poco de sus compañeros: sabe leer, sabe sumar, sabe escribir, escribe sus propias historias… Entonces, yo soy consciente de todas las cosas positivas. Incluso Héctor acude, por fuera, a actividades de música, a ludoteca, y todos son capaces de ver las cualidades positivas, y a veces desde los equipos de orientación, yo lo que noto es que lo que intentan transmitirnos es todo lo que ellos no son capaces de hacer, más que lo que son capaces de hacer.

Y yo pienso que habría que potenciar o dar herramientas para superar todos esos hándicaps que tienen, más que contarnos lo que nosotros ya sabemos: que no puede hacer esto, que no puede hacer aquello… Y mucho menos ya, de decirnos: «No son capaces de…» Si él a estas alturas ha hecho todo lo que ha hecho es porque se puede hacer. Y porque tiene un mérito enorme. Entonces, ha contado con dos tutoras extraordinarias. Siempre estamos dependiendo de la calidad profesional que le toque, en cualquier centro y cualquier niño.

En nuestro caso, la suerte ha estado de nuestra parte y no sabemos cómo va a ser el futuro ni nuestro día a día. Lo que tengo muy claro es que no hay ningún centro que no sea ordinario en donde Héctor pueda aprender más de lo que está aprendiendo. Lo que sí que sería una pena sería que le quitasen la posibilidad de estar con lo que es hoy algo fundamental para nosotros, que es el grupo de referencia: esa clase que es un ejemplo de convivencia, que nos da lecciones todos los días, y que es un poco lo que a mí me da energía cada día.

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Hola a todos y a todas. Mi nombre es Susana Ortigoso García y soy psicóloga clínica en una Unidad de Salud Mental que depende del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga. Mi relación con la Orientación Educativa está determinada por la cantidad de niños —cada vez más— que nos llegan a los equipos de salud mental por quejas o problemas surgidos en el entorno educativo. Muchas veces, son niños que ya vienen con una valoración psicopedagógica realizada, en donde se mide todas las dificultades que ese niño presenta a nivel psicopedagógico.

El problema fundamental es que, creo, en respuesta a la época que estamos viviendo, donde todas las cuestiones se están centrando en el cerebro, en cuestiones orgánicas, de neurotransmisores, etc. Las personas vienen ya con la certeza de lo que les ocurre, y esa certeza pasa por siglas diagnósticas. Siglas como son el TDAH, el TEA, el Trastorno Desafiante Oposicional, etc. La preocupación fundamental viene dada porque son diagnósticos que no dicen nada de lo que le está pasando a ese niño, no dicen nada de su sufrimiento. Sí dicen mucho de lo molestos que esos niños pueden ser para los adultos, incluyo a los padres y a las madres, a los profesores, fundamentalmente a los adultos.

Son siglas diagnósticas en las que no se tiene en cuenta la influencia de esta época, la influencia de las crisis de los adultos, las dificultades que existen en el entorno educativo, en el sistema y en las propias escuelas. Son etiquetas diagnósticas que se ponen con base en listados de síntomas, y donde las diferencias se acaban patologizando. Sí es cierto que en estos años he podido hablar con orientadores; actualmente estamos teniendo reuniones periódicas, no todo lo a menudo que seguramente nos gustaría, pero con algunos orientadores educativos. Y sí, es verdad que cuando nos ponemos a hablar del caso a caso, y de qué le está pasando a ese niño, podemos dar un sentido a las dificultades que presenta, y otros caminos se hacen posibles.

Y bueno, fundamentalmente esto. La idea de este encuentro que se va a tener en la Universidad de Málaga me parece fantástica; hace años que sueño con un encuentro a gran escala entre Salud Mental y Educación, y bueno, aquí va mi granito de arena.

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Hola, soy María Luisa, madre de Ángel. Mi hijo nació en los 80 y solo pudo asistir a la escuela ordinaria durante la etapa infantil. Recientemente, me ha llegado la carta de una orientadora, Macarena, cuya reflexión me ha conmovido y reconfortado, quizás porque siempre la soñé y, sobre todo, porque representa esperanza para otras madres.

Este año he cambiado mi rol educativo como orientadora de la etapa de Secundaria a Primaria. Aun en febrero, sigo en un estado de «choque de realidad» con muchísimas situaciones que me han impresionado y continúan haciéndolo. Desde que los niños se incorporan a los tres años, lo hacen desde una ruptura del apego: desde el llanto a un espacio basado en normas absurdas e inflexibles. Se les demandan aspectos para los que no están preparados ni maduros, y ya se incorporan a un espacio hostil que no se ajusta a sus necesidades e intereses. Ellos necesitan movimiento, descubrir, investigar…

Y así se empieza a forjar ese espacio que llaman escuela, donde cada día menos se atiende a las necesidades de los niños, se deshumaniza a las personas y se mercantiliza todo. Y así seguimos, con prácticas basadas en la desigualdad, marcando la diferencia como algo negativo, señalando a los niños que no se ajustan a la norma y con una demanda continua para etiquetar a los niños y que salgan mucho de clase. Así sigue primando la homogeneidad.

Y suma y sigue. Con una Administración mercantilizada, centrada en números y en economía, no en proporcionar recursos adecuados a cada situación. Y un sistema informático rígido, con dictámenes encasillados, categorías cerradas, tipificaciones encorsetadas y unas modalidades de escolarización que, de las cuatro que hay, tres son segregadoras y excluyentes.

Y me encuentro con mentalidades bloqueadas por el miedo. Cuesta mucho trabajo salir de las zonas de confort. Y familias desesperadas porque sus hijos reciban una educación de calidad. La orientación se comprende como un instrumento diagnosticador, y eso nos exige una Administración que no ofrece los medios y recursos necesarios.

Y en todo este maremágnum, no paro de cuestionarme: ¿quién soy yo para emitir dictámenes y juicios? ¿Cómo favorecer espacios y tiempos más integradores y humanos? ¿Cómo modificar los sistemas de creencias para apostar por la idea de que cualquier persona «puede»? Y entro en continuas contradicciones con lo que se espera que yo haga, con lo que debo hacer y con lo que realmente me gustaría hacer. Y así navego en este mar de contradicciones, buscando nuevas islas en las que reinventarnos…

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Hola, soy María Luisa, madre de Ángel. Mi hijo nació en los años ochenta, y su experiencia educativa en la escuela ordinaria se limitó a la etapa infantil. No voy a hablar del dolor que supuso para mí aceptar que la escuela no se adaptaba a las necesidades de mi hijo. En cambio, quiero compartir una anécdota que ilustra la naturalidad con la que los niños aprenden a convivir con las diferencias.

Mi hijo tendría 5 años y aquel compañero 3; era su cumpleaños. Le preguntó a su madre cómo debía entregarle a Ángel su caramelo, si envuelto o desenvuelto. Teniendo en cuenta que a esa edad los niños ya tienen ciertas habilidades manipulativas, su pregunta debió sorprender a su madre. Cuando ella entró en el aula con su hijo y vio a Ángel, se dio cuenta de la situación. Al salir, me comentó, un poco sorprendida, lo que acababa de suceder. Lo que sucedió no era sino uno de tantos milagros que ocurren a diario en las escuelas: niños que aprenden a convivir para estar juntos, que se conocen y quieren hacerlo, que se ayudan y actúan con naturalidad, y cuando tienen una necesidad, piden ayuda.

Me parece que esta es una oportunidad que no podemos desaprovechar, ni padres ni educadores, para enseñar valores que solo se aprenden con la práctica. Porque la solidaridad, la empatía, la comprensión, incluso esa ternura que muchas veces perdemos con la niñez, son fundamentales para que las personas, los niños, se construyan como seres humanos completos.

Y cuando se excluye a un niño del aula, no solo se comete con él una tremenda injusticia al privarle de un derecho fundamental, sino que también al resto de los niños se les priva de la posibilidad de enriquecerse con la diversidad y de construirse de manera completa. Porque solo somos seres completos cuando nos relacionamos con las personas. Con todas las personas. Gracias, y un abrazo.

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Hola, ¿qué tal? Soy Iris, y soy madre de un niño que tiene 10 años con diversidad funcional, física e intelectual. Se llama Manuel. Está aquí. Siempre hemos apostado por la educación inclusiva, pero ahora mismo Manuel está en un colegio ordinario pero en unas aulas de educación especial. Con lo cual, está cursando en Educación Especial, aunque está en un entorno de colegio ordinario.

La dificultad mayor que yo todavía percibo es tener que elegir entre la parte efectiva, la efectividad de la escolarización de mi hijo, de la enseñanza y el aprendizaje que pueda aportar la escuela a Manuel, y elegir entre el cuidado de su persona, el respeto de él como individuo. ¿Por qué tenemos que elegir? Muchas veces tenemos que elegir, por qué se nos plantea a nosotros mismos, yo me lo planteo todos los días. Yo tengo esa cuestión mía. No intento proyectar esta responsabilidad en otros. También yo me lo cuestiono: ¿por qué tengo que elegir entre la efectividad de que aprenda cosas, de que pueda desarrollarse de una manera eficaz, con respecto a estudios, resultados… y la parte del respeto a su manera de ser? La importancia de las relaciones que pueda generar en el cole, la importancia de ser escuchado, de que pueda participar, o no, simplemente respeto por estar ahí mismo…

¿Cómo podemos construir algo donde ambas cosas sean importantes? Porque yo creo que son importantes. El respeto a su lentitud, a ver cómo él se va expresando, cómo va aprendiendo a comunicarse, cómo se va construyendo como ser. Pero también es importante… el tiempo pasa y él se va haciendo mayor, y demanda aprender cosas, y demanda… ¿Cómo podemos llegar a ese equilibrio? ¿Cómo podemos juntar estas dos necesidades importantes para ofrecer a todos los chavales? ¿Cómo podemos ofrecer estas dos cosas, sin tener que, cuando elegimos una, olvidarnos de la otra?

¡Muchos besos a todos! Chao

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Soy Noelia, la mamá de Manu, de 9 años y con síndrome de Down. Mi experiencia con la orientación… pues nunca he tenido ninguna experiencia positiva. Mi primer contacto con un equipo de orientación fue cuando Manuel entró al colegio, con tres años recién cumplidos, y solo un mes después me llamó la orientadora del centro para decirme que, claro, lo ideal sería que el año siguiente repitiera porque «estos niños» empezaban con 4 años. «Estos niños», frase mítica donde las haya. Creo que me la voy a poner de epitafio en mi tumba: «Aquí yace la madre de uno de estos niños». Entonces, claro, como el mío había empezado con 3, pues necesitaba repetir tres años, porque así era mejor para él, para afianzar conceptos… Pero claro, como no era legal, pues lo ideal sería que estuviera matriculado en 4 años, pero iría con la clase de 3. Yo le dije que no. Que mi hijo, si estimaban oportuno que tuviera que repetir, que repitiera, pero como no era legal, pasaría a 4 años porque yo había decidido que entrara con 3 años. Entonces me dijo: Bueno, tú misma. Tú verás, haz lo que quieras, pero ten claro que cuando llegue a 5 años va a repetir. Llegaron los 5 años, se cambió el equipo de orientación y el equipo de orientación estimó que podía pasar a 1°.

En 3° nos encontramos con un tutor, que no tenía… Vamos, para esto necesitaríamos el metraje de “Lo que el viento se llevó”, para hablar del tutor en cuestión. Me pasaba más tiempo en la oficina del orientador que en mi casa. Y cada vez que iba, al principio de curso, todo eran buenas palabras, yo llevaba razón en todo: efectivamente, esa persona no era adecuada para mi hijo, lo trataba como no debía ser, lo trataba como a un mueble más en el aula… Mi hijo estaba manifestando comportamientos disruptivos que nunca había manifestado con cinco años por culpa de que esta persona no lo estaba tratando adecuadamente ni lo estaba integrando adecuadamente en el aula. De un día para otro, no sé qué pasó, me dijo el equipo de orientación: «Mira, eso que estuvimos hablando de que era esta persona… No, es tu hijo. Claramente, 'es tu hijo' porque tu hijo, cuando llega por las mañanas, a esa persona la abraza y la saluda».

Entonces, llega un momento en que ya aquella situación era insostenible. Mi hijo estaba siendo acosado por varios compañeros, burlándose de él… “Claro, claro, claro, sí, sí, sí, tienes razón, tienes razón, tienes razón”, pero allí nadie hacía nada. Con lo cual, decidí cambiar de colegio.

Estamos encantados ahora mismo. Es una pena que hayamos tenido que irnos del colegio, pero mi hijo ahora mismo es una persona completamente distinta. Yo, lo único que tengo que decir a los orientadores, a todas las personas que tienen en sus manos parte de la vida de nuestros hijos, es que, por favor, no se les etiquete. Con esa etiqueta, ya se les juzga, se les prejuzga, se les pone una serie de trabas, ¡qué no hay derecho! Porque mi hijo, por tener síndrome de Down, no tiene por qué empezar el colegio a los 4 años, si yo he decidido que empiece con 3. Y porque mi hijo tenga síndrome de Down, no tiene por qué una persona decirme (como se me dijo en una ocasión): “Es que si tu hijo sigue con sus comportamientos disruptivos, vamos a pensar en cambiarle a Especial o Combinada”. ¡Eso no hay derecho! Porque había compañeros suyos con comportamientos hacia él inadecuados, pero como no llevaban la etiqueta, en ningún momento se planteó que debían salir de la escolarización ordinaria. Es lo único que pido como madre.

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Hola, me llamo Mari Carmen. Soy de Ciudad Real y soy maestra. Mi participación en el congreso es para aportar la experiencia que vivo como madre de un chico. Voy a partir del hecho de que se suele etiquetar a nuestros hijos, y con esa etiqueta se justifican los logros y las limitaciones que tienen. Yo veo que en el momento en que nuestros chicos tienen una determinada etiqueta, pues ya con eso justificamos que nuestros chicos no avancen ni alcancen lo que puedan alcanzar o realizar otros chicos.

El dolor que veo como madre es la falta de coordinación y la falta de información que, desde los centros y sobre todo en Secundaria, se nos ofrece a las familias. Es una lucha continua y no nos dan una información clara y concisa para que nosotros podamos participar y hacernos partícipes.

Y bueno, no vamos a terminar con todo negativo. Vamos a terminar con una alegría y la alegría, pues para mí, es mi hijo. Es él, es la lucha, que me ayuda a luchar, a seguir adelante, y es el no sentirme sola. En este camino yo veo cada día que no estamos solos, y es con lo que quiero terminar como positivo.

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Gloria:—

Hola, buenos días. Soy Gloria Chacón y esta es mi hija pequeña Sara, que tiene 9 años y va a… ¿A qué vas?


Sara:—

A 4°.


Gloria:—

A 4° de primaria. Mi experiencia en el colegio es que… O sea, yo leo que es mejor que no salga del aula, que incluso entre en la PT, dentro, con apoyos, pero realmente si el maestro no quiere es… Yo no puedo hacer nada. Es muy difícil. Entonces prefiero que salga, porque si el maestro, el tutor, no la considera una alumna, considera que es algo aparte, que se pasa el día coloreando y escribiendo mil veces la misma página, pues realmente prefiero que esas dos horas salga, porque Sara es una niña, (dirigiéndose a Sara) ¿verdad?, que sabe leer, ¿qué más sabes? Sabes escribir, haces sumas llevando… (Sara niega con la cabeza).

Yo lo que veo es que, cuando el maestro la considera una alumna, ella está muy feliz y le motiva aprender. Porque, por ejemplo, el de música, ella está aprendiendo flauta…


Sara:—

Con Alicia.


Gloria:—

Con Alicia. La de inglés le prepara material y está aprendiendo muchísimo inglés… Entonces ella se siente una alumna más y cuando la consideran algo aparte, pues se aburre. Y que se pase toda la mañana sin hacer nada, pues no me gusta. La orientación del colegio realmente tampoco… Ella hace el horario y si vas a pedirle algo, realmente me siento como una madre pesada, cuando estoy pidiendo las cosas que se tienen que atender, pero no, no me siento en absoluto atendida ni mi hija Sara, por supuesto. (Sara hace el gesto de terminar) ¿Ya no hablo más? (Risas)

Muchas gracias y ojalá, las generaciones que se están formando ahora vean todo esto de otra manera y sepan que, cuando un maestro trata a tu hijo dignamente y lo considera un alumno, le estás eternamente agradecida. El niño aprende muchísimo más, está más motivado. Pero cuando un maestro te aparta, realmente genera muchísimo sufrimiento en el alumno y en la familia.

Muchísimas gracias. ¿Decimos adiós, Sara?


Sara:—

Adiós.

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Nuestra historia aún es muy breve, porque estamos empezando ahora con el tema del colegio. Yo me llamo Carmen, mi hija tiene tres años y se llama Enma. Empezó en el cole en septiembre del año pasado. La búsqueda de colegio fue muy agobiante. Enma, en la guardería, tenía plaza de niña con necesidades educativas especiales, y al pasar al cole tenía que ser en un colegio con aula TEA [Trastornos del Espectro Autista], porque ella lo necesitaba. Con estas circunstancias, las opciones que teníamos para elegir un colegio cerca de casa eran mínimas. Los colegios que tenían aula TEA relativamente cerca tenían todas las aulas ocupadas y fueron unos meses muy angustiosos porque yo fui a un montón de jornadas de puertas abiertas buscando colegio y no había opciones. Lo que nos gustaba no tenía hueco y… Al final, nos surgió la posibilidad de matricular a Enma en un colegio cerca de casa que abría aula TEA por primera vez este curso. Entonces, era un colegio que no tenía formación de ningún tipo, ni el profesorado, ni los profesionales… Todo es como muy sobre la marcha.

Mi hija ha evolucionado bien, ahora está pasando una racha un poco mala, pero sí que es verdad que es un poco angustioso dejarte llevar por los profesionales y ver que… Pues eso, que el colegio no solo es el aula TEA, el colegio es mucho más. El colegio es la profesora del aula de referencia, que tiene que estar formada en autismo, evidentemente, y no estaba formada. El personal del comedor… Es un poco todo. Y concienciar, las labores de concienciación de las familias… Porque tampoco ha sido fácil.

Y bueno… Mi hija entró… Mi hija no habla, de momento es preverbal, pero empieza a decir algunas palabras ahora. La verdad es que como madre cuesta mucho confiar en que ella, las siete horas que pasa en el colegio, está bien y la entienden. Y cuesta mucho trabajo cuando, desde el principio, ya hay tanta inestabilidad, es todo tan nuevo y nadie sabe por dónde van las cosas. Por mucho que te digan que controlan, que las aulas TEA están muy controladas, y que los profesionales que están ahí lo dirigen bien… La verdad es que es muy complicado.

No sé lo que nos deparará el futuro. Ya oigo a otras madres hablar de otras opciones, pero sí que es verdad que en nuestro caso, el primer paso fue muy difícil, muy complicado, y ahora Enma cursará Infantil, y del paso a Primaria ya mejor ni lo pensamos. De momento nos conformamos como estamos y a ver qué tal van las cosas. Gracias.

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Hola, soy Rosa María Conca Pérez, de Ontinyent, de la comarca de la Vall d’Albaida, en Valencia. Bueno, dar las gracias por este workshop de Educación que me parece muy importante. Quería comentar sobre el tema de la formación no obligatoria. Actualmente, estoy cursando un Ciclo Superior de Formación Profesional de Promoción de la Igualdad de Género aquí en mi ciudad y… Bueno, tengo necesidad de apoyos generalizados. Necesito ayuda en la vida diaria, para ir al servicio, etc. Voy en silla electrónica para desplazarme y, cuando empecé a cursar el ciclo, comenté mi situación, que necesitaba apoyo para ir al servicio.

El jefe de estudios y la dirección me comentaron que iban a mirar, que creían que había una ayuda… Pero bueno, el primer año no me dijeron nada más. El segundo año, cuando hice la matrícula, le dije a la directora que hiciéramos un escrito porque, a ver, había pasado un año y nada. Incluso lo redacté yo el escrito y no sé si lo envió tal cual o qué, pero bueno. La contestación cuando yo le pregunté, porque no me había dicho nada, es que le habían dicho que, como era educación no obligatoria, que cómo se le ocurría preguntar eso. Y nada más. He estado estudiando y estoy sacando el ciclo, este último curso, gracias a mis compañeras, que me ayudan todos los días a ir al aseo y gracias a las profesoras y a los profesores, porque me han servido de gran ayuda. Me han dado todo su apoyo, han estado ahí conmigo transmitiendo en las evaluaciones y en las reuniones mi situación. Me han dado margen para que me fuera si estaba cansada, etc.

Y bueno, recalcar que hay profesorado muy consciente y con mucha voluntad, que sí que quiere cambiar las cosas. Pero bueno, la situación de la educación no obligatoria para las personas con diversidad funcional y con necesidad de soportes generalizados está muy mal. Normal que la educación esté tan baja en el sector de la diversidad funcional. Porque no tenemos ningún apoyo ni ninguna ayuda. Si la educación obligatoria ya está mal, pues es que el resto son nulos los apoyos que hay.

Y nada. A todos los maestros y maestras, y profesores y profesoras que estéis ahí, orientadoras y orientadores, todo el colectivo de educación que estáis ahí, que luchéis por la inclusión, que nos coordinemos más, que nos organicemos más, y que tiene que visibilizarse muchísimo y ser una fuerza muy unida para que esto se acabe y sea una inclusión real. Un abrazo a todos.

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Soy Isabel, la madre de Lorea. Lorea tiene 12 años y con cuatro meses y medio tuvo una encefalitis. Su diagnóstico más claro es una pequeñísima parálisis cerebral que le afecta sobre todo en la escuela, en su acceso al conocimiento, puesto que tiene un cuadrante ciego en el lado derecho, y el acceso al conocimiento a través de la lectura se le dificulta mucho. Aparte, tiene una desconexión viso-manual y su experiencia en la escuela fue fabulosa hasta que lo académico y lo conceptual empezaron a tener mucho peso.

Es una niña abierta y comunicativa, y era muy bien acogida por sus compañeros. Cuando lo académico empezó a tener peso, con cinco años repitió. Y yo, siempre apoyada por una estimulación externa en la que me decían que era una niña que podía, que en la escuela ellos tenían la experiencia de que se suelen confundir las cosas, y a veces cuando no saben muy bien qué hacer, enseguida te dicen que no puede. Todo el tiempo insistía en que sí puede, hasta este momento, en el que me planteo que repita 6°, porque lo que me ofrecen la Secundaria es una ACI global.

Yo no admito una ACI global, puesto que yo, que la conozco de cerca, sé que puede. Que es verdad que, quizá, no hace una Secundaria en cuatro años, pero puede hacerla en más tiempo y me indigna profundamente que desde el inicio se le diga: «a ti no te voy a calificar, no te voy a exigir nada, no te voy ni a evaluar, y lo que vayas a hacer, a pesar de tu esfuerzo y de que sí admito que aprendes, no me va a servir». Y entonces estoy dispuesta a ir a la guerra el año que viene, puesto que este año lo que más tranquila me deja es que repita 6° y… después ya veremos. ¡Gracias!

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Hola, mi nombre es Elia Sevilla. Soy maestra de Educación Infantil y psicopedagoga, y he trabajado en España y en Argentina. En Argentina como maestra integradora y en España como PT y psicopedagoga a nivel particular, orientando a niños con dificultades de aprendizaje y necesidades educativas especiales. 

Quería compartir mi experiencia en los colegios, destacando sobre todo la importancia del profe, del tutor, del maestro de referencia o de los especialistas en el trabajo con los niños. Lo más importante y cuando ellos se sentían mejor es cuando eran incluidos en las actividades, cuando se hacían actividades en las que ellos podían participar y se buscaba la forma de hacerlo. Había realmente profesores que lo conseguían superbién, fuera la que fuera la dificultad del niño. Y otros en los que era tu alumno y no se ocupaban de él, y tú tienes que hacerle la clase. Podía ser el aula o podía ser fuera, pero realmente eras tú el que lo diseñabas todo y sin colaborar con el maestro de referencia.

En este sentido, creo que es importante que los profesores sientan a todos los alumnos como iguales y al especialista como un apoyo o una ayuda de un compañero con el que compartir el trabajo dentro del aula. Una buena experiencia de orientación ha sido cuando, como orientadora externa, he podido llegar a muchos colegios e institutos en los que he podido hablar con orientadores muy implicados y que buscaban hacer muchas cosas por los chicos que yo atendía de forma particular. Y cuando quería ponerme en contacto con el colegio, porque me gusta trabajar de una forma coordinada con el cole, con la familia, con el niño… pues he podido acceder a muchos colegios muy fácilmente, y otros no tanto.

Y orientadores muy asequibles y muy implicados, que buscaban un montón de estrategias dentro de sus centros y otros orientadores a los que ni siquiera he podido acceder, porque no se contemplaba la intervención de profesionales externos. La intervención, la coordinación con un profesional externo que estaba atendiendo a un alumno de su centro. También quería contar que ahora estoy en la Fundación UNICAP y que estamos buscando hacer un cole que incluya a todos los niños y que el sueño sea realidad.

Gracias.

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Hola, soy Ramón, padre de Eudald, de 6 años. Os voy a contar un poco nuestra historia. Nuestro primer contacto con la Orientación Escolar fue en el centro de Atención Temprana, que a los tres años nos dijeron —antes de empezar la escolarización— que lo mejor para Eudald era que repitiera guardería y que nos quedáramos un año esperando a que abrieran un colegio de Educación Especial de nueva construcción que estaban haciendo en Reus. Nosotros nos negamos, y finalmente lo escolarizamos en un centro de aquí de Reus de una sola línea. Nos gustó el colegio. Además, uno de sus lemas es lo de escuela inclusiva. Nos convenció, y empezamos.

En P3 muy bien, la profesora que tenía estaba muy implicada, nos animó ella a que le quitáramos el pañal, y funcionó. El control de esfínteres funcionó en dos meses, y muy contentos. Y bueno, en P4 ya empezaron un poco los problemas, porque empezaron a separarlo durante ciertas horas. Ellos dijeron que, como solo tenían dos profesores de Educación Especial en el centro, pues que no podían cubrir las necesidades de todos los alumnos con necesidades educativas especiales. Y lo que hacían es separarlos en un aula, aparte del aula ordinaria, para cubrir sus necesidades. Eso nos pareció fatal. Estamos aún en cada reunión, verificando que los recursos los reciba en el aula ordinaria, con sus compañeros, con su profesora de referencia y, como tiene que ser, creemos nosotros.

Y bueno, pues siempre nos dicen que es cuestión de recursos, que no hay recursos… Y nosotros pensamos que los recursos son muy importantes, pero también… Bueno, pues la actitud del centro que debería tener un plan estructural que favoreciera la inclusión y que todos los profesores trabajaran en equipo, y apoyándose unos a otros, seguramente se cubrirían muchas de esas necesidades que tienen los alumnos. Y luego, desde luego, que si hacen falta recursos, nosotros somos los primeros que lucharemos con ellos para ir a buscar a la administración esos recursos. Pero que la actitud y un plan estructural para favorecer la Educación Inclusiva es vital, creemos.

Y bueno, pues ya está. Esta es nuestra experiencia. Nos hubiera gustado haber estado allí con vosotros, pero no ha podido ser. Mucha distancia, no hay tiempo… Pero bueno, un abrazo a todos y gracias por todo lo que hacéis.

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Hola, mi nombre es Isabel. Soy la madre de Mar, que ahora mismo tiene 18 años. Mar, el día 6 de enero del año 2017, me dijo que abandonaba la escuela, que no quería seguir. Le pregunté: ¿Por qué? Porque la verdad es que la vi muy decidida, y dijo que a ella no la iban a echar de menos, y ella a ellos tampoco, refiriéndose tanto a compañeros como a profesores como a la comunidad educativa.

Aun así, esperamos unos días para comprobar que su decisión era firme y bueno, lo era. A día de hoy, todavía no cambió de opinión. Entonces tuvimos que cubrir un papel para darla de baja y explicar los motivos. Los motivos que explicamos son que… Atribuyendo al entorno escolar la desmotivación de ella y las ganas de abandonar, pues poníamos fin a muchos años de pelea en la escuela. Porque no le podemos llamar de otra manera más que pelea. Cuando salimos de allí, nos fuimos a celebrarlo, de hecho.

Y la verdad es que, desde que abandonó la escuela, Mar es mucho más feliz. Aun así, nosotros tenemos claro que el tiempo que estuvo en la escuela, simplemente por estar, aprendió muchísimas cosas. Por lo tanto, quiero agradecer a todos los que estamos y estáis ahí, en la lucha para que algún día los derechos a la educación sean realmente eso, derechos.

Muchas gracias a todos por esta iniciativa.

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Hola, me llamo Lina y hablo desde Alicante. Aritz tiene cuatro años y medio y tiene síndrome de Down. Nuestra experiencia, a nivel de orientación, ha sido negativa en todos los casos, encontrándonos incluso con situaciones traumáticas y muy duras. La primera fue la valoración en la que hacen el dictamen. Aritz había salido de una prueba médica muy fuerte que te deja muy aturdido, y entonces les avisamos. Aparte de eso, pues bueno, ya salió el dictamen. Nos llaman para firmarlo si estamos de acuerdo o no y explicarnos todo. Nos dicen que lo pasa de chiripa, como si nos hicieran un favor, y les preguntamos si no podemos hacer que él empiece con cuatro años en el aula de tres, y nos dicen que no. Nosotros les decimos que hay gente en Valencia, en Madrid y en otros sitios que sí que lo ha hecho y nos dicen que no. ¿Por qué? Porque no. Ya está. Y se acabó.

La segunda es en el colegio donde estamos porque la profesora no se hace con Aritz. Aritz, todo el mundo se hace con él, es un tío supersociable, y ella todos los días quejándose de que es que no le hace caso. Entonces ya los recursos se supone que los tienes tú, la experiencia la tienes tú… Ya es cosa tuya. Nos prepararon una encerrona en la que entre todos deciden que… a los dos meses y medio de empezar tiene que ir a un aula especial. Nos toca enfrentar esta situación diciendo que… Bueno, que no estamos de acuerdo. Con mucha calma, mucha tranquilidad, y que sabemos por las razones por las que lo quieren hacer, que son logísticas y económicas. Tienen unos intereses que creen que no sabemos, y lo sabemos. Nos toca ir con la asociación, defensor del estudiante… Bueno, lo siguiente era ir a la prensa.

Y bueno, después gestionar todo desde el registro dejando constancia… Al ver cómo reaccionamos, se quedan muy sorprendidos. Y bueno, Aritz se puso malo todo ese año, el tema nervioso lo notó… No se sentía aceptado. Los compañeros sí que fueron geniales, pero la profesora y el colegio no fueron bien. Se explica demasiado breve y es poco tiempo, pero me gustaría que pasaran solamente por un mes de los que pasan nuestros hijos… Están vivos de milagro algunos. No permito. No lo permito más, que se cuestione la constancia, el trabajo, el esfuerzo y que se les desvalorice. No. Porque yo creo que, entonces, deberíamos valorar a todos los niños que entran a la escuela. Todos. Muchos tendrían que ir a un aula especial.

Entonces, la siguiente que tememos, y que estamos muy asustados, y que estamos un poco así… Para el año que viene, que se pasará ya a la valoración que te lleva Primaria. Y lo vemos. Vemos cómo lo están enfocando para llevarle a aula especial. Incluso, pues… Ahora no sé. No sabemos cómo haremos… Pues iremos viendo. A ver qué [pasa].

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Hola, soy Blanca, de Zaragoza. Tengo tres hijos. El mayor, Pedro, tiene 12 años, y hace aproximadamente 11 que Pedro se transformó en un papel. Para la institución educativa es un Trastorno del Espectro Autista. Para la Psiquiatría, está diagnosticado con un trastorno mixto complejo para el que todavía no hemos encontrado el nombre. El día que Pedro se transformó en un papel cambió nuestras vidas. No antes.

A los 5 años yo firmé un papel en el que accedí a que él repitiese curso para evitar la Educación Especial, porque pensé que realmente eso es lo que le convenía. La evitamos, él está en un colegio ordinario, fue pasando cursos, pero al llegar a cuarto de Primaria, ya al principio de curso, me dicen que Pedro va a tener que repetir curso. Yo llevo muchos años buscando una serie de apoyos sencillos, poniéndome a disposición, dando un montón de soluciones que nunca son aceptadas por el Servicio de Orientación porque yo no soy especialista. Poner un cuaderno de rayas en vez de uno de cuadros, o una tablet que no se implanta en clase porque no genere envidias en el resto de compañeros no me parece que sean medios difíciles de conseguir.

Lo que es muy difícil de conseguir es que Pedro, el día que le contamos que tenía que repetir curso, dijo que su corazón se había oscurecido y que nunca más volvería a brillar la luz. Me encantaría decir que mi hijo hoy es un niño feliz, pero no lo es. La repetición supuso un cambio total y una ruptura con sus compañeros, con sus costumbres, con lo que él conocía. Por fin, esos pequeños apoyos van llegando, por parte de los tutores, no de la Orientación.

Yo rogaría a los Servicios de Orientación que nos dejen ser profesionales en lo que somos nosotros, que es en ser padres de estos niños. Yo no pongo en duda el trabajo de un Servicio de Orientación, pero no quiero que el Servicio de Orientación ponga en duda mi papel como madre, ni que me impida ejercerlo. Espero de verdad que esta oportunidad nos lleve a todos a un punto común y que no haya más niños que digan que hoy, su vida, solo es un problema, con más problemas que los demás, o que crean que son un problema para todos los demás.

Muchas gracias.

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Cuando Antón estaba en Educación Infantil, su movilidad era muy limitada y no podía subir y bajar escaleras. Entonces, tenía que recurrir al ascensor en determinados momentos, cuando tenía que trasladarse fuera del aula. Su profesora de Infantil, además, que es la persona con la que yo he aprendido todo sobre educación, quería evitar una imagen muy asumida, extendida, completamente normalizada en nuestras escuelas: que es ver al grueso de la clase, por un lado, con la tutora y al alumno o a los alumnos con discapacidad por otro, con el auxiliar técnico educativo, con el cuidador o la cuidadora. Y quería hacer conscientes a todos que ningún niño de su clase pensara que ella era la profesora de todos los niños, excepto Antón, o que Antón tenía otros adultos que eran responsables de él.

Para ello, siempre evitó que, cada vez que Antón no tenía otro remedio que ir por otro lugar diferente al de la mayoría, fuera siempre acompañado por otros niños. El ascensor era uno de esos lugares. Y como además también se convirtió en un privilegio y la clase de Daniela era el lugar más democrático de la Tierra, todo está regulado con normas. Sin normas que nos igualen a todos y que todos cumplamos por igual, no existe la justicia social. Como se convirtió en un privilegio y no en una obligación, acompañar a Antón al ascensor, y todos querían acompañarle todos los días, pues se establecieron turnos. Un día, se hicieron un lío: normalmente eran 4 compañeros los que iban con él, y aquel día aparecieron 5 en la puerta del ascensor.

Ella les dijo: «Solo podéis ir 4 y sois 5. Os dejo ahí un ratito, que deliberéis, que lo penséis y que decidáis quién es el que se tiene que quedar fuera y tiene que ir por la escalera». Entonces, bueno, los dejó hablando y, pasado el rato, fue a ver cuál había sido el veredicto. Y la portavoz del grupo le dijo: «Ya lo hemos hablado y hemos decidido que el que no puede ir en el ascensor es Antón porque ya va todos los días». A mí, cuando me lo contó, me daban ganas de llorar. Decía que, además, Antón, tan pichi ahí al lado, con carita como de: «Pues tienen razón». Esta anécdota del ascensor es maravillosa y cuenta tantas cosas.

Yo lo que me pregunto es: ¿Qué es lo que ha ocurrido en estos 6 o 7 años, no solo en nuestras escuelas: en nuestras escuelas, en nuestras casas, en nuestros parques, en nuestras calles? ¿Qué ha ocurrido para que esos niños que no veían ninguna diferencia entre ellos y su compañero con discapacidad, qué ha ocurrido para que 7 años después le ignoren y no sientan que forma parte de su mundo? Tengo bastante claro que los niños nacen sin prejuicios, y mi planteamiento es: ¿Qué podríamos hacer para no cambiar esa falta de prejuicios con la que nacen todos los niños y que los niños del ascensor no cambien a lo largo del tiempo?

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Hola, mi nombre es María Luisa y soy profe, además de estar sacándome la carrera de pedagogía. Mi experiencia con orientación escolar es agridulce. En mi caso, cuando empezaron a surgir dificultades en el instituto, desde el departamento de orientación escolar me animaron a que dejara el bachillerato porque, a lo mejor, era muy difícil para mí o simplemente yo no valía para estudiar. Actualmente, tengo un Ciclo de Grado Medio… Me saqué el bachillerato, soy integradora social y me estoy sacando la carrera de pedagogía. Ella, que no valía. Sin embargo, en el caso de mi hermano, se preocuparon de buscar las necesidades que iban surgiendo y de darles una respuesta eficaz que está posibilitando junto con su gran esfuerzo que esté a las puertas de acabar el bachillerato.

El principal problema que yo veo, y la gran diferencia entre un caso y otro, es que hay muchos profesionales que se piensan más eficaces si se dejan los problemas en la puerta, cuando lo que realmente hace a un profesional es su calidad humana. Como futura pedagoga, que posiblemente se dedique al ámbito de la Orientación Escolar, creo que es necesario, desde ya, retirar de nuestra formación paradigmas antiguos, caducados, técnicas y metodologías que lo único que hacen es señalar con el dedo, etiquetar, provocar hándicap, discriminar.

En la labor orientadora y en cualquier labor relacionada con el ámbito socioeducativo es necesario que retiremos completamente las expectativas de la persona que tenemos delante, con la que estemos tratando. Que veamos, a la hora de realizar esta labor, que delante tenemos una persona con mayúsculas, una persona que tiene unas necesidades que satisfacer, y no que hagamos, como se suele hacer, que nos vayamos a lo fácil… Que no nos vayamos a lo fácil, que es ver únicamente una etiqueta que tenemos que clasificar y con la que podemos establecer categorías.

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Nosotros escolarizamos a Silvia en 3 años y estuvo en este colegio hasta los 5 años, es decir, tres cursos. En el primer y segundo curso estuvo bastante bien en ese colegio, porque estaba muy integrada con los compañeros y no tuvimos ningún problema. Pero ya en la clase de 5 años, nos tocó una profesora que la veía como un problema. Entonces, vimos que al final era perder el tiempo estar allí, en esa clase, y descubrimos que el equipo directivo de ese colegio, que hasta ese momento nos había parecido que optaba por la inclusión, no era tan inclusivo como pensábamos. De hecho, nos decían que Silvia tenía que estar en Educación Especial y que no podía estar en Inclusión.

Entonces decidimos cambiarla de centro, para lo cual solicitamos un informe al orientador, al Equipo de Orientación, para poder hacer un desfase en el siguiente colegio, para que se quedase en 5 años la niña. Tuvimos muchísimos problemas con ese informe porque el orientador no hacía su trabajo. En enero, yo recuerdo que firmamos nuestra decisión de cambio de colegio. Bueno, pues desde enero hasta los tres meses que tuvo para hacer el informe, nada, todo eran largas, todo eran evasivas… Además, nos dijo que sí, que estaba de acuerdo en hacerle el informe de permanencia en un sitio y luego de repente se desdijo, dijo que no, que Silvia tenía que seguir en ese centro.

Contra nuestra voluntad, porque teníamos clarísimo que queríamos cambiarla, y todo fueron problemas. Tuve que ir a hablar con la inspección educativa, con su jefe del EOE, para apretarle las tuercas un poco y decirle que hiciera su trabajo, porque de él dependía que pudiéramos conseguir una plaza en el nuevo centro o no. Porque si no, nos quedábamos sin plaza. Pasamos dos meses con muchísimo estrés, porque veíamos que Silvia se quedaba sin centro nuevo, y luego, la opción de quedarse en el anterior colegio no era viable, porque teníamos clarísimo que ahí no podía estar. Los profesionales no estaban por incluirla, por lo menos en la clase de 5 años.

Nuestra experiencia en el nuevo colegio es muy buena, porque desde el primer momento han recibido a Silvia con los brazos abiertos. Es un colegio que tiene un ideario inclusivo, no como el otro. Y por ello, creen que Silvia aporta mucho a la clase, aparte de beneficiarse de lo que son niños sin dificultades, pues también ella aporta mucho a la clase. De hecho, nos lo han repetido desde el primer día: que estaban muy contentos con tenerla. Que apostaban por ella y que iban a hacer todo lo posible por apoyarla en lo que necesite, que es de lo que se trata. Porque Silvia tiene derecho a tener una educación como cualquier otro niño.

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Hola a todos. Mi nombre es Sandra y soy madre de tres niños. Uno de ellos tiene una parálisis cerebral. Se llama Jorge y actualmente está cursando 6° de Primaria. Repitió 4°, con lo cual lleva 10 años en el mismo centro, el centro al que iban sus hermanos y donde están todos sus amigos. La etapa de Educación Infantil fue maravillosa. Tuvo una tutora excepcional, y la acogida por parte de los otros niños también fue extraordinaria.

Las dificultades empezaron cuando pasó a Primaria y Jorge tenía que empezar a cumplir objetivos como el resto de los niños. Y ahí nos empezaron a decir que teníamos que asumir que Jorge tenía una tara. Que lo asumiéramos. Y que no esperásemos que cumpliese los mismos objetivos que el resto de los niños. Por parte del Departamento de Orientación, la verdad es que su contacto con nosotros fue muy escaso. En estos 10 años han pasado 4 orientadores distintos y solamente una de ellas quiso conocer en profundidad a Jorge, y recibir toda la información de los profesionales externos que lo atendían. Les reunió en el centro educativo e intentó coordinar el trabajo con todos ellos. Los otros dos orientadores que vinieron después, pues… nunca vinieron a una reunión. Miento, vinieron a una reunión de tutoría y el actual orientador solamente me llamó por teléfono para decirme que había salido la convocatoria de las subvenciones.

Ha sido una etapa dura. Sobre todo, para nosotros, que no hemos querido que Jorge conociese las diferencias que nosotros teníamos con sus profesores. No hemos cambiado a Jorge de centro, como nos animaba mucha gente, porque no hay derecho a arrancarlo de su entorno social. El trabajo era nuestro. Intentar coordinarnos con sus profesores, intentar que Jorge siguiera progresando… Y todo eso se resume en que Jorge ha tenido un tutor casi cada curso. El último que entraba por la puerta. Lleva dos años con el mismo tutor, y el año pasado, en el segundo trimestre, su tutor nos dijo que creían que Jorge había llegado a su límite, a su techo. Que de ahí para abajo, obviamente Jorge se movía muy bien, pero no era capaz de superarlo. Entonces yo le pregunté si Jorge realmente no era capaz de superarlo o si ellos no eran capaces de ayudarle para que lo superase. Se quedó un poco descolocado y admitió que, a pesar de quedarle poco para la jubilación, estaba dispuesto a recibir ayuda de profesionales externos que trabajasen con Jorge.

Fueron unas palabras muy bonitas que se quedaron en unas palabras muy bonitas. Un abrazo muy grande a todos.

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Buenos días. Soy Maricarmen, madre de Clara, de 16 años. Voy a intentar resumir todas nuestras alegrías y nuestros dolores también, desde la Escuela Infantil hasta 2° de la ESO, que es lo que cursa actualmente. Mi primer dolor fue que una orientadora en la escuela infantil dijera que ella prefería a un niño en silla de ruedas pero inteligente. Yo le contesté que prefería que mi hija fuera feliz. Exceptuando esto, toda la etapa infantil fue muy buena, disfrutamos mucho, tanto en vivencias la niña, como yo como madre, y con muy buena colaboración por parte del equipo directivo y de orientación y de profesores, fuimos felices.

Pero en 1° de Primaria se torció, y ya era un dolor diario escuchar a la profesora decir: «Tengo 24 niños y Clara». A diario, yo hablaba con la orientadora, ya desesperada. Me dijo que ella solo pautaba y que si la profesora no lo quería llevar a cabo, no podía hacer nada. Entonces, no pude más, e hicimos un cambio a otro centro, recomendado por Inspección, y otros tres años muy felices. Pero todo cambió otra vez cuando el equipo directivo y el de orientación tuvo que abandonar el centro; el de orientación por ley, y el equipo directivo por cambios de votación.

Y bueno, durante dos años a la niña no la evaluaron y en 6° de Primaria me llama la orientadora, que no la conoce de nada, y los profesores, que tampoco porque son nuevos ese año, y me dicen que hay un cambio de escolarización, que me lo recomiendan a Especial. A lo que yo me niego y digo que no; por supuesto que no. Comienza la lucha, a hablar con médicos, a hablar con centros, y hay otro cambio, y me toca un buenísimo centro en el que el equipo profesional es estupendo, y la orientadora valora a Clara en condiciones y ve que puede cursar la ESO, la Secundaria, que es en lo que estamos actualmente.

Bueno, seguimos quitándonos piedrecitas del camino, porque son muchas, nos vamos a hacer un castillo con ellas. Y luchando, y nada, siempre adelante. Yo solamente dejo una reflexión: siempre creí que una etiqueta, que es lo que les ponen a nuestros hijos, era para ayudarlos a avanzar el máximo, pero ahora he descubierto que no. Que la etiqueta es para estancarlos y apartarlos. Esa es mi experiencia. Si no hay lucha diaria y continua por parte de los padres, nuestros hijos están condenados a terminar en Educación Especial. Y es un dolor muy grande.

Muchas gracias a este proyecto y a estas jornadas.

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Hola, soy Rocío Sotillos, mamá de Mateo, que cumplió 12 años, y de Carolina, que tiene 10. Quería compartir un poco de nuestra experiencia porque va realmente a la inversa de la mayoría de las experiencias que oímos. Y pensamos que somos afortunados por ello, pero qué pena pensar que sea una cuestión de buena fortuna que dependa de la suerte el que tu hijo esté mejor o peor atendido en un colegio.

Mateo empezó con un dictamen de escolarización de aula CYL, que son las aulas específicas en centros ordinarios, y que en ese momento, bueno, el inspector decía que era una suerte, que tuviera una plaza porque había pocas y mucha demanda, y que ahí iba a tener todas sus necesidades cubiertas. Y lo enviaron a un colegio en el que era un aula de nueva creación, y en el que… Bueno, yo pienso que no sabían muy bien todavía organizarse. Pero en Infantil apenas pisó su aula ordinaria. El primer año bajaba una hora a la semana los dos últimos meses del curso. Hasta entonces, no. Por supuesto, en excursiones, etc., del aula de referencia no participaba.

Como no nos gustaba esa idea de escolarización para nuestro hijo, buscamos otro centro, otras opciones, y cambiamos a un centro. En este caso es un centro concertado ordinario, una cooperativa de enseñanza, y cambió en 1° de Primaria. Y la diferencia, para que os hagáis una idea, es que a la semana de empezar el curso, vino a hablar conmigo la PT, que por supuesto todavía no conocía a Mateo, ni a la tutora… Porque no habían tenido tiempo material, a decirme que en el cole se hacían dos acampadas al año: una al inicio del curso y otra al final, y que la acampada iba a ser en tres semanas. Y yo, obviamente, esperaba que me dijera: «Igual no es conveniente que Mateo venga, porque no lo conocemos o…». Bueno, en fin, lo que te esperas normalmente, que por desgracia es a lo que te tienen acostumbrada. Y vino y me dijo: «Tenemos la acampada y, claro, Mateo viene». Y no me lo preguntó, me lo afirmó. Dando por hecho que Mateo iba, como iban todos los demás compañeros.

Esa es la diferencia: la actitud. Los medios son importantes, pero la actitud lo es muchísimo más. La mirada sobre la persona, sobre el niño, sobre cómo es, y sus características y no su etiqueta, es fundamental. Que cambie de curso, de ciclo, y cambie de tutora, y normalmente tengas preocupación por quién va a ser, si va a entender la manera de ser de tu hijo, y que venga la tutora a decirte: «¡Qué suerte! ¡Qué ganas tenía de que me tocara esta clase, porque está Mateo en ella…!». Esas cosas son las que, de verdad, nos hacen seguir adelante y saber que se puede.

Quiero felicitar por la iniciativa. Creo que esta vía de poner en comunicación a las familias y los profesionales es la única para hacer que todo funcione y crear un futuro y, a poder ser, un presente mucho mejor para la escolarización de nuestros hijos. Un abrazo.

Accede a la lista de reproducción.

Gracias por dejarme ver que no estoy loca por creer que sí se puede.

Ecos de un encuentro movilizador

El Workshop “Nuevas miradas en la Orientación Escolar, para la infancia y contra la segregación” no nos dejó indiferentes. Quienes participamos en lo experimentamos como un encuentro muy movilizador. Ejemplo de ello fue la respuesta en la red, así como los textos que se han ido publicando en diferentes webs y blogs. Recopilamos a continuación algunos de estos ecos:

El #WorkshopOrienta fue un encuentro entre profesionales y familias realizado en 2018 en la Universidad de Málaga para pensar juntos cómo hacer escuelas para todas las personas. Desde ese momento, nos hemos ido organizando para tejer redes que hagan efectivo el derecho a la educación inclusiva. Una apuesta por la democratización de las escuelas.

Quienes no tienen voz en la escuela gritaron en este evento. Quienes no pueden moverse, bailaron alegres.
Y así, con la naturalidad con que sucede lo que ha de suceder, el día 24 de febrero se convirtió en el día de la Esperanza. Y allí “me dijeron” que esa escuela que llega tarde para mi hijo, sí lo será para otros, o de lo contrario ¡no será escuela! Y yo, aun sabiéndome ingenua, tengo esperanza.
La metodología propuesta nos permitió construir las propuestas“de abajo a arriba”. Esto es, mediante la participación y colaboración.

Videos del Workshop

Aquí puedes encontrar todos los videos de la sesión, tal como fueron transmitidos en su momento. 

Audiodescripción [AD]: Un grupo de participantes conversa mientras toma asiento en la sala, preparándose para comenzar el workshop. Ignacio Calderón toma el micro y se dirige al grupo.

Ignacio Calderón - I.C.:— Buenos días a todos y todas, bienvenidos y bienvenidas a la Universidad de Málaga y bienvenidos a este encuentro que hemos hecho con mucho cariño y que, ahora, vivimos con mucha ansiedad.

Bueno, estaba pensando que, primero, habría que hacer una presentación de esta jornada, que es cualquier cosa menos lo que normalmente entendemos como jornada. Las jornadas normalmente son entendidas como un lugar donde hay un experto que habla y el resto escucha y, en este caso, nos hemos reunido para concebirnos a todos y a todas como expertos de la realidad que vivimos, y como constructores de conocimiento a partir de esa realidad que hemos vivido y estamos viviendo.

Hablábamos hace un ratito Raúl, María José, Silvia y yo, los que hemos liado todo esto, que habría que presentar esta jornada desde donde nace. Nace hace mes y medio, dos meses como máximo, cuando María José, orientadora de Valencia, muestra en Facebook su malestar por su profesión, porque está viviendo su profesión, que es la orientación, desde un lugar que a ella no le gusta. María José sufre, y entonces, al expresarlo, ella dice, quizás de una manera casi ingenua: ¿por qué no nos reunimos? ¿Por qué no nos encontramos?

Y a esa pregunta, que no sé si era del todo consciente, responde mucha gente. Se trata de algo, de un encuentro que se gesta ahora, pero es un encuentro que ya estaba ocurriendo previamente en la red, poco a poco. Bueno, cuando le responden a María José, responden principalmente familias, y entonces, eso desborda lo que María José planteaba, y cuando hablamos del tema, yo le digo, quizá, se pueda hacer un encuentro menos habitual, un encuentro presencial en Málaga. Y después pensamos que tuviera la posibilidad virtual, porque la gente empezó a pedir que fuera virtual.

Decía que se desborda el inicio de pensar que fueran solo los profesionales en esa conversación, en ese encuentro. Se desborda el hecho de que sean familias que se encuentran con profesionales en un espacio, y al final acaba siendo lo que hoy hemos montado, y que tendrá sentido en la medida que todos le demos sentido. Poco a poco, conforme se va gestando el encuentro, se van poniendo expectativas. Una idea que tuvimos fue crear vídeos. Crear videos ha dado mucho de sí. Cuando empezamos a crear esos vídeos, fue llegando mucha gente a preguntarnos e invitarnos a continuar. En ese proceso, hay personas que no pueden venir y que, más allá o no de enviar un vídeo con su experiencia, personas como Concha Casasnovas, que dice: «Se me ocurre, Nacho, que esto debería tener una música». Y cuando dice que se le ocurre que esto tenga una música, piensa en concreto en un músico, y nos ponemos a preguntarle a ese músico si nos cede el derecho de uso de una canción y de eso quedó esto.

Autodescripción [AD]:— Frente a las personas asistentes, la pared sirve de pantalla donde se proyecta la canción ‘Centro’ de Luis y Pedro Pastor, acompañada de imágenes creadas por Paula Verde. Las imágenes incluyen retratos fotográficos de diferentes jóvenes.

🎵 Detrás de ti, corriendo va el porvenir
a ver si quieres
dejarte arañar por sus pinceles.

Detrás de ti, siguiéndote, la libertad
a ver si puedes
abrirle algunas puertas, soltar las redes.

Detrás de ti, danzando va la luna llena,
su danza ardiente
te invita a elevar tu voz de nieve.

Detrás de ti, la humanidad más animal
te está llamando:
que olvides lo aprendido,
que empieces a sentir,
que no tiene sentido
vivir así.

La mente abierta, la piel dispuesta,
las alas puestas, la mente alerta.

Abierto el corazón, abierto al mundo
en todo su esplendor tu ser profundo.

Hay que tener:
La mente abierta, las alas puestas
y si puede ser,
la piel dispuesta, la mente alerta.

Detrás de mí, a fuego lento está naciendo
una canción desde el centro de tu centro. 🎵

I.C.:— Yo quería agradecer a Pedro Pastor, especialmente, por haber cedido esa música, pero también a Paula Verde por el trabajo que hace con las imágenes que tanto ayuda a pensar esas realidades. Nos hemos reunido para pensar la realidad desde otro lugar. También a Olga Lalín, Carmen Saavedra, Concha Casasnovas, y a todas las personas que hoy no están, y que realmente sí están.

La sesión de hoy, yendo a lo más operativo, tiene el sentido radicalmente participativo. La idea es construir conocimiento desde nuestras experiencias. Vamos a empezar a construir ese conocimiento a partir de los vídeos que se han estado compartiendo, de personas que ahora no están y es la forma de que estén. En esas experiencias que han contado en esos vídeos, imagino que hay mucha gente que se siente comprendida en lo que han vivido, y también lo interesante será que después del trabajo que habéis hecho de poner en contacto esos vídeos que habéis visto con vuestras experiencias personales a ver qué es lo que sale.

Vamos a dividir la sesión en asambleas plenarias y en talleres. La asamblea plenaria inicial, que comienza ahora, tiene que ver con hablar de eso que ocurre en esos vídeos y sobre la experiencia que tenéis vosotros y vosotras siendo profesionales de la educación, de las escuelas, siendo familias de niños y niñas escolarizadas, y que vayamos pensando cuáles son las problemáticas, los problemas que encontramos, los dolores que encontramos en esas escuelas y las alegrías, en orden de que a lo largo de la jornada no solo nos quedemos en los problemas, sino que esos problemas sirvan para pensar algunas soluciones.

La sesión de hoy es de mucho trabajo. Alguna gente me regaña porque es una sesión muy intensiva, pero yo pensaba. «¿Cómo vamos a hacer una sesión corta cuando hay gente que viene de Asturias, Galicia, Valencia, León, Extremadura, que viene de tantos sitios? ¿Cómo vamos a hacer una sesión corta con gente que ha hecho tal esfuerzo?»

Yo os invito a que participemos todos. Es importante que estén todas las voces, de los profesionales, familiares, de otros profesionales que no son los orientadores y orientadoras, y que hablemos entre todos para construir cosas nuevas, que no vayamos por los caminos que ya tenemos trazados, que en los vídeos se denuncia que no son satisfactorios.

En esta primera asamblea, trataremos de sacar algunas de las ideas fundamentales que sirvan para organizar los talleres. Los talleres no están elaborados todavía, no sabemos qué temáticas vamos a usar en ellos. Pensamos hacer tres o cuatro talleres de las temáticas que salgan en la asamblea; las más importantes trataremos de abordarlas después, en pequeños grupos, en los talleres. Va a haber un equipo de estudiantes de la facultad, algunos becarios de colaboración, otros son estudiantes de máster de Educación y Cambio Social, y vamos a intentar ir sistematizando lo que vayamos creando en esta sesión.

La idea que habíamos planteado es que los tres vídeos que hemos seleccionado, quizás porque aglutinan a otros, los vamos a proyectar y, a partir de ahí, arrancamos y hablamos. No sé si Raúl o María José quieren comentar algo, ¿no? Pues entonces vemos los vídeos y comenzamos.

Audiodescripción [AD] Frente a las personas asistentes, se proyectan en la pared tres testimonios.

Testimonio 1 - María Luisa Fernández (voz en off):— Hola, soy María Luisa, madre de Ángel. Mi hijo nació en los ochenta, y solo pudo ir a la escuela ordinaria en la etapa infantil.

Ha llegado a mis manos la carta de una orientadora Macarena García, y esta reflexión suya me ha conmovido, quizás porque siempre la soñé, y sobre todo porque es esperanza para otras madres.

«Durante este año, he cambiado mi andadura educativa como orientadora de la etapa de Secundaria a Primaria. Aun en febrero sigo en un estado de choque de realidad, con muchísimas situaciones que me han impresionado y lo siguen haciendo.

Desde que los niños se incorporan a los tres años lo hacen desde una ruptura del apego, desde el llanto a un espacio basado en normas absurdas e inflexibles, les demandas aspectos para los que no están preparados ni maduros, y ya se incorporan a un espacio hostil que no se ajusta a sus necesidades e intereses. Ellos necesitan movimiento, descubrir, investigar…

Y así se empieza a forjar ese espacio que llaman escuela, donde cada día menos se atiende a las necesidades de los niños, se deshumaniza a las personas y se mercantiliza todo. Y así seguimos, con prácticas basadas en la desigualdad, en marcar la diferencia como algo negativo, en señalar a los niños que no se encuentran dentro de la norma, y una demanda continua para etiquetar a los niños y que salgan mucho de clase. Así sigue premiando la homogeneidad y suma y sigue.

Con una administración mercantilizada, centrada en números y en economía, no en cubrir con recursos adecuados a cada situación. Y un sistema informático rígido, con dictámenes encasillados, categorías cerradas, tipificaciones encorsetadas, y unas modalidades de escolarización que de cuatro que hay, tres de ellas son segregadoras y excluyentes. Y me doy de bruces con mentalidades bloqueadas por el miedo, cuesta mucho trabajo salir de las zonas de confort. Y familias desesperadas para que sus hijos reciban una educación de calidad.

Se comprende la orientación como un instrumento diagnosticador, y eso nos exige una Administración que no ofrece los medios y recursos necesarios. Y en todo este maremágnum no paro de cuestionarme: ¿quién soy yo para emitir dictámenes y juicios? ¿Cómo favorecer espacios y tiempos más integradores y humanos? ¿Cómo modificar los sistemas de creencias para apostar por que cualquier persona puede? Y entro en continuas contradicciones con lo que se espera que yo haga, con lo que debo hacer y con lo que realmente me gustaría hacer. Y así navego en este mar de contradicciones, buscando nuevas islas en las que reinventarnos...»

Testimonio 2 - Carmen Saavedra:— Cuando Antón estaba en educación infantil, su movilidad era muy limitada y no podía subir y bajar escaleras. Entonces, tenía que recurrir al ascensor en determinados momentos, cuando tenía que trasladarse fuera del aula.

Su profesora de infantil, además, que es la persona con la que yo he aprendido todo sobre educación, quería evitar una imagen muy asumida, extendida, normalizada en nuestras escuelas, que es ver al grueso de la clase, por un lado, con la tutora y a los alumnos con discapacidad por otro, con el auxiliar técnico educativo, con el cuidador o cuidadora. Y quería hacer conscientes que ningún niño de su clase pensara que ella era la tutora de todos los niños, excepto de Antón, o que Antón tenía otros adultos que eran responsables de él.

Entonces, para ello, evitó que, cada vez que Antón, porque no quedaba otro remedio, fuera por otro lugar diferente al de la mayoría, fuera siempre acompañado de otros niños. El ascensor era uno de esos lugares, como además se convirtió en un privilegio y la clase de Daniela era… es el lugar más democrático de la Tierra, todo está regulado por normas. Sin normas que nos igualen a todos y que todos cumplamos por igual, no existe la justicia social. Como se convirtió en un privilegio y no en una obligación acompañar a Antón al ascensor, y todos querían acompañarle todos los días, pues establecieron turnos. Un día se hicieron un lío: normalmente eran cuatro compañeros los que iban con él, y aquel día aparecieron cinco en la puerta del ascensor, ella lo que les dijo fue, «solo podéis ir cuatro y sois cinco, os dejo ahí un ratito que deliberéis, que lo penséis y decidáis quien se tiene que quedar fuera e ir por las escaleras». Entonces, los dejó hablando y, pasado un rato, fue a ver cuál había sido el veredicto. El portavoz del grupo le dijo: «Ya lo hemos hablado y hemos decidido que el que no puede ir en el ascensor es Antón porque ya va todos los días».

A mí, cuando me lo contó, me daban ganas de llorar. Decía, además, que Antón estaba allí tan pichi al lado con carita de «pues tienen razón». Esta anécdota del ascensor es maravillosa y cuenta tantas cosas… Yo lo que me pregunto es: ¿qué es lo que ha ocurrido en estos 6 o 7 años, no solo en nuestras escuelas, sino también en nuestras casas, parques, calles? ¿Qué ha ocurrido para que esos niños que no veían ninguna diferencia entre ellos y su compañero con discapacidad, que ha ocurrido, para que 7 años después le ignoren y no sientan que forma parte de su mundo? Tengo bastante claro que los niños nacen sin prejuicios y mi planteamiento es:

¿Qué podríamos hacer para no cambiar esa falta de prejuicios con la que nacen todos los niños? Yo estoy convencida de ello, y que los niños del ascensor no cambien a lo largo del tiempo.

Testimonio 3 - Paula Verde:— Hola, mi nombre es Paula, y soy mamá de tres niños. Los tres acuden a un colegio ordinario y uno de ellos ocupa una plaza de necesidades específicas de apoyo educativo. El que ocupa esa plaza se llama Héctor, y tiene un diagnóstico de trastorno del espectro autista. Tardó muchísimo en hablar y, a día de hoy, todavía le cuesta mucho. Cada día dice más palabras, pero le cuesta. Sin embargo, está en segundo de primaria, con sus apoyos. Su apoyo fundamental para nosotros es la cuidadora, es casi el engranaje fundamental para que Héctor esté en la escuela ordinaria. A nivel académico, Héctor difiere poco de sus compañeros, sabe leer, escribir, sumar, y escribe sus propias historias. Entonces, yo soy consciente de todas las cosas positivas, incluso Héctor acude fuera a actividades de música y a la ludoteca. Todos son capaces de ver las cualidades positivas, y a veces desde los equipos de orientación, yo lo que noto es que lo que intentan transmitirnos es todo lo que ellos no son capaces de hacer, más que lo que son capaces de hacer. Yo pienso que habría que potenciar o dar herramientas para superar todos esos hándicaps que tienen, más que contarnos lo que nosotros ya sabemos, «que no pueden hacer esto, que no pueden hacer aquello…» Y mucho menos ya decirnos que “no son capaces de”, porque si Héctor a estas alturas ha hecho todo lo que ha hecho es porque se puede hacer, y porque tiene un mérito enorme.

Entonces, ha contado con dos tutoras extraordinarias. Siempre estamos dependiendo de la realidad del profesional que te toque y del centro. En nuestro caso, la suerte ha estado de nuestra parte, no sabemos cómo va a ser el futuro o nuestro día a día. Pero lo que tengo muy claro es que no hay ningún centro que no sea ordinario en donde Héctor pueda aprender más de lo que está aprendiendo. Lo que sí que sería una pena sería que le quitasen la posibilidad de estar con lo que es hoy, algo fundamental para nosotros, que es el grupo de referencia, esa clase que es un ejemplo de convivencia, que nos da lecciones todos los días y que es un poco lo que a mí me da energía cada día.

I.C.:— Dos cositas antes de comenzar. Acabo de compartir el enlace de streaming por la red. Si lo compartís, la gente puede acceder al vídeo de este momento.

Se abre la sesión y empezamos a escuchar palabras, a comentar acerca de lo que hemos vivido mientras veíamos esos vídeos, acerca de cuál es nuestro parecer sobre la situación de la orientación en la actualidad, sobre nuestras experiencias… Quería decir una cosa, y es que tenemos que ser muy disciplinados, sobre todo disciplinados con el tiempo. Somos mucha gente y tenemos muy poco tiempo. Tenemos que ser disciplinados y entender que las palabras tienen que durar muy poco, dos minutos en este inicio, dos minutos como máximo.

Audiodescripción [AD]: Las personas del grupo asistente toman la palabra una tras otra, cogiendo el micrófono y hablando por turnos.

Carmen Morales:— Hola, buenos días, me llamo Carmen Morales. Mi hijo tiene ya 23 años. Por hacer un resumen, mi impresión es que siempre desde la orientación de los colegios, los equipos, los EOE, los profesores de apoyo, los tutores, siempre lo que ha sido es «Tu hijo no es capaz de...». Cuando entró en preescolar, la profesora (que no me caía muy bien), bueno, tú empatizas o no empatizas con la gente, eso es una realidad, luego se puede ser buen profesional o no, la empatía para mí es fundamental. Llego un día a clase, el niño tenía tres años, una parálisis cerebral, con cuatro años sí andaba, pero antes no, y me dice la profesora: «Tu hijo, Carmen, es que le tiene manía al lápiz». Y yo, que tengo carácter, le dije: «Laura, yo de ocho a tres estoy en mi trabajo». Mira lo que le dijo Carmen Morales, que encima es profesora de educación especial. Ellos me podrían haber dicho: «Mira Carmen, hemos pensado que, ¿por qué no en casa…?», pero no decirme que el niño le tiene manía al lápiz… En el colegio hay profesionales que serán los que me tienen que orientar a mí sobre lo que yo tenga que hacer en mi casa.

Luego, también tardó mucho en aprender la lectoescritura, yo fui a quejarme porque en tres años le habían puesto ocho métodos de lectura, entonces, bueno, cualquier aprendizaje cuesta mucho trabajo, cualquier persona cuando se saca el carnet de conducir, si le cambias el coche no aprende, como pretendes que un niño aprenda con ocho métodos de lectoescritura.

(Aplausos)

Alejandro Calleja:— Hola, buenos días, soy Alejandro Calleja, padre de Rubén. Como decíamos, ayer hicieron tres años sobre la conferencia de educación inclusiva y el derecho a la realidad. Entonces, seguimos más o menos igual. A veces, parece que vamos un poco hacia detrás, pero creo que hemos ahondado bastante; el hecho de que estemos aquí, de que tengamos interés todos profesionales y familias. Yo lo que quiero es salir de esta jornada con una propuesta positiva para profesionales y sobre todo para familias, saber que hay herramientas, saber que tenemos instrumentos para atender el derecho y la dignidad de nuestros hijos, desde nuestros siete años de experiencia que llevamos en esta lucha, es lo que venimos a aportar. Creo que entre todos va a ser una jornada estupenda. Gracias.

(Aplausos)

Antonio Guerrero:— Hola, buenos días. Mi nombre es Antonio Guerrero. Yo soy presidente de la plataforma de atención temprana de Andalucía. Vamos desde Huelva hasta Almería, lo que hemos visto es una realidad, y coincido con el mensaje. Nosotros estamos viendo día a día que es posible mantener a los niños en la modalidad adecuada. Estamos viendo, día a día, que es posible; trabajando mucho, apretando mucho, a veces yendo incluso a la fiscalía del menor, forcejeando por el derecho de los niños. El interés superior del menor está por encima de todo. Yo me adhiero a ese mensaje al que tenemos que aferrarnos hoy todas las familias. No es que pensemos que a lo mejor es posible, sino que ya es posible. Mi teléfono, el nuestro, está en la web de atención temprana. Cualquier cosa que tengáis, por favor, poneros en contacto con nosotros. Lo que estamos intentando es aglutinar a todo el colectivo de toda Andalucía, para que seamos una voz. La semana pasada en Málaga, clausuraron una jornada para psicólogos para que den talleres a familias para conocer las primeras familias, había un invitado que me iba a facilitar las ochenta y cinco asociaciones que había de discapacidad en Málaga, y yo decía no quiero ochenta y cinco direcciones, quiero solo una, nos quiero a todos aglutinados, a la administración le interesa dislexia, por un lado, Down por otro, ELA por otro. La diversidad nos hace a todos iguales en la diversidad; el mensaje es que no es que no es que sea posible, es que ya es posible. Gracias.

(Aplausos)

Paco Serrano:— Hola, yo me llamo Paco Serrano. Soy maestro en educación infantil, pedagogo y padre de un chiquito de tres años que ahora mismo está empezando en el servicio de orientación. Me dirijo a uno de los compañeros que ya han intervenido. A mí me gustaría invitaros a todos y a todas, compañeros y compañeras de la comunidad educativa, seamos padres, madres, maestros, orientadores, a que el tono que usemos hoy sea lo más positivo posible, porque quienes estamos aquí sabemos que todo era peor hace un tiempo, que esto ha mejorado de un tiempo a esta parte, y sabemos que lo que hay ahora mismo, hoy, es mejorable, la educación, la orientación en general es mejorable, cada uno en su parcela, desde su punto de vista. Entonces, a mí me gustaría de verdad, de aquí no me gustaría salir a las nueve de la noche de este Workshop anímicamente destrozado, no me gustaría. Yo no he venido aquí para eso, me gustaría que saliésemos de aquí todos con muchísima energía y con todos los hilos de los que cada uno a su manera puede ir tirando, con todos los hilos bien atados, y como ha dicho el compañero, que de esos hilos hagamos una sola soga para que todas y todos vayamos a una a partir de hoy y hoy mismo. Ojalá que eso pase.

(Aplausos)

Ana Solsona:— Hola, soy Ana Solsona. Soy la madre de Aleix, que está aquí con nosotros, y tiene 21 años. En dos minutos es muy difícil dar el recorrido que tenemos todos los padres, con 21 años, imaginaros. Coincido en que hemos venido aquí para intentar sacar algo positivo, y, estoy con la mamá de Héctor, Paula Verde, que dice que desde lo ordinario tenemos que avanzar, por muchas dificultades que tengan nuestros hijos tenemos que intentar que estén allí con todos los apoyos que necesitan, aunque sea duro tenemos que luchar desde ahí porque desde la exclusión al final te encuentras que está la nada. Supongo que a lo largo del día iremos recabando más cosas y sacando cosas positivas. Gracias.

(Aplausos)

Virginia:— Hola, buenos días, me llamo Virginia. Yo tengo un niño que tiene 13 años. De todo lo que habéis dicho, y aunque esté en la parte de educación, es inevitable colocarnos unos en un lugar y otros en otro, aunque tengamos que avanzar juntos. Yo creo que todos los padres, hemos sufrido de alguna manera muchas cosas que nos han pasado durante todo el proceso en el que avanzan nuestros hijos. Inevitablemente, tenemos que ir a la par, pero tenemos una parte muy sufrida que no vamos a poder evitar.

Me emociono porque esta semana he recibido yo la evaluación psicopedagógica de mi hijo. Me parece muy importante lo que han dicho antes, ellos se aprovechan y tal cual lo digo, de las diferencias que tenemos en pensar si mi hijo es más discapaz o no, y la administración hace uso de nuestras diferencias, porque en nosotros mismos pasa mucho tiempo hasta que aprendemos a tener una mirada diferente hacia los que son más discapaces que los nuestros, ya que ellos nos enseñan a tener esa mirada. Es la manera de empoderarnos y creer que no somos muy diferentes de los que son normales, es la realidad.

Otra parte que me parece fundamental es que los que estamos aquí estamos muy a favor de la inclusión, pero, hay muchos padres que desconocen todo esto que sucede, porque siguen creyendo que la parte de la administración y los docentes no le van a decir una cosa muy diferente, es decir, no van a pensar de alguna manera que los están engañando. Y, perdonarme, yo el sábado tuve una comida familiar en la que estaban mi cuñada y mi sobrina, que tiene una dislexia, tiene 15 años, tiene que hacer las cosas muy espaciales, y ella me contaba que la profesora de lengua le había dicho que no podía dar sus exámenes. Y yo le dije: «Sara, la ley te permite que tú pidas una copia del examen y te lo lleves a casa». Hay mucha gente que no sabe ni los derechos que tenemos, ni lo que nos están contando, entonces, la única manera de hacernos fuertes es que nos unamos y que la información llegue a todos los padres, porque si no somos una pequeña parte en un grupo de gente que no conoce las cosas, y eso les vale a todos los demás para hacernos más pequeños.

El informe psicopedagógico de mi hijo, que me han entregado este jueves, es curioso y llamativo que se les olvida poner la frase que pone su doctora en la que tiene autonomía para hacer las actividades basales de la vida diaria, del año 2018, de este enero, pero no se les olvida poner un informe del 2016 en el que la persona que lo envió dice que necesita ayuda para vestirse. Me vais a perdonar, pero eso no está olvidado si no es hacia un objetivo, y eso es una realidad que me ha pasado hace tres días, entonces abramos los ojos, esta es la realidad.

(Aplausos)

Mónica:— Hola, buenos días. Mi nombre es Mónica, soy la mamá de Nico, un niño de 8 años. Tenemos 4 años de vida escolar, podría contar muchas cosas. En el enfoque de la orientación he de decir algo que a mí me sorprendió muchísimo. Cuando terminó la etapa de infantil en una modalidad B, un aula ordinaria con sus apoyos, hay un cambio a primaria en la que casi por regla general terminan en aulas específicas. Recuerdo que, después de la valoración que hizo la orientadora, me decía: «Es que como Nico no tiene todavía un diagnóstico claro, no sé qué ponerle». Y yo le decía que eso no tenía mucha importancia, es decir, la valoración para qué se hace, entiendo que lo que estáis buscando es una respuesta educativa correcta para mi hijo, y me decía «No, pero es que tengo que encasillarlo en algún sitio, es que me obligan a poner aquí en el ordenador algo, ¿y qué le pongo?». Y yo le decía que tiene informes médicos de profesionales, el tuyo, al final terminó llamando al equipo específico de autismo de delegación, y tras quince minutos terminó encuadrándolo ahí para poder poner una casilla y que mi hijo tuviera una etiqueta, yo la miraba y le decía que eso no lo hacía por darle una respuesta educativa correcta a las necesidades de mi hijo; me parecía tan sorprendente porque en ese momento me di cuenta de que mi hijo no era humano, es decir, lo deshumanizó, lo que importaba era ponerle un nombre para meterlo en un aula específica Pluri o TEA, en un aula específica, aquí o allí, pero no porque él lo necesitara, sino porque ella necesitaba darle, la obligaban a ponerle una etiqueta a mi hijo. Eso es lo que más me dolió porque mi hijo no existía. No era Nico, era una etiqueta que ellos necesitaban poner por un trámite administrativo, sin en ningún momento buscar lo que mi hijo necesitaba.

(Aplausos)

Diana Farzaneh:— Buenos días, yo soy Diana Farzaneh. Soy maestra. A mí lo que más me interesa de todo, es que veo cómo las familias y algunos profesionales, desgraciadamente, todavía no todos, tenemos una mirada muy distinta hacia las personas que tienen algún tipo de hándicap. Lo que más me interesa es que creo que la clave está en que los profesionales de la educación, ya sean de orientación, cualquier persona que trabaje con los niños y niñas en las escuelas, cambie la mirada, de ver personas incapaces, personas con etiquetas, hándicaps, dificultades, a ver simplemente personas. Creo que en lo que deberíamos centrarnos, sobre todo los profesionales de la educación, es en cambiar la mirada, porque a partir de ahí podemos comenzar a trabajar y a cambiar la sociedad en la que vivimos, que también es necesario, partir desde la escuela. La escuela es el motor de cambio. Gracias.

(Aplausos)

Ana:— Hola a todos, soy Ana, mamá de una niña de seis años llamada Luna. Quiero contar mi experiencia brevemente, muy positiva con relación a la orientación. Gracias a la orientadora del centro del año pasado donde estaba mi hija. Mi hija estaba en cinco años el año pasado, y había que hacer el diagnóstico para pasar a primaria. Mi hija se encontraba escolarizada en las Flores, un colegio de aquí de Málaga que tiene tres aulas específicas. A principios de curso, hasta octubre, todo fenomenal, como los primeros tres años de vida de Luna. A partir de octubre comienzan a llegarnos informes negativos sobre las capacidades de mi hija, y mi hija seguía siendo la misma, no había cambiado absolutamente nada en ella, ¿qué ocurrió? La orientadora me llamó, personalmente me dijo: «Ana, no lo cuentes, pero quiero reunirme contigo». Entonces, nos reunimos un poco a puerta cerrada, porque aquello era muy complicado de entender, el que la orientadora hablase directamente con la madre de la niña, y me dice: «Hay un problema administrativo en este centro. El año que viene le cierran un aula específica, porque se quedan sin alumnos, y claro, para que venga alguien de fuera con una realidad más compleja es preferible que Luna, que no da ningún problema, que es una niña alegre, sin problemas de conducta, pase a modalidad C, por la cara», entonces lo obligan a hacer a ella un montón de informes negativos sobre mi hija. Ella se niega en redondo, por supuesto, porque visita a Luna en la clase y no ve ningún tipo de problema. Es más, solicita que, por favor, se le mantenga la permanencia una vez más en tercero de infantil y que así pueda madurar y tal… Al final de todo, Luna, gracias a la orientadora de este centro, sigue en modalidad B, por supuesto me llevo a mi hija de ese centro educativo donde ya no se veían sus capacidades, y donde todo el mundo había empezado a ver a Luna como algo totalmente distinto, y me la llevo a un centro donde no existe directamente aulas específicas, en el colegio Nuestra Señora de Gracia, donde actualmente está Luna, integrada, incluida, maravillosamente, con todos sus apoyos y con una monitora, con una asistente social estupenda que la ayuda en su día a día, y yo estoy muy feliz. Solamente quería decir eso.

(Aplausos)

Maite:— Hola, mi nombre es Maite, soy madre de un niño de 12 años que tiene autismo y está en un aula específica. No voy a hablar de mi vida, simplemente deciros que la figura del orientador en mi vida ha sido muy negativa, porque el orientador está alejado de la realidad, vive en otro mundo. El niño no tiene que acercarse a la escuela, es la escuela la que tiene que acercarse a las familias y al hijo. Entonces, cuando pongáis el corazón, vais a usar la inteligencia, porque cuando surge un problema de conducta, no vais a ver un problema de conducta, vais a buscar el porqué, no como me dijo una: «Por toda la cara ha hecho esto». Cuando utilicemos el corazón, vamos a ver no a un niño con un diagnóstico, sino a una persona y vamos a querer ayudarle. Entonces, espero, que, de aquí, de este encuentro salga que el corazón es fundamental, la mano a los padres es fundamental para que esto continúe, bueno, el aula específica debe cambiar un poquito, y para eso es necesario la unión de todos, porque si no la administración nos va a decir que no hay dinero. Simplemente eso, gracias.

(Aplausos)

Esther Gómez:— Hola a todos, y bienvenidos. Mi nombre es Esther y soy estudiante de la Universidad de Málaga. Estamos viendo Twitter y el streaming , y estamos viendo los comentarios que hace la gente acerca de lo que estamos comentando hoy aquí, entonces para darles voz y que todos puedan escucharlos y participen en este Workshop, vamos a leer algunos de los comentarios:

Paula dice que la información debe llegar a todas las familias y que existe mucha desinformación por parte de la administración.

Laura nos ha comentado que nosotros acompañamos como padres y madres en el espectro autista a nuestros hijos con diversidad funcional en el ambiente escolar, que cómo podemos generar canales de comunicación para este desafío de la inclusión.

Carmen Ocaña nos comenta que hay muchas caras conocidas en este Workshop, mucho dolor y sufrimiento en cada historia, mucha impotencia. Que estamos juntos luchamos por una educación digna y en igualdad.

Francisco Urbano nos dice que en la exclusión te encuentras la nada, haciendo referencia a comentarios anteriores.

Javier Herrera:— Hola, buenas tardes, yo soy Javier Herrera. Perdonadme si me emociono, pero tengo las emociones a flores de piel. Tengo las emociones así porque creo y siento que algo está cambiando, desde el momento en el que nos podemos sentar juntos y podemos hablar de esto y podemos generar un cambio en la sociedad. Yo soy presidente de la asociación Petales España. Deciros solo que para mí este encuentro supone un (inteligible) no solo por las herramientas concretas que vamos a tener, las ideas que decían tanto Álvaro como Antonio, sino que todo es una herramienta más para incorporar la perspectiva de derechos como herramienta.

Por otra parte, está la concienciación de toda la sociedad, es decir, si no convencemos a todos y cada uno de los padres, a todos y cada una de las personas con las que conviven nuestros hijos, nunca podremos alcanzar ese objetivo, es una función que tenemos que hacer si o si y que solo la vamos a poder hacer en positivo. Yo estoy convencido de que aquí van a salir herramientas buenas para eso, y nada, daros las gracias a todos.

(Aplausos)

Rocío:— Hola, mi nombre es Rocío y me gustaría arrojar un poco de luz. Yo soy hermana de una mujer maravillosa que cumple 44 años este domingo. Ella tuvo una hipoxia en el momento del parto y tiene capacidades diferentes. Cuando esto pasó hace tanto tiempo, mis padres se tuvieron que venir del pueblo. Lo mejor que encontraron fue un colegio de pago para que mi hermana pudiera estar sentada en una silla al lado del profesor. Yo hoy en día soy terapeuta ocupacional, trabajo como asistente para la integración en el aula de niños diagnosticados de TEA. Lo que me encuentro es que, muchas veces, los profesores quieren, quieren, pero, me dicen: «oye, es que no sé cómo hacerlo». Entonces, [hay que] crear un recurso para que estos profesores que realmente están implicados puedan tener un recurso de formación, porque es que quieren. Al final, nos encontramos con los problemas de los que muchos de los padres habéis hablado, es que tenemos que esperar a que haya un corazón detrás del profesional. Independientemente de que el rol sea el de orientador o profesor, esperamos que detrás haya un corazón que empatice con lo que tú quieres.

No sé si me queda algo. Simplemente, decir que, en cuanto a la administración y el papeleo, por así decirlo, habría que cambiar el uso del lenguaje, que es simplemente cambiar unas palabras por otras, hay palabras que hacen mucho daño. Un padre al que le dan el diagnóstico, lo peor que puede hacer es meterse en internet, porque el mundo se te viene abajo. Buscar esa palabra, lo que significa, es todo negativo. Hay que atender detalladamente el lenguaje. Gracias.

(Aplausos)

Carmen Máximo:— Hola, yo soy Carmen, soy profesora de apoyo. Quería comentaros que soy profesora de apoyo de secundaria y no he tenido ningún tipo de formación pedagógica. Os lo digo porque he estado escuchando todos los testimonios y quería hacer dos precisiones que, después, podré ampliar en los grupos en los que trabajemos. Yo sé que las familias, la mayoría, estáis en Primaria, pero cuando se llega a Secundaria los profesores tenemos la formación pedagógica que hemos recibido en un máster, incluso si somos técnicos, incluso ni se nos exigía eso. Yo llevo 15 años adscrita al departamento de orientación como profesora de apoyo en el ámbito científico-tecnológico para el alumnado en este caso con discapacidad auditiva, pero vamos, trabajo codo con codo con orientadores y otras compañeras, PT y otro profesorado de apoyo, y quería señalar sobre todo dos cosas.

La primera, estoy totalmente de acuerdo con lo que se ha dicho de las etiquetas, porque si tiene sentido la evaluación, es para dar una respuesta educativa, si no, no tiene sentido. Segundo, aquí hay muchos orientadores y yo trabajo con orientador en mi centro: hay dos mil alumnos, los orientadores tienen que tener esa formación pedagógica, y es cierto y yo apelo a prácticas humanizadoras y a que las personas tengamos un corazón, pero, cuando no encontramos ese corazón, están los derechos, y entonces entiendo que la información tal y como dicen los compañeros es fundamental. Primero se piden las cosas, se explican, se nos presentan y pedimos una atención, pero no estamos, ¿cómo decirlo?… mendigando nada. Cuando nosotros vamos a un departamento de orientación y encontramos un profesional, lo que tenemos que encontrar es una respuesta humana, y si no se dan, hay que exigirla, porque exigiéndola a nuestros hijos, y otros niños de otros coles y de otros docentes serán atendidos, porque ante la formación la dirección pedagógica, la dirección pedagógica que aquí hay muchos orientadores, la lleva la orientación, y por supuesto la dirección pedagógica del centro porque tenéis que tener en cuenta que la respuesta a vuestros hijos no dependen solo de la PT o del orientador, sino de la implicación que ese centro tenga en esa inclusión, y, por tanto, yo el tema de la orientación, de las familias y el exigir los derechos cuando no se nos escucha es fundamental. Muchas gracias.

(Aplausos)

Beatriz Domene:— Hola, yo soy Bea, Beatriz, madre de un niño con síndrome de Williams. Además, soy maestra de educación infantil y mi marido es maestro de educación física en el centro donde está mi hijo. Entonces, tengo muchos roles, digamos. Me siento muy identificada con muchas de las cosas que decíais. Quería retomar lo que ha dicho Rocío de que depende de los tutores. El otro día, por ejemplo, estaba en un equipo técnico con la orientadora de mi centro, entonces, le pregunté. Al darle pautas a los docentes de mi hijo, creí que supervisaba de alguna manera lo que se hacía. Entonces, ella lo que me dijo fue: «Ya, pero es que si los tutores no quieren o no están dispuestos…». Entonces, ¿de quién depende que se cumpla el derecho de mi hijo y de todos los demás niños a tener una educación digna? Por otro lado, la dirección pedagógica también tiene que velar por eso, pero, resulta que la dirección pedagógica que en este caso, por ejemplo, son amigos nuestros, dicen lo mismo: «Si el tutor no está dispuesto…». Entonces estamos vendidos. Nosotros, por ejemplo, en las tutorías conseguimos que venga casi todo el equipo docente, porque estamos en el centro, pero ¿y los demás niños cuyos padres no tienen ese acceso? Aun así, claro, estamos mejor que hace unas décadas.

(Aplausos)

Belén Jurado:— Buenas, yo soy Belén Jurado, madre de Lucía, una niña con autismo de 10 años. Tengo también un hermano con esquizofrenia que, en su día, con 20 años, fue expulsado de su colegio directamente. Le dijeron: «No puedes estar aquí», y se acabó, no hubo ninguna oportunidad más. Sí que es verdad que las cosas han ido cambiando, no creo que mucho, pero han ido cambiando. Nuestra experiencia no ha sido nada buena, quizás ha sido más no con los orientadores, sino con los profesores-tutores. Es lo que decís, no saben hacerlo. Yo creo que, primero, habría que mirar a la persona antes que mirar a la etiqueta, y eso no se hace nunca. Entonces, ponen etiquetas, una, otra, otra… Mi experiencia fue que Lucía durante tres años estuvo en un aula TEA y no entró al aula ordinaria apenas unos minutos. Se da de baja esta profesora y llega otra que parece que sí quería que entrase, y Lucía entró. A mí lo que me dijo eso es que, según el profesor que estuviese, tendría derecho a una educación. Yo no digo que las aulas TEA sean inclusivas porque no lo creo, pero bueno, según el profesor que tuviese en ese momento, mi hija podía o no podía. Durante los meses que esa chica estuvo de baja, Lucía demostró que sí podía estar allí, mostró que estaba bien y mostró que podía hacer sus tareas igual que cualquier niño. Cuando la otra profesora volvió, se acabó todo de nuevo. Mi experiencia es que, según el tutor, según el criterio del tutor, Lucía tiene una educación digna, de calidad o no.

(Aplausos)

Lola Berenguer:— Hola, soy Lola y maestra de educación primaria, tengo una hija con parálisis cerebral y nació en los 80. Todo mi empeño desde un principio es que ella estuviera en un centro ordinario, en modalidad B, y luché, bueno, luchamos mi marido y yo, porque en ese tiempo no se entendía muy bien aquello y ella estaba estupendamente bien. Infantil fue una etapa fantástica, pasó a primaria y empezó a convertirse en una carga dentro del aula y nosotros nos rendimos en quinto. Cuando llegó a sexto de primaria, nos rendimos. Ella siempre había estado conmigo en el colegio donde yo he estado trabajando. Nos rendimos, me decepcioné mucho cuando ya la vi en las circunstancias en las que estaba, en el aula, haciendo plastilina con una mano. Me ofrecieron meterla en un aula específica o llevárnosla a un colegio de educación especial. Ahora está en un cole de educación especial, muy bien atendida, muy contenta. Mi lucha sigue con ella para su integración social, ya lleva muchos años dentro del aula, y ella es muy observadora. Veo que dentro de los colegios no tenemos las posibilidades que deberíamos de tener, que sí que hay gente que a lo mejor no sabe o no se interesa, pero que sí que hay gente, maestros, que tienen mucha mano, pero no hay recursos. Yo siempre he comentado con aquellos compañeros que estaban interesados que me parece que el problema no está en que realmente nosotros queramos o queramos, es que no nos ofrecen, y ahora hablo como maestra, la oportunidad de tener recursos para todo lo que queramos hacer.

El trimestre pasado trajeron a un niño con una problemática social muy complicada. Nos lo metieron en segundo con una compañera admirable. Era un niño que se escapaba de clase y había que correr tras él, por los pasillos, para poder encontrarlo. No sabíamos dónde estaba. Todo el equipo, la PT, la logopeda, después de dar servicio a todo el cole, tenían que atender a este chico. Nosotros pedíamos que, por favor, nos trajeran un monitor para que pudiera ser atendido. ¿Sabéis cómo ha terminado la historia? El niño se ha ido del cole, le han cambiado de modalidad de educación, ahora está en un aula de integración en otro colegio del pueblo, y ya está, así han quitado del medio al problema, porque no se llama niño, se llama problema. Gracias.

(Aplausos)

Audiodescripción [AD]: Las intervenciones de las personas asistentes al workshop continúan.

Estela Martín:— Buenos días, me llamo Estela, soy madre de Víctor. Tiene 19 años y está en un aula específica en el instituto, pero como niño, no como persona de 19 años, con unos intereses de 19 años. Aunque no lea, no escriba o no pueda hablar, sus intereses son los de un chico de 19 años, eso no lo podemos olvidar. El instituto le gusta porque le gusta estar con la gente, es muy sociable, lo conoce toda Alhaurín, hasta la policía de Alhaurín. Más protegido que está mi hijo, no lo va a estar en ningún centro. Nuestros hijos tienen que estar en la calle, sus vecinos los tienen que conocer, eso para empezar.

Mi hijo, desde segundo o tercero de primaria, no ha llevado ningún dictamen médico. Fue el propio neurólogo el que me dio la clave: los diagnósticos médicos son intimidad y, por lo tanto, no tienen que ir al centro si tú no quieres, no tienen posibilidad de exigirte el diagnóstico. El diagnóstico del colegio tiene que ser pedagógico, no clínico. A partir de ese momento, cuando me decían: «Oye, que no has vuelto a traer el dictamen», yo le digo que mañana se lo traigo, y así llevo por lo menos 10 años. «Mañana te lo traigo…» Ya no me lo han pedido más, además, Víctor no ha necesitado ir al neurólogo más.

Mientras que sigamos hablando de capacidad y sigamos viendo la escuela como la forma de llegar al trabajo, que es para lo que está ahora, pero eso no es así, el sistema tiene que estar para desarrollarnos como personas.

(Aplausos)

Isabel:— Hola, mi nombre es Isabel, estoy muy emocionada y ahora mismo muy nerviosa también, así que si no me explico en estos dos minutos bien, es por eso. Soy madre de dos hijos. Soy orientadora también. Me duele, como parte de la institución, vuestro dolor, porque me duele la escuela y creo en la institución…, perdonad, me emociono. Creo en los niños, creo en la infancia de todos y no solo de los niños que vosotros sentís y os duelen. No siento que la escuela sea para ningún niño, ni siquiera para (ininteligible). No siento que haya ese respeto entre los sectores que formamos esa comunidad que no es comunidad, no es en común; que son familias y profesores si quieres hacer las cosas por otro camino. Quiero hacer las cosas diferentes. Hay veces que no sé ni qué hacer (ininteligible).

(Aplausos)

Audiodescripción [AD]: Las intervenciones de las personas asistentes al workshop continúan.

Susana Pérez:— Hola, soy Susana, soy gallega. Como bien habréis podido observar, espero no irme de aquí con una etiqueta. Es un gran esfuerzo estar hoy aquí, lógicamente, me está resultando bastante durillo, la verdad. Soy maestra de educación infantil, soy psicopedagoga, no trabajo en un cole, vengo de una asociación de personas con síndrome de Down y discapacidad intelectual, que está en Ferrol. Es una asociación pequeña, aunque lo fue más. Trabajo en el área de educación. Llevo 14 años en la asociación, por lo cual un montón de historias de dolores a mis espaldas. Todas las historias que escuché a lo largo de esta mañana, son historias que llevo escuchando todos estos años.

Yo creo que tienen que cambiar muchas cosas. Me quedo con esa parte de que, al final, es verdad que depende de la voluntad de las personas. He visto cómo las cosas iban mal durante el curso, y al curso siguiente con el mismo docente, y en el mismo centro las cosas iban genial, entonces me quedo con que es posible. Tenemos que fijarnos en qué cosas son aquellas que están funcionando, cuáles son las que no funcionan para dejar de hacerlas, porque también creo, y me parece muy triste, que hay una Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad Intelectual. ¿Cómo puede ser que a estas alturas del siglo veintiuno estemos expuestos a la voluntad de las personas, es decir, que alguien pueda tener derecho a una educación digna y de calidad, dependa de que alguien quiera o no quiera?

Por otra parte, quiero decir que es necesario cambiar e ir integrando esa definición de discapacidad intelectual que nos da la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad intelectual, que dice que la discapacidad surge en relación con el entorno. Entonces, tenemos que quitar el foco de las personas y empezar a ver cuáles son las barreras que tiene el entorno para poder adaptar y participar en igualdad de condiciones e igualdad de oportunidades. También me quedo con que escuché un montón de veces hoy de aulas especiales, lo cual me pone los pelos de punta, porque no creo que tenga que haber aulas especiales para nadie. Todos deberíamos tener derecho a estar en las mismas aulas, todos juntos, porque cuando no es así, los estamos apartando y le estamos quitando la oportunidad al resto de personas de conocerlos y aprender a convivir, y a entenderlos. Y, entonces, llegamos ahí afuera, y claro, el mundo se encuentra con personas con discapacidad intelectual en la calle y no sabe cómo relacionarse con ellos, cuáles son sus necesidades, cuáles son los apoyos que necesitan, ni nada de nada. Entonces, mientras no estén, no cuentan, con lo cual os animo a que sigáis luchando, porque necesitan y tienen que estar donde está el resto del mundo.

Creo que hay profes que tienen derecho a elegir si dar clases a un niño o no. Me parece tremendo porque los niños no tienen derecho a elegir si les gusta un profe o no les gusta. Creo que debemos recordar siempre el tema de los derechos, que están ahí. Tenemos que pararnos en ellos, que para algo están.

(Aplausos)

Mirela:— Hola, yo soy Mirela, vengo de Ibiza y no voy a hablar sobre mi hijo nada, porque escuchándoos a vosotros el caso de mi hijo es superlight. Soy socia fundadora de una asociación de la isla, sus siglas son APIES, Asociación Pitiusas por la Inclusión Educativa y Social. En ella, precisamente hacemos esto, informar a los padres de los derechos que tienen, los derechos que tienen sus hijos, y una de las cosas que pocos padres conocen es que existen equipos de orientación fuera de lo que es el ámbito educativo, por ejemplo, asociaciones que les pueden asesorar en el camino que tiene que llevar para que su hijo termine la escuela. Hace dos años, llegó a la isla por primera vez un colegio especial. Hasta ahora, éramos el único sitio donde no había un colegio especial, pero con la llegada de este colegio especial, también se recortaron los apoyos en los colegios ordinarios, de ahí surgió APIES, y gracias a Nacho, que vino a nuestra presentación, nos abrió un poquito más los conocimientos y los ojos, porque siempre hemos tenido poquito, pero bien repartido, y ahora no hay nada. De los niños, por el simple hecho de que tienen una etiqueta desde orientación, se nos dice: «Hay un colegio especial». Y eso no es así, tenemos derecho como padres a equivocarnos, a llevar a nuestros hijos al colegio que queramos, darles una enseñanza, y ellos tienen el derecho y la obligación de poner los recursos y apoyos para que cada uno tenga su educación de calidad, y en condiciones.

Susana Pérez:— Vuelvo a agarrar el micrófono, porque me olvidé de decir algo. Yo quiero hacer un encuentro como este, pero en Galicia, ¡dicho!

(Risas)

Carmen Morales:— Yo voy a repetir, porque primero he hablado como madre y ahora quiero hablar como presidenta de SOLCOM. Somos una asociación a nivel nacional que defiende los derechos de las personas con diversidad funcional. No os podéis hacer una idea de la cantidad de casos que nos llegan de educación con cambio de exámenes. Hay una tendencia nacional en todas las autonomías de niños y niñas que estaban en aulas ordinarias y pasan a específicas, es un auténtico escándalo, eso va contra la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad. Desde SOLCOM, queremos invitaros a que cada uno en vuestra localidad, vuestras asociaciones, que os reunáis entre iguales, busquéis un buen abogado y denunciéis, porque el derecho a la educación es un derecho constitucional. A veces, se intenta hablar primero con el colegio, y hay veces que el colegio razona porque los profesionales son seres humanos, los orientadores son seres humanos y tienen la misma capacidad de equivocarse que nosotros. Y, a veces, bueno, llevándolos a la reflexión, cambian. Hay ocasiones en las que obligatoriamente la única opción que dan es remitir al niño o a la niña a un centro específico. Y hay gente que acepta porque le gusta y hay que respetar. Por supuesto, pero también hay que respetar mi opinión. Yo no quiero que mi hijo esté en un colegio específico. Cuando se ponen cabezotas los equipos, la delegación y todos, la única fórmula que hay es denunciar en un juzgado. Y ya hay sentencias favorables en España, las cuales se pueden usar para los casos de nuestros hijos. El mío lo denunció el año pasado por otro tema: lo echaron de educación por tener 21 años y discapacidad. Lo podéis usar también, está en la página de SOLCOM, solemos colgar las sentencias. La educación es un derecho y hay que luchar cuando no se te reconoce. Nuestros hijos nacen con una mochila sin derechos y la tenemos que cargar durante toda la vida, eso es una realidad. Entonces, os invitamos a que no solamente os peleéis con los orientadores, que muchas veces se ven entre la espada y la pared, sino que denunciéis. Podéis entrar en SOLCOM y consultarnos y os podemos orientar. Gracias.

(Aplausos)

Susana Fajardo:— Buenos días a todos, soy Susana Fajardo. Yo había escrito tres páginas de mi experiencia con el sistema educativo y la orientación en particular, pero me gustaría señalar dos cosas y contaros una experiencia. Primero, el tema de la sensibilidad y de tener corazón. Puedes tener sensibilidad o no tener sensibilidad, pero tienes que hacer tu trabajo, que es atender a todos los niños, y después si le quieres poner corazón o no le quiere poner corazón porque le sale o no le sale, pues bienvenido sea si lo haces con corazón, pero es tu trabajo y no puedes dejar de hacerlo.

Luego quiero llamar un poco la atención sobre una cuestión que a mí me parece muy importante: no tenemos sentido de pertenencia a un grupo, nadie quiere ser el padre del niño que no sabe leer ni escribir, y seguimos pensando que nos pasan cosas individuales, y venimos aquí y nos damos cuenta de que todas las experiencias tienen puntos en común. No vamos a ir a ningún lado mientras no sintamos que pertenecemos a un grupo y que pertenecemos a este grupo de padres y madres de niños que no saben leer ni escribir con trece, con 14, con 15, con 21 y con 50, y que todos tenemos que luchar por los derechos de todos.

Mi última experiencia con la orientación, la penúltima, fue cuando Víctor acabó sexto el año pasado. Durante todo sexto se estuvo haciendo el dictamen psicopedagógico, él ya estaba en combinada en cuarto. En Extremadura, hay una opción de escolarización combinada, que es acudir al centro ordinario unos días y al centro de educación especial otros días. Cuando él estaba en cuarto, por una tutora con la que no pudimos hacer nada, aceptamos la combinada y después vimos la realidad de la educación especial. Comparamos con la realidad del centro educativo ordinario, conocimos a una maravillosa tutora. No era que mi hijo tuviera problemas de conducta, es que se estaban provocando problemas de conducta. Durante ese dictamen, nosotros fuimos a las reuniones con esa orientadora, a exponerle una batería de motivos por lo que nuestro hijo no debía dejar la combinada, no debía dejarla porque pertenecía al grupo, había sentido de pertenencia no solo por parte de mi hijo, sino también por parte de los demás, porque había mejoras de conducta, cuando estaba en el centro ordinario se comportaba peor en el centro de educación especial, por muchos motivos. Las únicas razones que nos dieron eran repetir o un centro de educación especial, cosa que nosotros nos negamos y, después de mover mucho, él ya está en el instituto.

Quiero llamar la atención por dos cosas. Primero, toda la batería de motivos que la orientadora nos daba para decirnos que Víctor no debía seguir en el instituto eran problemas sistémicos, problemas de su sistema, de la organización del centro, de ratio, de la formación del profesorado. Estaban cargando sobre las espaldas de nuestro hijo los problemas de su sistema. Segundo, cuando nosotros expusimos toda una batería, ella decía que ¿por qué tendría que dejarse convencer por nosotros, en vez de nosotros dejarnos convencer por ella?, porque ella era la profesional y nosotros solo éramos sus padres. Ella no entendía que nosotros pudiéramos tener una opinión y que ella tuviera que respetar nuestra opinión, porque era la profesional. Entonces, cuando llegó el momento y los argumentos puramente que afectaban a nuestro hijo cambiaron, empezamos a hablar de exclusión, empezamos a hablar de cortar el vínculo social de nuestro hijo, cuando empezamos a hablar de discriminación, ella nos llegó a decir que no se quería plantear todo eso porque quería dormir tranquila. Muchos no se plantean que es necesario esto porque se está vulnerando derechos, ellos siguen defendiendo el sistema, y hacen su trabajo para defender el sistema.

(Aplausos)

Esther Polo (alumna máster):— Hola de nuevo, en el streaming, una chica que se llama Marta Recarte Domingo ha contado una historia y voy a leerla para que podamos escucharla todos:

«Soy orientadora de ESO, y en mi instituto tenemos dos niños cuyas capacidades suelen ser motivo de exclusión. Los profesores decían que era imposible que estuvieran aquí, se mostraban asustados e incapaces, pero, poco a poco, van aprendiendo. Ahora están incluidos totalmente. La pedagoga terapéutica trabaja dentro de las clases con ellos, y los compañeros de clase se están enriqueciendo de la diversidad, adquiriendo unos valores de solidaridad y respeto muy valiosos. Falta cambiar la formación del profesorado, cambiar el tipo de burocracia segregadora y recursos, pero, incluso así, se puede hacer más de lo que se hace, solo hay que querer hacerlo.»

(Aplausos)

Cristóbal Gómez Mayorga:— Hola, soy maestro de PT, llevo cuatro o cinco años, pero veintitantos en educación infantil. Solo quería manifestar una cosa: el 80% de mi trabajo ahora no son los niños y niñas con dificultades, porque yo no le veo problemas. Al que le falta aprender las letras, las va aprendiendo; al que está en otro nivel, puede hacer otras cosas. El 80% de mi trabajo es hablar con el personal, pero, no es un tema solo de conocimientos, es un tema de cultura escolar, de libro de texto, de que solo saben seguir todos el mismo nivel, homogeneidad, y todo este tipo de cosas. Entonces, es un cambio de actitud. Hay que estar por los pasillos con buen rollito. A veces te entran ganas de muchas cosas, convenciendo de lo que saben, pero: «no te das cuenta de que sabe… mira lo que me ha hecho». No ven las capacidades, eso es un trabajo. Los maestros de PT tenemos la universidad desde un toque, que no aprendan a trabajar con los niños con dificultades, que aprendan a trabajar con los profesores, con las direcciones, con los orientadores, con todo el mundo, porque somos ahí una saga que puede hacer que se muevan cosas. Gracias.

Participante 1:— Buenas. Simplemente, me estoy dando cuenta de que, aquí, los padres o lo evitamos o no lo tocamos, y los profesionales también. ¿Por qué rechazamos a los niños y los llevamos a un aula específica o a un colegio de educación especial?

Una es la conducta. La conducta la miramos de una manera muy deshumanizada, porque siempre pensamos que la conducta la trae el niño, y nunca pensamos qué provocamos nosotros en esa conducta. Entonces, fundamentalmente, el profesorado y el orientador se oponen. Muchos de los problemas los creamos nosotros, por no respetar la decisión, porque el niño, aunque no hable, sabe lo que quiere y tiene intereses; otra cosa es investigar, ponerse las gafas. Es fundamental que nos pongamos las gafas, pero ya no solamente desde el corazón, desde la manera más profesional. Las conductas muchas las creamos nosotros, y luego sí que tenemos un problema, porque no sabemos trabajar y le echamos la culpa al padre. Es mi mochila, por supuesto, porque es mi hijo, mi vida, mi corazón, pero es vuestra responsabilidad y tenéis que hacerlo. Porque luego estos niños son como la plastilina, les estamos dando forma y serán personas mayores, y ¿quién los va a incluir? Nadie. La conducta es una de las cosas fundamentales, no tenemos que tener vergüenza. Si pregunto, hasta yo tengo problemas conductuales, pero a mí nadie me analiza. Yo puedo estar en un semáforo y decir «me cago en…», pero, a mí, nadie me va a hacer un registro. La conducta la vamos a analizar de manera seria, haciendo registros, no diciendo: «yo creo que». Entonces, vamos a ver cuál es el problema del niño y le vamos a ayudar, porque este niño va a ser una persona mayor y, luego, para ellos existe la nada, y no tenemos derecho a hacer eso.

(Aplausos)

José e Isabel Yagüe:— Hola, buenos días, soy José e Isabel. Somos padres de una niña de seis años y venimos de Valencia. Nuestra historia, como la de muchos de los que estáis aquí, es pelear con Sanidad, con Educación, todos los días, sin tener ningún conocimiento. Bueno, siempre hemos ido con los artículos, con los derechos, quizás eso es lo que ha hecho que nos respetaran en ciertos sitios.

Entonces, cuando llegamos al colegio y ya nos desgastaron, un psicólogo nos dijo que teníamos que ir a educación especial. Entonces, fuimos a visitarlos todos y nos dimos cuenta de lo que hay en los centros de educación especial. Y dices: «yo no quiero eso». Pero no hay otra alternativa. Pusimos en el dictamen que no estábamos de acuerdo, en función de los derechos de las Naciones Unidas, los artículos, y todo eso. Finalmente, alguien nos escuchó, y dimos con una orientadora, que se llama Ana, y nos abrió la vida a otro colegio. Y pasamos de un colegio en el que mi hija era un problema, no podía ir a las excursiones, al colegio cuando no tenía a la educadora o que nos llamaba para que no la llevásemos, a un colegio donde no hay ningún problema. Es decir, cuando llegamos allí, nos dijeron: «Aquí hay muchos niños y no hay problema, no tenemos ningún problema, es que ni nos enteramos». La diferencia es que allí no hay educadores ni PT, los hay en la tarjeta de visita, pero, todos los profesionales hacen todo y, al final, todo eso sale. A mí lo que me gustaría es que de aquí saliera, que nos multiplicásemos, que cada provincia identificara esos colegios que saben hacerlo bien, y que no están aquí, y escribieran ese libro de pautas que hay que seguir para que esto ocurra. Si es posible en un colegio, ¿por qué no en otro? Me gustaría que se escribiera ese Libro Blanco que podemos encontrar para montar una asociación sin ánimo de lucro, pues hagámoslo para la educación inclusiva. Un libro donde estén los derechos, en el que estén las pautas a seguir, que sirva para profesores, y sirva para las familias. Bueno, y creo que ese es mi objetivo hoy aquí. Gracias.

(Aplausos)

Olga Gave:— Bueno, a ver los nervios y las emociones. Soy Olga Gave, mamá de tres nenes y digo que para mí cada uno de ellos funciona de una manera, aunque mi hijo mayor tuvo que probar la educación especial, porque ya venía, como decirlo, ya estaba hecho, en la estimulación a donde íbamos ya me dijeron que iba a ir a un cole especial, que iría en autobús, y que comería allí. A mí eso ya me sonó a «¿qué pasa?» Pero bueno, yo desconocía, era mi primer hijo, no tenía ni idea. Nos dejamos llevar. La psicóloga nos dijo que sería el mejor sitio. Aún conservo el papel de cole especial, cole ordinario o combinado, pero, el mejor sitio era el especial. Total, tres años de lucha. a mí me veíais y yo sentía que cuando bajaban del autobús esos niños, dejar a mi niño allí… no sé, me dolía el estómago, veía que eso no era lo que yo quería. Entonces, por curiosidad, por moverme y buscar en internet, encontré a una maravillosa persona, que está aquí y se llama María José.

María José tenía un escrito que decía: «¿Quién era ella, quiénes eran los orientadores para decidir si este niño va a especial y este a ordinario?» Entonces, me fue tocando la cosa. Le escribí. Peleamos. He sacado a Jaume del cole especial, está en un cole ordinario. Y yo quería aportar muchas cosas, pero, como que le hemos quitado todo lo que tiene, porque para mí, mi hijo no tiene nada, funciona de otra manera, entonces le hemos quitado cosas. Al estar en el cole especial, pienso que le encasillábamos a no estar en nuestro mundo, a estar aparte. Entonces, allí, en el cole ordinario, como Jaume ya venía del cole especial, ya había un precedente: ¿quién sería este niño? Y cuando empezaron a verlo: «Ay, qué bien, no es para tanto». No sé, creamos unas cosas, y nada, ahora estamos muy contentos, y eso quería agradecérselo a María José.

(Aplausos)

Virginia:— Hola, perdonad, pero yo voy a repetir. (Dirigiéndose a Cristóbal Gómez) Has dicho que te dedicas casi el 80 % a hablar, a enseñar a profesores, y me parece fundamental. Pero he de decir que mi hijo lleva desde primero hasta sexto de primaria en un colegio. Le he cambiado ahora en enero y en este colegio no he escuchado absolutamente ni una frase descalificadora. Con los profesores puede conseguir esto o lo otro, le han ido animando, pero, a partir de iniciar la evaluación psicopedagógica, me encuentro que el PT me dice: «Cuando sea mayor va a ser a peor». Me encuentro que la secretaria me dice «Valdrá para colocar un tornillo en un sitio determinado». Frases que no he escuchado en seis años, y las escucho ahora, ahora, a partir de la evaluación psicopedagógica.

Luego, otra cosa que me parece muy importante es cuando hablas con los inspectores o con los orientadores. Ahora resulta que, cuando un padre tiene un niño con necesidades educativas especiales y se dedica como cualquier otro padre a ayudar a su hijo para que avance, tú no lo haces bien, o sea, los padres no sabemos, no podemos compararnos con ser un docente, los padres debemos ser padres y no maestros. O sea, el colegio o el Estado no da apoyos, pero si tú como padre ayudas a tu hijo, qué cojones, encima también lo estás haciendo mal. Entonces, no lo termino de entender. En el desayuno he estado hablando con una madre que me ha dicho una frase fundamental: «De nada nos sirve a los padres quejarnos de las instituciones, de nada nos sirve a los padres quejarnos de los maestros, los tutores, como los padres no tiremos hacia delante y nos unamos, ellos son un ejército que está muy bien construido durante muchos años». A favor de que esto funcione como ellos esperan que funcione. Es así porque, lo queráis o no, y lo voy a decir, y no sé si habrá alguien de Madrid y me puede perjudicar. En Madrid, una de las fundaciones más importantes que hay es la fundación Carmen Pardo Valcarce, que ahora ha cambiado de nombre por una razón muy sencilla. La señora que lleva esa asociación se llama Carmen Casafranca. Esa señora es una de las imputadas en las ‘Tarjetas Black’ de la Comunidad de Madrid, es socia de gente que estaba en el partido. Esto está montado de una determinada manera para que la educación, como ha dicho un padre antes, lleve a nuestros hijos a una serie de talleres que luego beneficien a una serie de personas. Y eso es una realidad, y es tal cual, no es una cosa que yo me invente, cualquiera lo puede leer.

A mi hijo, cuando estaba en infantil, le daban ataques epilépticos (ya está dado de alta). Le llevé a una institución en Madrid que dependía de Sanidad y se llamaba el Instituto Dionisia Plaza. Lo han cerrado. Ese colegio que apoyaba a los niños, recibía unos cheques en blanco de Sanidad; 3000 euros que pagaban por mi hijo, y no funcionaba. Les orientaban para que tuvieran lugar unos talleres. Y no nos engañemos, esto está montado de una determinada manera para que las cosas lleguen a un término. Por eso, a los 21 años no pueden seguir estudiando, para que vayan a una serie de sitios. Y lo que digo de un ejército… los orientadores te quieren mucho, pero cuando entra la orientadora ya no te miran, encuentras que un profesor te viene a hablar porque presentas un escrito, y te encuentras que todos los que eran muy amables contigo, ya dejan de serlo, ya no eres la madre que has estado seis años, que es tu colegio en el que has estudiado, ya eres la que viene a tocar las narices y vas a generar un problema en el sistema. Perdonad.

(Aplausos)

Fernanda Valdés:— Hola, bueno, soy Fernanda Valdés. Vengo de Cáceres y soy la mamá de Zoe, porque ella es más famosa que yo. En Cáceres, en realidad, me he sentido un poco sola desde que nació Zoe, porque era como mi problema, pero descubrí Facebook y un montón de gente maravillosa que la siento como de mi propia familia realmente. Cuando nos hemos encontrado aquí, ha sido como: «Anda, ¿qué tal Alejandro, María José o Belén?» Y eso es fantástico porque sientes que no estás loca, igual que cuando conocí a Nacho, fue como, bueno, menos mal que existes.

Zoe tiene cinco años ahora, o seis, sí, tiene cinco años ahora, estamos en tercero de infantil. Ahora tenemos el paso a primaria, pero me da mucho miedo. Hice magisterio y sé lo que supone el paso a Primaria con cinco horas sentados en una silla. Zoe es un espíritu libre y no sé aún muy bien qué decisión tomar. Lo que yo quería decir, porque ya se ha dicho casi todo aquí, de los problemas, las cosas que hay que enfrentar y todo eso, que a algunas ya me he tenido que enfrentar, y que luchar y argumentar, a pesar de que me llamen loca o lo que sea. Yo, desde mi profesión, soy músico, cuentacuentos, trato de hablar o contar cuentos sobre las diferencias, sobre lo diferentes que somos todos y lo maravilloso que es eso, y los niños lo entienden perfectamente. Luego, hay que trabajarse a los padres, eso es más complicado, pero los niños desde la infancia lo entienden perfectamente. Y yo, desde el principio, es verdad que en el colegio en el que estamos es pequeñito, Cáceres tampoco es grande, entonces tengo un hueco y Zoe tiene un hueco y es una más hasta ahora. No sé qué pasará en el futuro, y no tengo miedo porque confío. Entonces, creo que hay que cambiar mucho las miradas y la infancia es muy importante para cambiar esas miradas, porque esa infancia luego va a ser adulta, y ese es mi pequeño granito de arena, la mirada que tenemos hacia nuestros hijos es lo que los demás ven cómo los vemos y eso también hacen que los vean de otra forma y eso es muy poderoso, cambiar las miradas es muy importante.

(Aplausos)

Belén Jurado:— Yo quiero repetir, porque hay gente que lo conoce, pero hay gente que no. Yo hice hace un año, cuando todo estaba muy mal, muy mal, una cadena con el libro de Nacho Calderón «Educación, Hándicap e Inclusión» y con una flor de mi hija. Pasó por el colegio y pasó por muchas personas. Yo os animo a llevarlo a los colegios, a llevarlos a las instituciones y que esté ahí, porque este libro es muy importante, de verdad. Y otra cosa que quería comentar antes de que se me olvide, es el proyecto «Madres», que no sé si lo conoceréis. Visitadlo, porque allí hay muchas historias de mamás y mucha gente que cuenta lo que se está contando hoy aquí. Gracias.

(Aplausos)

Antonio Guerrero:— Hola, voy a repetir por cosas importantes. Una es esta señora que ha hablado sin el micro. Yo siempre he dicho que nunca hay que juzgar al rival por su tamaño, sino por su capacidad de resistencia. Por ejemplo, los trescientos en el paso de las Termópilas, que no pararon hasta que su pueblo salió. Y también hemos dicho desde el principio, desde que nacimos como colectivo, como movimiento, que si aprendemos a aceptar la diversidad como algo normal, no hay que hablar de inclusión sino de convivencia, pero eso hay que aprenderlo desde la cuna, no desde que se llega al colegio, porque ya tiene tres años. Antes ya les hemos enseñado, posiblemente, a que este es cojo, este es tuerto, esta es rubia y preciosa, y que también es ‘víctima de’.

¿Y por qué digo esto? Porque antes hemos dicho que los maestros no saben. Nosotros hemos ido este 6 de febrero a la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla, desde la plataforma de atención temprana con miembros nuestros, a enseñar a los futuros maestros qué se van a encontrar. Han ido dos ponentes que son premio Reina Sofía, o sea gente de categoría, han ido madres, padres, directores de colegios y han dicho: «Esto es lo que os vais a encontrar en las clases». Y han visto niños con síndrome de Down, han visto niños con piel de mariposa, han visto niños con parálisis cerebral, y con catorce mil enfermedades raras que casi ninguna se puede pronunciar.

Pero también hemos dicho, y volviendo a lo de antes, volviendo a los niños, ¿por qué no implicamos a los niños a interactuar con los niños, y no separamos a los unos de los otros? Y esto viene a que las familias decían que sus hijos estaban solos en el recreo y nadie los acompañaba. Entonces, se nos ocurrió implicar a los niños de las clases superiores a que jueguen y sean protagonistas con los más pequeños. Hoy publica el periódico La Razón nuestro proyecto, estamos repartiendo carnets de protectores. El niño, por ejemplo, de la clase de 8 años cuida, acompaña, protege y enseña a niños que están solos en el recreo, y hoy sale en la prensa. Como decía esta mujer (señala), no penséis que es posible, es que ya es posible, que ya se están dando los carnets, que a mí me están llamando alcaldes y concejales: «Antonio, que lo voy a implantar en todos los colegios». También he hablado con el director de ordenación educativa, aquí hay funcionarios de la conserjería, y me ha dicho: «Cuelga el proyecto en el portal de buenas prácticas, lo vamos a analizar y, si es correcto, lo implantamos obligatorio en todos los colegios». Entonces, ¡qué forma más bonita! Un niño de 8, 9 o 10 años se sienta ya responsable de un niño de 3, 4 o 5 años. Estamos dando un plus para él y un motivo también a su familia de sentirse orgullosa y, sobre todo, el niño que es diferente está acompañado, incluido, protegido y se le enseña a jugar. El juego es juego desde que el hombre es hombre, desde que se inventó el juego, y el niño donde de verdad aprende es interactuando con sus iguales. Hagámoslo que es posible, que aquí está. Muchas gracias.

(Aplausos)

Fran Pereña:— Gracias, buenos días, me dais dos minutos, cuando el que va a hablar es un abogado. Quería presentarme, a lo mejor soy el único que no tiene mucha relación con el punto de vista de la educación, sí desde el punto de vista del derecho, que he visto que tenéis la facultad ahí enfrente, por lo que lejos no estamos, y creo que todos juntos podemos ayudar a que esto vaya bien.

Pertenecemos estas mujeres y yo, incluido esta pequeña. Venimos de Madrid, ahora mi compañera presentará el colegio Carlos Cano, y yo como abogado quiero poner en conocimiento de todos una iniciativa legislativa de los ayuntamientos, de 42 ayuntamientos de Madrid, que está ahora mismo en la asamblea de Madrid. Es una iniciativa hacia la educación inclusiva. La educación inclusiva es un derecho, os lo digo yo como abogado que vengo de ahí enfrente, es un derecho, pero que no se cumple. Sobre esta iniciativa legislativa, ella antes hablaba de los ejércitos y nosotros hablamos del ejército de hormiguitas, yo al principio no estaba en ese ejército, empezaron hace ya dos años, y esos dos años han acabado en que el próximo 1 de marzo en la asamblea de Madrid hay una toma de consideración y esa iniciativa legislativa de los ayuntamientos (ILA) ya se llama proposición de Ley 17/17. Ya nos toman en consideración. Es un proyecto de un ejército de hormiguitas, pero es un proyecto muy ambicioso y, como ese ejército de hormiguitas dice, porque es muy modesto, pero yo creo que no, «desde la modestia se quiere conseguir algo que es lo que estamos todos aquí pretendiendo».

Permitidme que hable del derecho a la educación inclusiva. Está regulado en todas las legislaciones, pero llevarlo a la práctica es otro asunto. En la práctica es donde ese ejército, que ella mencionaba, nos pone todas las trabas posibles. Desde el punto de vista legislativo, se busca establecer una base, una norma que debemos cumplir; sin embargo, como ahora, no se cumple. No sé si conoceréis una reciente sentencia del Tribunal Supremo, nuestro tribunal más alto. Para los especialistas en derecho preocupados por estos temas, es muy clara y va a crear jurisprudencia. Es decir, es algo que los jueces y los tribunales tendrán que considerar, y que complicará las cosas a ese ejército que intenta hacerlas mal. Sin embargo, mi enfoque es puramente jurídico; necesitamos también a personas fuera de este ámbito. Vosotros, desde la base, tenéis que luchar para cambiar esta situación. Mientras se aplican y aprueban las leyes, y los partidos políticos evalúan si son beneficiosas para el electorado, tras la asamblea de Madrid, deben reflexionar. Hemos llegado hasta aquí, es un gran paso y juntos podemos lograrlo. Mientras tanto, gente humilde como yo estamos aquí para luchar en los juzgados, que al final nos están dando la razón. El problema es que para llegar a este punto, a la guerra interna de cada uno, le añadís la batalla de los juzgados, las sentencias y el tiempo, todo lo cual debe ser muy rápido. 'Que al niño me lo quieren llevar', pues hay diez días para actuar. Es una carga enorme para vosotros, los padres que enfrentáis este problema y los trabajadores de la educación, sin necesidad de adentrarnos en este mundo tan corrosivo que es el derecho. Pero aquí estamos, representando una ILA (iniciativa legislativa de los ayuntamientos) que hoy tengo el orgullo de representar. Son cinco millones de personas en Madrid, porque hay 42 ayuntamientos. Lo que comenzó como un pequeño sueño de conseguir apoyo de 3 ayuntamientos, lo que establece la ILA, se ha hecho realidad. Así que, aquí estoy para ayudar en lo que se pueda. Muchas gracias.

(Aplausos)

Participante 2:— Yo quería comentar algo que creo que es fundamental para las maestras y los maestros. A mí me gustaría invitaros… como maestro debemos tener dos cosas fundamentales. Una, compromiso absoluto en nuestro trabajo, compromiso con la justicia social, con la equidad educativa. Segundo, tener un poco o mucha rebeldía. Creo que nosotros tenemos que rebelarnos contra este sistema que es opresor, segregador y que es nuestra responsabilidad cambiarlo, entonces no podemos ser meros instrumentos del sistema, sino que estamos para transformarlo y por ende transformar la sociedad en la que vivimos. Gracias.

(Aplausos)

Rosario Barea:— Hola, buenas, somos los padres de dos niños, pero uno de ellos con diversidad funcional. Nosotros estábamos predestinados. Yo hice psicología aquí en la Universidad de Málaga y tuve la suerte de conocer a Carmen Linares haciendo la asignatura de Atención Temprana. Por eso digo que estábamos predestinados, porque años más tarde tuvimos un maravilloso niño, nuestro primer niño, Pedro, con diversidad funcional. Entonces acudí a Carmen Linares, y todo era maravilloso con Carmen Linares, pero, ¿qué pasó? Que ya la atención temprana chirriaba, hacia aguas. El centro de atención temprana al que lo llevamos por primera vez no era lo que Carmen Linares nos decía, y nosotros decíamos: ¿pero esto qué es? Allí no se hacía atención temprana. Entonces nos dijo Carmen: «Hasta que no encontréis un centro donde se haga atención temprana como se debe hacer, no paréis». Y así seguimos luchando hasta que encontramos un centro donde se hacían las cosas.

Cuando empezamos con el tema de la educación, nosotros somos de un pueblo de Cádiz muy pequeño, donde hay solamente un colegio, acudimos al EOE del colegio, muy conocido nuestro y de mi marido. Nos dijo de entrada que él daba por supuesto que el niño no iba a estar allí, porque daba por hecho de que nos lo íbamos a llevar a 15 kilómetros, a Ubrique, el pueblo más grande que hay cerca del nuestro. Yo le dije que el niño no era de Ubrique, que el niño era de Villanueva del Rosario, que es de donde somos nosotros, que ya con los obstáculos que teníamos, ¿por qué deberíamos llevar a nuestro niño a otro colegio? Él se lo contó al equipo de orientación y al equipo de orientación educativa. Siempre nos dijeron que ellos ponían la mano en el fuego de que nuestro hijo no iba a estar en el colegio del pueblo. El colegio del pueblo es más o menos como ha contado Antonio y yo pensé que era ideal. Son aulas unitarias, los mayores ayudan a los pequeños, pero ¿qué pasa? Que, como mi hijo es un estorbo y el EOE no quiere que esté allí, ningún maestro quiere que Pedro esté allí. Es una lucha diaria, pero, aun así, somos famosos casi en la delegación de Cádiz, y Pedro está allí.

Participante 3:— Ayer viendo los vídeos me di cuenta de que muchos de ellos decían que la etapa de Infantil fue maravillosa, que no había problemas. Entonces, yo lo que me pregunto es qué hay en Infantil que se pierde obligatoriamente en primaria, o, dicho de otro modo, ¿no podríamos analizar la etapa de Infantil y ver qué se puede mantener en primaria para que no haya ese cambio, esa ruptura? ¿Por qué en Primaria prima la estandarización, la homogeneización, la unificación y hay tanto miedo a perder el control de lo que el niño aprende? Como si el evaluar a los niños en distintos objetivos, eso es garantía de que los niños están adquiriendo verdaderamente esos aprendizajes, cuando lo único que indica es que, en ese momento de la evaluación, el chaval o la chavala es capaz de recordar lo que le han preguntado, pero realmente los aprendizajes a largo plazo no creo que se den ahí, por lo menos en el contexto de esas evaluaciones. Por lo tanto, yo creo que habría que perder el miedo a que Primaria se pareciera, se siguiera pareciendo a la Infantil. Me gustaría que se analizara en algún momento eso, ¿qué diferencia hay entre una etapa y otra? Gracias.

(Aplausos)

Antonio Márquez:— Bueno, yo soy Antonio Márquez. Los que me conocéis sabéis que mi historia, mi lucha, va por otra parte, como se ha comentado aquí un poquillo. Hay muchos docentes que necesitan herramientas, que quieren saber cómo hacerlo. El trabajo de concienciación y de lucha que todos los que estamos aquí hemos hecho está empezando a surtir efecto. Y ahora, hay que dar un paso más: dotar de estrategias a todo ese profesorado que lo está demandando. Sí, ya somos conscientes de esto, pero, ¿cómo lo hacemos? En este sentido, quiero poneros un toque positivo porque hay muchas iniciativas, ya que están funcionando, sobre todo en las redes sociales. Hay un grupo bastante amplio de casi cien orientadores que están en torno a Telegram; con Twitter nos movemos, con el hashtag #orientachat, se están haciendo grupos de trabajo para analizar situaciones de inclusión, analizar situaciones psicopedagógicas cómo podemos cambiarlas, entonces se están dando formaciones en muchos centros, ya que quieren apuntarse a esto de la educación inclusiva. Por ejemplo, en el centro de profesorado de Almería están haciendo una iniciativa muy grande dirigida por Manolo Ávila, y yo mismo estoy haciendo una formación a 28 centros de Andalucía, 28 centros que han puesto como línea prioritaria conseguir en dos años la educación inclusiva. Hace dos semanas conseguí que se reuniesen en Motril 100 docentes de innovación educativa, podemos decir de los más punteros de Andalucía, que están generando esa transformación en la escuela que tanto se demanda, no solo en inclusión, sino también en propuestas didácticas innovadoras, todo para hablar solamente de inclusión y que la innovación educativa se dé la mano con la inclusión porque es fundamental.

Entonces, yo quiero también que pongamos el foco de atención en ese montón de docentes, que son los que yo estoy convencido de que pueden propiciar este cambio, los docentes, no los de PT, o los orientadores, el docente está definitivamente con el alumno, y poner el foco en ese docente porque hay bastantes cambios, se están produciendo cambios y tengo la conciencia bien, feliz, porque se están consiguiendo cosillas. Gracias.

(Aplausos)

Participante 4:— Para los padres y madres que están viendo que el sistema no les funciona, pues se va a los juzgados y no pasa nada. Llega un momento en el que se está tan harto, que se va a los juzgados, no hay problema, ahí está SOLCOM. Hay gente que les va a apoyar, y a la Administración es lo que más les fastidia. Es decir, vamos a los juzgados, hay que ir a por ellos, y oye, yo lo siento mucho por los orientadores, por quien sea, pero los padres son los que tienen que dar el callo y las madres, que para eso estamos, y no el sistema. El sistema, ya sabemos cómo está y lo que hay, entonces se va a los juzgados, se denuncia y punto. Y nada más, es lo que os digo.

(Aplausos)

Rocío Salcedo:— Buenas tardes, mi nombre es Rocío, soy psicopedagoga y PT por vocación, y bueno, después de ver los vídeos de ayer de todos los padres y madres, me gustaría hacer un reconocimiento porque os habéis sacrificado durante años por mejorar la calidad de vida de vuestros hijos y, sobre todo, os habéis dedicado en cuerpo y alma en sacarlos a delante. Sin embargo, es innegable que dicha labor es poco reconocida socialmente, y en muchísimas ocasiones seguís luchando ante distintas adversidades, como por ejemplo administraciones poco comprometidas y una sociedad poco sensibilizada y accesible. Creo y pienso que el avance del niño con diversidad funcional en Primaria depende mucho del PT y del tutor dentro del aula. Por mi trabajo, no creo en el diagnóstico sobre papel, creo en el trabajo diario en el aula bien hecho, porque los alumnos evolucionan tanto y cada día nos muestran que quizás necesitan un poco más de tiempo, pero que al final son capaces si los docentes ponemos en marcha los recursos a disposición del alumnado. Creo y pienso que el profesorado, en general, necesita una formación más especializada, sobre todo en los tutores de aula, y por supuesto necesitan más empatía y poner en la piel de vosotros, de las familias. Queda tantísimo por hacer en el ámbito educativo, quizás eliminar todas las etiquetas diagnósticas y pensar, como bien había dicho una madre, en ese diagnóstico más pedagógico que clínico. También queda muchísimo por hacer, porque en muchos de los centros todavía esa inclusión en esa aula ordinaria no se realiza, ese apoyo educativo dentro del aula ordinaria, sino fuera del aula, en el aula de PT. Me gustaría también reivindicar que es necesario modificar también el lenguaje que tanto daño hace. En definitiva, somos muchos los docentes que creemos en la inclusión, pero creemos en una inclusión real y efectiva. Muchas gracias.

(Aplausos)

Paco Serrano:— Bueno, yo repito, pero más breve que antes. Yo tengo un poco un apunte de respuesta a lo que decía la compañera antes: ¿qué sucede en el paso de Infantil a Primaria, o en el paso de Primaria a Secundaria? Yo me formé como maestro en esta misma facultad. Estudié magisterio de infantil aquí y, luego, pedagogía, y un día un profesor de aquí nos estuvo hablando del concepto de educación, así en bruto, y nos estuvo hablando de la diferencia que hay entre la educación, la formación y la alfabetización. Después yo salí de aquí y comencé a trabajar, y empecé a trabajar en Educación Infantil y no en todos los casos, y no me gustaría generalizar porque hay muchísimos compañeros y compañeros muy valiosos trabajando y haciendo un trabajo, de verdad, de perlas en Educación infantil, pero, es verdad que muchas veces me he encontrado con que la Educación Infantil no es Educación infantil, es alfabetización infantil, y en Primaria más. En Primaria, la educación se convierte en alfabetización porque se reduce a enseñar a leer, a escribir, los ríos, los reyes, la geografía, las asignaturas se estancan y se olvidan de lo que realmente, es lo que decimos. No hablo de cuestiones de corazón o de voluntariedad. La Educación Secundaria Obligatoria no es formación; se habla de que la Educación tiene el propósito final, último, del desarrollo integral de las personas, desarrollo físico, psicológico, moral y cívico, en todos los aspectos. Entonces, si la ley que tenemos ahora mismo vigente en nuestras manos los maestros y maestras de toda la comunidad educativa, nos dice que ese es el objetivo, entonces, ¿por qué demonios se obvia esa finalidad y se transforma lo que debería ser educación integral en mera formación académica o laboral? La formación se tiene que quedar en la Universidad, que para eso está. Gracias.

(Aplausos)

Alejandro Calleja:— Bueno, yo creo que lo que nos tiene que quedar claro a las familias desde el principio, que para eso creo que hemos venido, es tener una concienciación clara personal de que queremos defender el derecho de nuestros hijos. Su derecho como sujetos jurídicos que son. Nosotros, la administración y los profesionales, tenemos la obligación de que ese derecho se cumpla. Y, efectivamente, la enseñanza tiene que ser enseñanza para la vida, para que la persona sea lo más autónoma e independiente posible. Después cada uno tirará a donde tenga que tirar. Lo importante es tener esa conciencia, crear conciencia de grupo, de familias, como se está empezando a crear en distintas comunidades autónomas. Y, efectivamente, reclamar; si hay que ir al juzgado, se va, con el apoyo de profesionales. Hay psicólogos clínicos, orientadores que nos pueden apoyar, abogados que nos pueden ayudar. Incluso ya no hay que ir al juzgado a defender el derecho de la educación inclusiva de nuestros hijos, está la Convención Internacional de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad, que ahora en mayo hace diez años que España la ratificó. Y solo os voy a dar un apunte, después lo voy a explicar mejor. Solo rellenando un cuestionario y mandando el dictamen de escolarización al centro combinado o al centro especial, no hace falta juzgados, la comisión de derechos humanos interviene directamente, porque ya hay una vulneración del artículo 7 y del artículo 24 de la Convención, y es efectiva, real y gratis.

(Aplausos)

Raúl López:— Hoy, soy Raúl. Yo lo único que tenía claro cuando comencé a trabajar es que no quería trabajar en educación especial y por eso estoy hoy aquí, porque tampoco quería trabajar con la comunidad gitana, ni con inmigrantes, ni con sectores marginados, ni sectores familiares también segregados, con lo que siempre he querido trabajar y he trabajado es con el sufrimiento de los niños y niñas que hay en las aulas, no sé si normales o no normales, diferentes o no, pero hay mucho sufrimiento. Un sufrimiento que pasa por clases aburridas, que son pasivas y llevan a la segregación, frente a clases interesantes, que son participativas y, curiosamente, donde nunca hay problema para la inclusión. Entonces, el trabajo es transformar los sistemas tóxicos que están produciendo tanto sufrimiento.

(Aplausos)

Ainhoa Yáñez:— Hola, buenos días a todos. Yo soy Ainhoa. Como hemos dicho antes, venimos representando la ILA inclusiva, y también a un colegio que hay en Madrid, el Carlos Cano, donde no venimos a daros ninguna receta mágica porque la receta mágica no existe. Estoy muy blandita, pero, quería deciros que se puede. Yo, como maestra, me ha matado cuando la compañera hablaba de que somos un ejército. No quiero pertenecer nunca a ese ejército. Me agota que los gremios no paremos de hablar de recursos y recursos, «es que los niños aquí no están bien, es que tienen que irse a otro lugar donde haya más recursos». Yo estoy totalmente convencida de que los recursos son necesarios, los PT y AL hacen una labor esencial, que los orientadores hacen su trabajo, pero el recurso es infinito, y si hay un recurso que tiene un potencial, que no se puede medir, sois las familias. Entonces, creo que, si las familias entran en el cole, a invadir los colegios, si estuvierais por todos los lados, ese también sería el recurso.

Estamos en un cole en el que no tenemos libro de texto para adaptarnos a los alumnos y las alumnas, porque con el mismo libro de texto todos no pueden, y porque no nos gusta que un niño con adaptación curricular tenga un libro distinto al que tiene toda el aula. Estamos en un cole donde los rincones de Infantil suben hasta tercero de Primaria. Estamos en un cole donde hay aprendizaje cooperativo en cuarto, quinto y sexto. Pero, sobre todo, para mí lo más importante es que estamos en un cole donde las familias trabajan con nosotros y nosotras. Los lunes, en el horario docente, están las familias dentro del cole, en comisiones, se ocupan con nosotros de todo, toman decisiones, proponen lo que tengan que proponer, critican, animan y hay una AMPA fuerte, que tira. Creo que tenéis que meteros en los colegios, dejar de tener tanta paciencia. A mí me rompéis el corazón con tanta paciencia, tenéis derecho a estar en la escuela, tenéis derecho a decir: «Estamos aquí e importamos». El cole existe porque están los niños, y si no estuvieran los niños, los maestros no pintaríamos nada, así que, por favor, meteros en los colegios, defended ese derecho a la participación familiar y a por todas. Y que si queréis algo, aquí estamos.

Ignacio Calderón:— Bueno, muchas gracias a todos y todas, yo lo siento, pero vamos mal de tiempo y tenemos que ser muy estrictos con esto. Ahora tenemos diseñada una parada. Después volvemos aquí para irnos a los talleres. Es media hora, la cafetería está abierta, es lo suyo. Muchas gracias.

Audiodescripción [AD]: Tras el descanso, las personas asistentes regresan y toman asiento. Ignacio Calderón se dirige a ellas.

Ignacio Calderón:— Bueno, después del descansillo iniciamos los talleres. De todo lo que se ha estado hablando, hemos logrado consensuar tres talleres. Un primer taller que se titularía: «¿Qué pasa en las escuelas donde algunos niños y niñas no caben?» Este taller pretende hacer una mirada a la escuela en global, es decir, qué es lo que pasa en esas escuelas en las que algunos niños y niñas no caben. No estamos hablando de todas las escuelas, estamos hablando de aquellas escuelas en las que algunos niños y niñas no caben, ¿vale? Aquí se trabajará participación, cultura, organización, metodología. Vamos a ver lo que ocurre, por qué ocurre y cómo ocurre la exclusión.

Un segundo taller, que tiene que ver con dar respuesta a algo que ha sido una tónica habitual en los vídeos que enviaron y también en el debate de hoy, la evaluación psicopedagógica. Este taller se titula: «La evaluación psicopedagógica a examen, ¿para qué están sirviendo los informes?» Este segundo taller pretende analizar y focalizar nuestro análisis en ese problema, ¿vale? Estamos hablando ahora mismo de problemas, no estamos hablando de soluciones. Tenemos que analizar bien esos problemas. ¿Qué ocurre en las escuelas para que excluyan a algunos niños y niñas? ¿Qué ocurre con la evaluación psicopedagógica ahora mismo?

Y el tercer taller tiene que ver con algo que salió también en el debate y lo hemos titulado: «Barreras legales». Tenemos que problematizar las barreras legales que existen ahora mismo o que nosotros estamos viendo que existen en las escuelas, ¿bien? ¿Qué es lo que impide legalmente? Ponemos “legalmente” entre comillas. ¿Qué normativas? ¿Qué es lo que está ocurriendo para que se nos diga, por ejemplo, «legalmente no puede estar aquí?».

Entonces, esos son los tres talleres que hemos propuesto. Yo creo que aglutinan un poco el sentir de todo lo que se ha comentado hasta ahora. Si hay algo que creáis que no cabe aquí, es el momento de plantearlo.

Belén Jurado:— Yo plantearía también, no ahora, en los talleres, las adaptaciones no curriculares.

Ignacio Calderón:— Está bien planteado, habrá que pensarlo. Yo lo plantearía como parte de ese apartado de la evaluación psicopedagógica a examen. Lo vamos a completar y lo ponemos. «La evaluación psicopedagógica y las adaptaciones curriculares a examen», por ejemplo, ¿qué os parece?

Bueno, tenemos que repartirnos, es decir, que si resulta que hay un taller que es muy atractivo y nos gustaría a 90 personas estar en ese taller, no puede ser, entonces, habrá que repartirse.

El primero es «¿Qué pasa en las escuelas en las que algunos niños y niñas no caben?» Es un análisis global de la escuela como institución, como institución excluyente, porque ahora mismo estamos hablando de los problemas. Después, hablaremos de soluciones en el segundo taller, pero, ahora mismo, vamos a pensar en los problemas. ¿Qué es lo que ocurre en las escuelas para que ocurra eso?

¿Todo el mundo lo tiene claro? La tercera mesa es «Barreras legales», es decir, centrarnos en qué es lo que se plantea desde las escuelas, qué es lo legal, lo habéis hablado vosotros en varias intervenciones. Ahora mismo, tenemos que pensar solo en el problema, en lo legal como problema.

Si os parece, vamos a poner aquí tres folios, nos vamos apuntando a los talleres. Cada uno elige el taller que quiera; no vamos a estar mucho tiempo en los talleres. Tú vas a entrar en un taller y vas a dedicar tu sesera a pensar en ese tema.

Esta tarde los talleres se van a dedicar a pensar en las soluciones, en respuesta a esos problemas. ¿Por qué ocurre, cómo ocurren y para qué ocurren? Taller dos, 0.16, taller tres, aula 0.15.

Audiodescripción [AD]: Las personas asistentes se aproximan a la mesa para inscribirse en el taller de su elección. Luego, cada uno se dirige hacia el taller y la sala asignada.

Las personas participantes que han elegido el taller 1, «¿Qué pasa en las escuelas donde algunos niños y niñas no caben?», permanecen en sus asientos en la sala principal.

Cristóbal Gómez:— La idea es centrarnos en el primer taller: «¿Qué pasa en las escuelas donde hay algunos niños y niñas que no caben?» Se supone que la escuela es para todos, hay escuelas donde caben todos. Hay aulas de infantil donde hemos hablado antes que caben. Luego, hay otros sitios donde no caben. Entonces, vamos a concretar solo los problemas, las dificultades, las causas sistémicas de todos los elementos de la escuela que hacen que alguien no quepa, ¿vale?

Levantamos la mano, decimos la idea, pasamos un post-it y se resume en poquitas palabras para ponerla allí (se señala una pared sobre la que cuelga una gran cartulina blanca).

Ignacio Calderón :— Yo diría que sería mejor pasar ya post-it y que cuando se esté hablando se tenga el post-it ya preparado.

Cristóbal Gómez:— Si puede ser en mayúscula y de forma sistémica, con una palabra o frase corta, mejor, aunque luego a la hora de explicarlas nos podemos explayar un poquito más. Elementos que dificultan la inclusión de algunos niños en algunas escuelas.

Audiodescripción [AD]: Cristóbal entrega el micrófono a las personas asistentes, que responderán por turnos. Después de hablar, cada una colocará su post-it en la cartulina.

María José :— Hola, yo soy María José, soy la madre de un niño con síndrome de Down. Los problemas con los que me he encontrado son que mi hijo está recibiendo primero de Primaria, y el problema que nos ha dicho su tutora este año no, el año pasado, es que ella tenía que cumplir unos objetivos. Entonces, no se le podía dedicar el tiempo que necesitaba Luis porque tenía que cumplir esos objetivos con los demás niños. Objetivos de lectura y escritura.

Pedro Piña:— Hola, buenas, yo soy Pedro, padre de un niño con problemas también. El principal problema que nos encontramos al escolarizar a Pedro en el colegio es que vengo de un pueblo muy pequeño de la provincia de Cádiz, que tiene cuatrocientos habitantes, y el colegio tiene en total treinta alumnos, treinta alumnos para cuatro profesores. Pedro, a día de hoy, a través de nuestra lucha, ha tenido su PT. La tiene dos veces por semana, aparte su tutor, su profesor de inglés, etc. Nuestro primer problema que tuvo fue cuando nos reunimos con el EOE y nos dijeron que no había dinero, que prácticamente no había recursos. Como venimos de un pueblo pequeño, tenían que centralizar a todos los niños que había en la comarca de la Sierra de Cádiz en un colegio donde hubiera más recursos. Aparte de luchar mucho para que Pedro estuviera allí, cuando nos reunimos con el EOE, el principal problema que yo veo en la escuela es el EOE. Luego, un equipo de orientación que no está de acuerdo te llega a entender, pero desde arriba le dicen que no hay y no hay, y ya está, es el único obstáculo que nos ponían. Cuando verdaderamente nos poníamos a hablar con ellos, les decíamos: «si tú me entiendes lo que quiero y lo que necesito, ¿cuál es el problema? ¿Es económico?» Y ellos te decían que sí, que la administración no suministraba los suficientes profesores, o los suficientes recursos.

Ignacio Calderón:— Es importante que cada intervención que hagamos se materialice, o que cada idea que trabajemos se materialice en un post-it que vaya al papel continuo.

Arasy González:— Hola, mi nombre es Arasy. Soy alumna de la facultad desde hace unos cuantos años y seguiré siéndolo, espero. Yo veo que uno de los factores que condicionan que la escuela se materialice como espacio donde no hay cabida para niños y niñas es cierto déficit en la formación del profesorado durante el periodo de formación inicial. Normalmente, hay muy poco espacio donde se pueda pensar en otro tipo de escuela, entonces, cuando la formación sigue siendo reproductora en la facultad, sigue siendo transmisiva, sigue siendo inerte y estéril. Lo que se tiende a hacer es reproducir ese modelo hegemónico y no hay cambio, y las personas que llegan y salen de su carrera y llegan a un aula, terminan reproduciendo lo que hay en ese lugar y lo que vienen trayendo heredado de la cultura y la sociedad.

Audiodescripción [AD]: La cámara sale del aula donde se lleva a cabo el primer taller y se dirige hacia el aula donde se realiza el segundo: «La evaluación psicopedagógica, a examen». Atraviesa un pasillo acristalado de la facultad, pasa por un patio y camina por un hall vacío.

Susana Fajardo:— Ha desvirtuado todo el trabajo que han hecho las personas que pensaron ese proceso, se ha desvirtuado el proceso y la utilidad tanto de la evaluación psicopedagógica como de la concreción curricular.

Esther Polo:— Pues si quieres, aquí tenemos post-it y puedes escribirlo más o menos, y lo pegamos. Si queréis, seguimos con las aportaciones; si alguien quiere comentar algo, lo que queráis decir.

José Luis Melero:— Buenos días. Yo tengo una niña con síndrome de Down. Estamos intentando luchar con el tema. A raíz de lo que he visto en internet, en Facebook con Nacho Calderón y Alejandro Calleja, estoy luchando por la educación inclusiva de mi hija. El tema de los informes psicopedagógicos, yo lo veo como algo clínico. La administración tiene un poder ahí tremendo, y mientras nuestros hijos sean enfermos, yo creo que el tema va a ser cambiarlo a algo positivo, porque claro, cuando lees un informe de esos, el mundo se te viene encima. Es todo negativo, no hay nada positivo sobre tu hijo. Yo, cuando leí los artículos de Nacho Calderón o de ti, por ejemplo, (ininteligible).

María José Cornell: A mí también me pasa. En el equipo, somos treinta y algo, y estamos aquí dos del equipo, todo el mundo lo ve de otra manera.

José Luis Melero:— Son visiones.

María José Cornell: A la tarde, cuando veamos las soluciones, o veamos las líneas de por dónde ir… Una de las cosas es que no son opiniones. Hay un taller que va a trabajar sobre la ley, la parte legal. Otro tipo de argumentaciones son las que podemos aportarte a ti, como padre, o a mí como orientadora, cuando estoy en el equipo y dices algo y no está en la línea de lo que dicen.

Raúl López:— Digo algo, porque veo a gente escribiendo. Yo propongo que escribamos en los post-its solo la línea fuerza, por ejemplo, «problema de la evaluación», «modelo clínico» o «señala solo lo negativo». Es decir, ‘ideas-fuerza’. Que se vean las diferentes ideas-fuerzas. Y, luego, las juntamos.

Participante 1:— Yo pertenezco a la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER). En enfermedades raras tenemos también conflictos con la calificación, porque evidentemente no los consideramos enfermos, pero, claro, en clínica, es necesario muchas veces clasificar para dar una respuesta muchas veces a nivel clínico. Lo que sí veo bajo mi punto de vista es que no se debería hacer ninguna evaluación psicopedagógica, porque a ningún niño que no tenga dificultades se le hace una evaluación psicopedagógica. Lo que sí que es considerable es hacer un informe no solo teniendo en cuenta las necesidades, sino también valorando todas las capacidades de ese niño. Es importante también en enfermedades raras tener en cuenta las necesidades sanitarias, pero no debemos confundirlo y llevarlo a nivel clínico, porque hay muchos niños que tienen una necesidad sanitaria dentro del cole, por ejemplo, un cambio de sonda, y necesitan la figura de una persona sanitaria, necesitan ese recurso para que el niño esté en el aula. Entonces, creo que lo más importante es hacer un informe de sus necesidades, pero también reflejar todas las capacidades que se tienen, que no se suele hacer. Siempre vamos a las necesidades y dificultades que hay, sin resaltar esas capacidades que tiene.

Carmen Mates:— Bueno, yo soy Carmen Mates, directora de un centro. Somos una comunidad de aprendizaje y aseguramos la inclusión al centro como uno de los pilares de las comunidades de aprendizaje. Es verdad que la evaluación psicopedagógica para etiquetar al alumnado no tiene mucho sentido, pero también los centros nos vemos en la obligación, porque si no hay una evaluación del alumnado que demanda necesidades, nos restan personal. Es buenísimo tener dos o tres profesores dentro del aula, pero, en el momento en el que no hay alumnado evaluado y con un informe psicopedagógico, esos recursos empiezan a desaparecer, con lo cual algo está fallando. No sé si es la norma o si es la manera. Es verdad que en la concepción de los centros hay mucho por hacer, mucho por trabajar y que tenemos que cambiar nuestra mirada hacia el alumnado, pero es necesario ese tipo de evaluaciones o, por lo menos, no apartándolos, sino dándoles las respuestas dentro del aula.

José Luis Melero:— Yo pienso todo lo contrario, perdona.

Participante 7: —Yo creo que lo que sí sería importante es saber la realidad con la que nos encontramos en los centros. ¿Qué se puede hacer para que los centros puedan tener recursos sin necesidad de etiquetar de forma negativa al alumnado? Tenemos esa dificultad, necesitamos recursos, necesitamos maestros y maestras para trabajar. ¿Cómo lo hacemos? Eso sería un punto importante a trabajar, no sé si dentro del sistema que tenemos, porque el sistema está totalmente equivocado. No debería haber ni un censo ni etiquetas para atender a las necesidades educativas que tiene todo el alumnado.

Mirela:— Pasa porque los informes psicopedagógicos son demasiado estándar. En la asociación, por ejemplo, nos llegan de los padres, los estás leyendo y parece el examen de la autoescuela: a, b, a, b, c. Son demasiado ‘estándar’.

Esther Polo:— Vamos a intentar que todas estas ideas que estamos diciendo aquí se reflejen en los post-its. Conforme las vayamos teniendo, nos levantamos y las pegamos, porque luego tenemos que ordenarlas. Entonces, para agilizar lo que es el proceso, aparte de lo que son todas las intervenciones.

Antonio Márquez:— Yo quería hacer un apunte en relación con lo que estáis diciendo, y centrarlo un poquito en la forma más técnica de lo que es la evaluación psicopedagógica. Yo creo que a la evaluación psicopedagógica se le está asociando que es la causante del etiquetaje, y es más bien el dictamen el que genera el etiquetaje. Como bien habéis dicho, se ha desvirtuado la evaluación psicopedagógica, y se ha desvirtuado porque entre las funciones que tiene asignada la evaluación psicopedagógica, está delimitar las necesidades educativas especiales y, por otro lado, analizar el contexto donde se desenvuelve el alumno, para modificar ese contexto y que el alumno pueda participar. ¿Qué ha ocurrido? Que la parte del contexto la hemos olvidado por completo, y no se le hace caso, y es la más importante, porque no obliga al niño a cambiar, sino que obliga a la escuela a cambiar y al aula a cambiar.

Después, por otra parte, se ha desvirtuado el término «necesidades educativas especiales». No sé si os habéis fijado que accedemos a cualquier manual, informe, etc., y las necesidades educativas especiales se plasman como problemas, y no es un problema. Lo que tenemos que ver es la necesidad que el niño necesita para paliar ese problema, lo que él necesita. Y si esto lo confronto con lo que se debería cambiar en el colegio, el informe psicopedagógico tendría una utilidad. Y eso es fundamental, no es algo que yo diga, lo dice la normativa. La normativa, cuando define evaluación psicopedagógica, dice que tiene que estar en los dos elementos, tiene que basarse en el análisis del niño, pero, sobre todo, basarse en el análisis del contexto, y es norma y se incumple, como tantas cosas que se incumplen y no se hace. Yo creo que esto es importante, que es algo que podría tener utilidad y no la tiene.

Participante 7:— ¿Y tú no crees que para trabajar esas necesidades lo tenemos que hacer desde la fortaleza del alumnado, desde sus puntos fuertes? ¿No crees que es algo que debería formar parte de la evaluación? ¿Cómo voy a abordar esas necesidades si no sé en qué me voy a apoyar? Esto es algo que tampoco he visto en una evaluación.

Susana Fajardo:— Es que no se hacen para eso, se hacen para excluir.

Raúl López:— Yo veo un problema con las evaluaciones psicopedagógicas. Uno fundamental es que nos obligan a poner una etiqueta que corresponde con un modelo médico. Cuando yo he preguntado al colegio de psicólogos si yo podía poner alguna de estas categorías, me han dicho que no, no porque no sea clínico, sino porque no soy quien. Estoy yendo en contra de la normativa legal para poner una etiqueta. Cuando he hablado con la delegación, me han dicho: «No, tú pon que este niño o niña tiene esta sintomatología compatible con tal etiqueta». En la parte de soluciones, decir que yo no tengo por qué conocer con qué es compatible algo, porque a lo mejor yo no soy psicólogo, soy pedagogo, y si soy psicopedagogo no tengo por qué conocer los últimos inventos clínicos de etiquetajes.

Mirela:— En Baleares, vimos un informe de la psiquiatra que, en un principio, no hace un informe psicopedagógico. A partir del informe de la psiquiatra, empiezan a hacer un informe psicopedagógico.

Raúl López:— Claro, a mí lo que me han dicho es: «Páralo hasta que no tengas el informe de salud», pero si lo paro sin el informe de salud, no tiene derecho a becas, no tiene derecho a recursos.

Y otro tema en relación con los recursos. A mí a veces me han criticado diciendo que, cómo he hecho ese dictamen, diciendo que esta clase, no el niño, sino esta clase, necesita un segundo profesor de apoyo, o necesita un profesor de comunicaciones, o necesita un educador social, puesto que no existe en el centro. Yo no estoy evaluando los recursos del centro, sino qué necesidades tiene esta aula, independientemente de que exista o no. Eso a mí no me interesa, pero hay mucha visión de que, si no hay PT, no pongas que necesita PT. Si no hay educador social, no pongas que necesita educador social. Si no hay aula específica, no pongas que necesita aula específica, que yo nunca voy a ponerla, pero sí me he encontrado con que «como tenemos aula específica, pon de algún niño que necesite aula específica, porque si no desaparece el aula específica». Es decir, se están buscando niños para los recursos, y no recursos para los niños.

Susana Fajardo:— Eso te lo dicen a la cara, sentada tranquilamente en su despacho la delegada provincial. ¿Y los recursos? ¿Y los niños? Los niños donde están los recursos y no los recursos donde están los niños, y se queda tan tranquila.

Participante 1:— Y lo que pasa es que, como no hay nada establecido aquí en Andalucía, en el caso de mi hijo, yo tuve que llevarlo a un colegio que no le correspondía por zona; era donde estaba el recurso. Y claro, hay una PT para 30 alumnos, por lo cual, evidentemente, la atención no se da dentro del aula, en grupos, y de aquella manera.

Susana Fajardo:— Y otra cosa que debemos tener en cuenta, y es un poco lo que comentaba. Los chicos que reciben apoyo porque los necesitan y no tienen dictamen, no son contabilizados dentro de la ratio.

Participante 1:— No, no se contabilizan.

Carmen Mates:— Una de las instrucciones para que un niño sea evaluado es que tenga que haber una asignatura suspensa. Si no hay una asignatura suspensa, no hay evaluación.

Susana Fajardo:— Pero si tú detectas que hay una dificultad, le das el apoyo, pero no tiene el dictamen porque no ha suspendido una asignatura y necesita el apoyo, y no cuenta en la ratio. Por lo cual siempre hay esa descompensación.

Carmen Mates: —Entendemos ‘dificultad’ cuando está suspenso, cuando la dificultad está ahí, suspenda o no suspenda. La capacidad y la dificultad no tienen que ir unidas; puede tener una dificultad y tener grandes capacidades. Entonces, tienen que suspender al niño, porque con la evaluación que tenemos, hay unos recursos…

Rocío Salcedo:— Yo quería decir que vemos el informe psicopedagógico como una herramienta cerrada. Yo he leído informes que no se han modificado en años, por lo cual, si el niño evoluciona, ese informe psicopedagógico también debe evolucionar, se debe adaptar a la realidad del niño. He leído informes que no se modifican; sin embargo, las adaptaciones curriculares que hacemos los PT, las adaptamos por trimestre. Esa diferencia quería que quedara constancia.

María José Moreno:— Yo quería decir que el problema básico que veo en la evaluación psicopedagógica es, principalmente, que se ha adaptado al sistema educativo. Los que estamos aquí no podemos cambiar el sistema educativo y poco tenemos que hacer, excepto en la pequeña isla de nuestro colegio. Yo soy madre de dos niños. Uno de ellos está diagnosticado de TEA, y he tenido que ir buscando qué colegio es inclusivo, lo que me parece totalmente injusto. Pero, aparte de eso, lo que he sufrido con la evaluación psicopedagógica, en primer caso, es que se hizo para que mi hijo saliera del colegio concertado, porque mi hijo molestaba al resto de alumnos y ese colegio no tenía recursos para atender a mi hijo. Puede tener una piscina climatizada, puede tener muchas cosas, pero no tenía recursos para atender a mi hijo. Entonces, el informe psicopedagógico se hizo como una especie de vendaje, para poder excluir a mi hijo.

Después, me he encontrado el segundo caso, en el que sí se hizo una evaluación psicopedagógica adecuada, perfecta, teniendo en cuenta todos los aspectos del niño, los familiares, los terapéuticos, pero, una vez que se hizo, no hubo ninguna coordinación con los sucesivos PT que han venido, ni con los sucesivos profesores-tutores, que eso es otra cosa que no hemos hablado. Los niños en primaria no tienen un tutor; hasta 11 profesores ha llegado a tener mi hijo, pero, si no hay una coordinación entre el orientador o equipo de orientación que hizo la evaluación, entre los sucesivos PT que vayan llegando, sucesivos profesores, sucesivos jefes de estudio, sucesivos logopedas, es que entonces no sirve para nada. Por ejemplo, la ACIS, estamos en febrero y todavía no la he recibido. Es decir, cuando mi hijo entra en septiembre, no se sabe lo que va a aprender, yo sé lo que va a aprender.

Esther Polo:— Tenemos que ir terminando lo que son los comentarios porque vamos a pasar al análisis de los post-its. Si alguien quiere decir algo, que sea muy breve.

Olga Gavé:— Yo he puesto que cuál es el poder del orientador a cambiar de forma, a lo que me refiero. Yo antes había comentado el caso de mi hijo al cambiar al especial. Nosotros tuvimos que pedir una segunda evaluación. En el especial, el orientador decía que no, que mi hijo no se podía beneficiar de un centro ordinario. Entonces fuimos a otro equipo, y, sorpresa, nos dijo que valoraría con el corazón, y por eso mi hijo está en el ordinario, porque la puntuación le salía para un aula especial, pero, como tengo dos hijos más y queríamos conciliación familiar, mi hijo está en el ordinario. ¿Por qué unos cambian y otros no?

Audiodescripción [AD]: La cámara abandona el aula donde se desarrolla el segundo taller y se dirige hacia otra, donde tiene lugar el tercer taller titulado: «Barreras legales».

Fran Pereña:— Ese el problema del Derecho, tener razón, saber justificarlo y que te den la razón.

Alejandro Calleja:— Yo aquí ponía: el dictamen de escolarización como sentencia de muerte social. El dictamen jurídicamente es una sentencia, y la consecuencia es la muerte social.

Carmen Morales:— El sistema avala leyes que tendrían que estar derogadas. Si en España se hubiera hecho una buena limpieza… Lo que se hizo aquí hace seis o siete años, que parece que mucha gente se quedó convencida, es cierto que se montó un grupo que propusieron cambios, cogieron una ley y de todos los artículos que incumplían la Convención, pero solo cambiaron dos. Se hizo un buen acuerdo, pero la ley no se cumple, porque las leyes de educación que se mantienen vigentes vulneran los derechos fundamentales de todos nuestros alumnos y nuestras alumnas.

Alejandro Calleja:— El problema es que con la ley elemental se pusieron dos frases que parecían muy bonitas, que incluían inclusión, pero al final era lo mismo, que hay cuatro modelos de escolarización y solo uno es inclusivo. Mientras que no haya un solo modelo o grupo de escolarización, tenemos el problema y tenemos la ilegalidad.

Fran Pereña:— La norma está clara, la norma existe. Del año 2008, España ha aprobado eso, está por encima de todo, pero, como dice ella, todas las leyes que se puedan mantener y las que van saliendo y siguen vulnerando eso. Una cosa es la existencia de normas, y lo que está pasando ahora va contra la ley. Y el problema es que tengáis que ir al juzgado para que un juez, con la arbitrariedad que tú decías, para que el juez o la arbitrariedad que supone ir a la justicia, declare lo que ya está establecido, que tenía que ser ejecutivo, es decir, aquí pone esto y hay que cumplirlo.

Carmen Morales:— Si de todo este grupo imagínate que nace una gran plataforma, que de alguna forma tiene un eco social impresionante, ¿tú sabes lo que hace el gobierno y las autonomías? Hacen una nueva ley que tardan en hacerla tres o cuatro años, la sacan, ni la presupuestan, ni hacen la norma, y nuestros hijos siguen estando en el mismo sitio, porque cuántos cambios ha habido ya.

Alejandro Calleja:— La mejor forma de combatir eso, y yo cada vez lo tengo más claro después de todo el recorrido. En marzo o abril llegan todos los dictámenes psicopedagógicos, para que en septiembre sean secundados por los especiales. Si en vez de ser una familia de una comunidad autónoma la que se niegue a llevar a su hijo, fuesen diez familias en Andalucía, quince en Extremadura, entonces el problema gordo que tiene la administración sería ese.

Carmen Morales:— Pero es que los colegios de educación especial hace diez años que no deben existir aquí en España.

Sabina:— Quedan veinte minutos, y si os parece, vamos a repasar las ideas que han salido. Han salido 40 ideas.

(Lee) «Ausencia de conocimiento del derecho en el ámbito educativo y falta de cómo se demuestra que un profesor escribe mentiras».

Fran Pereña:— Es la presunción de veracidad, y legalidad.

Virginia:— ¿Cómo demuestras que un profesor escribe mentiras? Es su palabra contra la tuya.

Sabina Habegger:— Si queréis, os invito a acercaros un poco más, a no ser que tengáis muy buena vista. La idea es ver si las agrupaciones que hemos hecho son más o menos pertinentes. Os leo las que ya hemos organizado:

El dictamen de escolarización como sentencia de muerte social
¿Cómo demostrar estas mentiras?
Los informes psicopedagógicos.
Las medidas hacia el alumnado.
Las etiquetas.
La ley trabaja en un modelo clínico.
El modelo de necesidades educativas especiales.

¿Creéis que lo que he leído está dentro de una idea más o menos similar?

Javier Herrera:— Yo creo que hay una clara, que es sobre el modelo de la estructura, o modelo en sí mismo. Es decir, cómo vienen las categorías, cómo viene la estructura ordenada. Ahí está claro que hay algunas cosas que están en común, pero hay una, que no me acuerdo cuál es, que no.

Irene Carranza:— Hay normas educativas que tienen un modelo clínico de base psicopedagógico, entonces, una orientadora que quiera hacer un trabajo inclusivo, lo tiene difícil, porque tiene que ir en contra de la norma.

Javier Herrera :— Es ‘la norma como barrera’.

Sabina Habegger:— Bueno, era el título del taller, ¿no?

Irene Carranza:— La norma educativa que regula en tu trabajo, va en contra de la inclusión.

Fran Pereña:— El carácter rígido, podríamos llamarlo.

Irene Carranza:— El carácter rígido y clínico.

Sabina Habegger:— Modelo clínico excluyente del marco legislativo, tenemos que ponerle un nombre a la categoría.

Irene Carranza:— La Administración ha creado un artefacto de etiquetaje que solo garantiza ese derecho si yo estoy al teléfono. «Está etiquetado» y «no está etiquetado» son un paradigma clínico etiquetador, para garantizar un derecho a alguien que ya lo tiene.

Alberto Márquez:— Modelo clínico con carácter de ley.

Javier Herrera:— La base clínica es la que sustenta el informe psicopedagógico. Si le quitas la base clínica…

Alejandro Calleja:— Hay que desterrar el modelo clínico.

Sabina Habegger:— Pero todo esto, ¿qué representa?, ¿de qué estamos hablando?, ¿qué ideas estamos planteando?

Irene Carranza:— Que la ley educativa sustenta lo que están trabajando el grupo 2, que es una evaluación psicopedagógica y unos dictámenes tal, y la ley responde a eso.

Sabina Habegger:— La ley responde a un modelo clínico.

Alejandro Calleja : Yo creo que es a la inversa. La ley promueve que sean posibles esos informes y esos dictámenes. Si no existiese una ley donde se amparen los distintos modelos de escolarización, no existirían los informes.

Javier Herrera:— No por la ley que se inicia, es por las normas que hay.

Ana Solsona:— El modelo educativo está basado en lo académico, y la educación es mucho más que lo académico.

Sabina Habegger:— Estamos en la fase en la que tenemos que intentar resumir o aglutinar todo esto. Cuando vayamos al gran grupo, aquí hay más de cuarenta opiniones, es decir, tenemos que agruparlo en grandes bloques.

Irene Carranza :— Normativas que se basan en modelos clínicos.

Participante 1:— Modelos basados en patologías.

Ana Solsona: También, exigencias académicas.

Virginia: Perdóname, no sé si entra dentro de lo que hablamos o no, pero, por ejemplo, en la parte legal, ¿puede un orientador u orientadora hablar clínicamente de un niño? Pregunto.

Irene Carranza:— No se puede, pero si coge la LOMCE debe, porque tiene que justificar.

Virginia:— Pero eso sería una ilegalidad, porque un profesional no médico no puede.

Irene Carranza:— La LOMCE es ilegal. Tú identificas necesidades y tienen que estar asociadas a categorías.

Alejandro Calleja:— Yo creo que la orientadora puede o no puede.

Sabina Habegger: Vamos a centrarnos, os leo esta que está aquí: «Falta de información, falta de claridad en las normas, desconocimiento de los derechos.»

¿Cómo lo agrupamos?

Virginia:— Yo creo que eso es algo que se crea a propósito. Esa desinformación desde la administración educativa se genera a propósito para que los padres tengan indecisión.

Javier Herrera:— Normas poco claras y contradictorias.

Sabina: Normas poco claras y contradictorias, apuntado.

Os leo los bloques de ideas: «burocracia lenta, falta de mecanismos efectivos; revisión en la fase administrativa, indefensión, falta de empoderamiento de las familias, falta de mecanismos para exigir responsabilidades y presunción de veracidad».

Alberto Márquez:— Indefensión.

Sabina Habegger:— Indefensión, ¿y qué más?

Carmen Máximo:— Indefensión legal.

Carmen Morales: Indefensión de la infancia con diversidad.

Alberto Márquez: Yo diría más, la indefensión de las personas.

Fran Pereña:— La indefensión consiste en tener un derecho, que lo tengas por una norma que te conceda ese derecho, y que tú no puedas ejercer ese derecho, esa es una posición de indefensión. Yo tengo este derecho y no puedo ejercerlo, o tengo este derecho y tengo que ir al juzgado a que ese juzgado me dé la razón sobre un derecho que ya tengo. Eso es un problema.

Sabina Habegger:— Abandono del menor, ¿lo podemos poner ahí, en indefensión? [El menor] queda excluido.

Carmen Morales:— En toda esa historia, no se tiene en cuenta toda la batería legal tradicional que hay, donde no se respeta el interés superior del menor. El interés superior del menor jamás puede ser la segregación, que es lo que se consigue a través de los dictámenes.

Sabina Habegger:— Aquí había uno del ‘espíritu de la ley e instrucciones’, ¿creéis que podría ir con la primera que estuvimos analizando?

Fran Pereña :—Sí, porque al final es lo que decía ella. Las instrucciones van por encima de la ley. Es decir, la instrucción, que esté abajo, es lo que día a día trabajo, y me olvido de todo lo que tengo aquí arriba: es el día a día de tu trabajo.

Sabina Habegger:— Aquí se habla de otra cosa: desgaste personal añadido; costes económicos, de salud y psicológicos; falta de transparencia presupuestaria, que no sé si iría aquí; barreras económicas, criterios estables; dotación de recursos; preocupación por el dinero; costes judiciales, y perjuicios sociales.

Fran Pereña:— Costes.

Sabina Habegger:— ¿Costes? ¿Lo dejo así?

Javier Herrera: Costes añadidos de la defensa.

Carmen Morales:— Costes. No os podéis imaginar el coste que es a nivel familiar, a nivel social, a nivel psicológico, tanto de tu hijo como tuyo, económico.

Sabina Habegger:— Entonces, ¿pongo costes añadidos a la defensa?

Carmen Morales: No, para mí es un completo. Yo no puedo separar el coste de que mi hijo ha perdido siete kilos, con el coste de que casi tengo una depresión, no lo puedo separar. El coste económico, como lo he podido pagar, es el de menos, pero cuánta gente no ha podido enfrentarse al coste económico.

Alejandro Calleja:— En definitiva, es lo que se pretende con todo este proceso: la destrucción de la unidad familiar.

Audiodescripción [AD]: El grupo participante se reúne en la sala principal tras los talleres. Ignacio Calderón se dirige a ellos.

Ignacio Calderón: Esta pequeñita asamblea de media hora es para ponernos a todos en conocimiento de lo que ha ocurrido en los talleres en los que no hemos estado. Entonces, los portavoces de cada taller van a ir pasando por aquí y nos contarán un poco a qué conclusiones han llegado y qué debates se han generado en cada uno de los talleres.

Alejandro Calleja:— Hola, buenas tardes. Nosotros, en el taller 3, hemos estado contrastando un poco el tema legislativo, de dónde venimos y dónde estamos. Esta tarde profundizaremos hacia dónde queremos ir, dónde vamos a ir. Entonces, ha habido una cascada, una lluvia de ideas. No las he contado, pero había unas cuarenta y pico iniciativas que hemos resumido en ocho.

La primera, un poco como titular, es «normas poco claras y contradictorias». Generan confusión entre los propios profesionales y las familias. Es tremendo el desconocimiento que hay. Y, después, contradictorias en el sentido de que no se ajustan realmente a la legislación. La legislación es ilegal porque, si se permite la discriminación, el rechazo, el abandono, el maltrato, la segregación, la exclusión, la condena de muerte civil-social de los alumnos, es ilegal a la Convención y a los derechos humanos, claro, y, evidente, aun así, estamos en ello.

Son normativas basadas en el modelo clínico. La normativa se apoya en la etiqueta, como ya hemos comentado. Al final se etiqueta al alumno, se etiqueta a las familias también; estamos todos etiquetados.

Después, «la indefensión», lógicamente la familia, cuando le llega este tsunami. Ya viene de un tsunami emocional muy fuerte, y cuando te llegan estos problemas sin comerlo ni beberlo, estás totalmente indefenso. No te esperas el golpe y te llega tal tsunami que sobrevivir es casi imposible. «La resiliencia», que la aprendí de Nacho. Después de todo este proceso, creerte superviviente realmente es un mérito tremendo, por todo lo que hay que pasar y sufrir: la incomprensión propia, ajena, del entorno próximo, incluso, por eso, es tan importante el apoyo personal, familiar y del entorno. Ya lo iremos viendo.

Después, el tema jurídico genera muchos miedos por el tema de «costes». El tema de amenazas, lógicamente. Siempre estás entre la espada y la pared. Si te enfrentas a la Administración, al poder establecido, a la norma, entonces ya te amenazo con servicios sociales, te amenazo con que te voy a denunciar, te amenazo con una rotura de familia, te amenazo porque eres un mal padre y «cómo vas a hacer eso por tu hijo». Entonces, el miedo y las amenazas, lógicamente, afectan mucho a las familias y es un abuso de poder. Realmente, estamos en «legalidad sobre ilegalidad».

La ausencia de acciones por discriminar es un poco lo que comentaba en el taller, es un poco el tema de acceso. Las familias, aparte de ser honestas, tenemos que parecerlo, porque los profesionales, aunque no sean honestos, se pueden permitir el lujo de no parecer honestos y no pasa nada. Yo eso lo he vivido personalmente. Pero las familias tenemos que ser honestas y parecerlo. Cuando se ganan las batallas que se pueden demostrar, alguna responsabilidad, algo tiene que haber.

La «falta de transparencia» presupuestaria en el control de las críticas educativas. La milonga de siempre: no hay dinero, faltan recursos. ¿Qué me estás contando, si el informe del banco mundial de la OCDE dice que la educación especial es carísima, en costes y en resultados? Mire usted, ¿que no hay recursos? Los recursos que emplea usted para la educación segregada, para la educación ordinaria, ya verás cómo hay recursos para todos. Además, estaremos haciendo alumnos, personas, con derechos, dignidad, autonomía y con independencia. Será, a lo largo de la vida, mucho más barato que decirle a un alumno con 21 años: «Toma, una patada y aquí te quedas». Y ¿por dónde salimos? Sin ningún estudio oficial, sin ninguna titulación oficial, ¿para eso tanto? Tenemos que invertir y tenemos que gastar, las cosas claritas.

El problema para la Administración no van a ser las asociaciones. El problema para la Administración pueden ser las familias, las familias independientes que nos unamos, y que llegue septiembre y, en vez de una familia “loca”, se junten aquí en Andalucía 20 o 30 familias en la Conserjería de Educación, porque nuestros hijos no van a ir a centros segregados.

Y luego, pues bueno, «la ausencia tanto de las familias como de los profesionales» de las normas, de las leyes, del derecho. Yo creo que es una ignorancia un poco tramposa, porque a la Administración, entre comillas, a lo mejor, tampoco le interesa que sepamos que tenemos derechos. Y que te digan que tu hijo tiene que ir a un centro tal y tú les digas: «El derecho del menor no es ese». Lo mismo, a la Administración no le interesa decirte: «Estos son tus derechos y esto es la Convención».

Y hasta ahí todo lo que hemos visto. Gracias. Y por supuesto, esta tarde llegará algo mejor.

(Aplausos)

Arasy González:— Bueno, de nuestro debate surgieron múltiples ideas que tratamos de agrupar en diferentes grandes grupos. Luego de soltar esas mini ideas y de agruparlas, tratamos de encontrar, entre todos y todas, un origen de ese mal de la escuela, y nos dimos cuenta de que en realidad todo está interconectado y que podríamos comenzar a explicar el esquema desde cualquier parte, aunque me siento más segura empezando por la izquierda.

Entendemos que existe una ley educativa. Una ley educativa que, a grandes rasgos, es bastante inclusiva, pero, algo ocurre en esa concreción de la ley, algo pasa que la escuela se vuelve segregadora, entonces, ¿qué ocurre? Nos encontramos con que hay una estructura organizativa de la escuela bastante concreta, como decían algunos compañeros y compañeras. La escuela está centrada no en formar ciudadanos activos, dependientes y democráticos, sino en formar trabajadores, lo cual se traduce en un proyecto educativo sin misión y sin visión. Teniendo en cuenta que el propósito educativo de la escuela es formar a esos trabajadores, está centrada totalmente en la productividad, en el academicismo, es una escuela cerrada, una escuela rígida, de camiseta de talla única, en la que entran ciertas personas y la mayoría queda excluida en uno o varios aspectos.

Todo eso se traduce en adoptar y en asumir una metodología concreta, que son también las programaciones muy cerradas, muy concretas, centradas solamente en la obediencia, en la sumisión del alumnado, en el control, en el orden y el tener un modelo de alumno que tiene que encajar en esa metodología concreta. Uno de los ejemplos que dábamos antes de terminar es que la escuela es que la vemos como un cubículo donde hay niños y niñas separados de sus compañeros y compañeras. Entonces, es normal que el rol del docente se traduzca en dar respuesta a pequeños problemas. No se ven a niños o niñas con discapacidad como un problema, que es un problema que, al fin al cabo, hay que tratar.

Bueno, esa metodología, inevitablemente, deviene en un tipo de evaluación, que más que una evaluación es una calificación que tiene que ver con un dato alfanumérico, con un número que supone una segregación, supone una separación y una jerarquización, donde uno es más que otro y hay unos estándares que hay que responder. Lo que decían los compañeros y compañeras es que necesitamos una evaluación para la justicia social, evaluación en lugar de calificación, y que lo que persigue la escuela, teniendo en cuenta los principios de los que hablábamos, es una excelencia académica más que la inclusión o que generar ciudadanos competentes.

Bueno, todo eso se ve y concreta en una cultura y práctica educativa muy particulares, en las cuales el profesor tiene falta de actitud, de ganas, de motivación, no sale de su zona de confort. Este último post-it, lo agregamos al final, y es que notamos que en la escuela hay una falta de cohesión social. Al no haber ese sentido de entramado social, todo el mundo entiende que los problemas son de uno, y que cada uno tiene que hacerse cargo de ellos.

Otro punto que está estrechamente relacionado con la cultura y la práctica escolar es la formación docente. La formación para el profesorado, de la que hemos hablado antes, tiene un alto déficit relacionado con la sociedad excluyente en la que estamos inmersos.

Las que pagan el plato son las familias. Teniendo en cuenta que en un ámbito cerrado, inerte, y que excluye a los demás agentes participantes, la familia es la que sufre las consecuencias. Esto se traduce en que las familias forman parte de un engranaje, de una jerarquía, en la que primero están los docentes, los cuales tienen la calidad de expertos; luego, están los padres y las madres con suerte y, por último, están los niños y las niñas.

(Aplausos)

Leonor:— Bueno, nuestro grupo era el segundo taller, la evaluación psicopedagógica. Hemos hecho, también, una lluvia de ideas en relación con la evaluación psicopedagógica, para qué está sirviendo, y ponerla un poco a examen. En este sentido, hemos ido agrupando todos los post-its y, después, los hemos ido agrupando poniéndoles una categoría a cada uno de esos grupos de post-its. Las categorías han sido las que están ahí puestas en el papel, que son: las etiquetas, la cooperación y las funciones y limitaciones de las adaptaciones. En el grupo, hemos ido abordando todas esas cuestiones que la compañera acaba de plantear. La evaluación psicopedagógica forma parte de los procesos y actuaciones que llevamos a cabo en la escuela y los orientadores, que somos los que los organizamos, nos vemos salpicados y que formamos parte de todas esas circunstancias que ha expuesto la compañera.

¿Qué es lo que hemos destacado, enfocándonos sobre todo en los problemas? A mí me daban ganas de aportar propuestas y soluciones que también están en nuestra cabeza, y experiencias positivas, que también las hay. Enfocándonos en los problemas, no podemos obviar que, en la evaluación psicopedagógica, ahora mismo está muy presente el modelo clínico, el modelo segregador, excluyente. Algunos orientadores tenemos la misma sensación que las familias, de necesitar ser muy técnicos, con rigor en cuanto a las categorías diagnósticas; poner un recurso que se ajuste mucho a esa etiqueta. Eso está muy presente, y es un esfuerzo el que tenemos que hacer los orientadores para recordar en cada una de nuestras actuaciones para qué evaluamos, con qué sentido evaluamos, y como yo decía en el grupo antes, no se nos puede olvidar que trabajamos por y para los alumnos y en ese trabajo estamos para beneficiarlos y para ayudarlos en función de las necesidades que plantean.

También se comentaba que los informes eran muy estándares, que se encontraban que un informe era una fotocopia de otro. En esos informes, se olvida el contexto, se descontextualiza, se mira solo al niño o a la niña como enfermos.

La evaluación psicopedagógica ha pasado de ser un proceso a ser algo prescriptivo, pues para poner un recurso, decían: «Vamos a poner a niños para usar este recurso», en lugar de ser, al contrario, tener unas necesidades y ver qué recurso podemos ofrecer a esos alumnos. Se ha desvirtuado así el proceso y la utilidad de la evaluación psicopedagógica.

Hablamos de cooperación porque nos parecía también que era destacable que en esas evaluaciones psicopedagógicas, la figura unitaria del orientador, en solitario, determinaba como técnico o como clínico cuál era la necesidad, o la discapacidad o el diagnóstico, esa etiqueta. En muchos casos, no se tiene en cuenta la opinión de las familias, ni las observaciones de la tutora, que también hace su propia evaluación y conoce al alumnado. Se centran las evaluaciones en ese momento en el que pasas pruebas, descontextualizadamente y sin una cooperación entre los agentes implicados.

No sé si se me escapa alguna cosa más. Yo les decía a los compañeros que me echaran una mano, no sé si alguien del grupo quiere comentar algo.

Susana Fajardo:— Habíamos comentado en el tema de la cooperación, de lo injusto que parece que, después de haber hecho un trabajo que, en principio, tiene que ser positivo y tiene que ser necesario, como es evaluar qué necesidades tiene un niño para que esas necesidades se vean cubiertas en el entorno educativo, nos encontramos que luego es potestad del profesor decidir si hace caso o no hace caso, y si quiere llevar a cabo la propuesta o no las tiene en cuenta.

Otra cosa que habíamos comentado en cuanto a las adaptaciones y limitaciones, es que el propio sistema se pervierte al etiquetar al alumnado. Lo que conseguimos es que si hemos desvirtualizado el propio proceso que se supone que iba a ser esa evaluación, y solamente lo ejecutamos para que produzca un dictamen que probablemente va a ser excluyente, porque si no es probable que ni se evalúe al niño, estamos pervirtiendo al sistema y se está produciendo que el dictamen y la evaluación se está convirtiendo en defensores de la propia perversión del sistema. Entonces se está convirtiendo, en vez de en una herramienta para cubrir necesidades, en una herramienta de segregación, y en la que se apoya toda la administración para decidir qué chico sí y qué chico no.

Entonces, evidentemente, otra cosa que hay que tener muy en cuenta, es que es imposible, con la ratio de orientadores que existe hoy en día, que se pueda llevar a cabo ese proceso como estaba pensado. Al igual que las ACIS (adaptaciones curriculares) estaban pensadas no para segregar, sino para conseguir que el alumnado adquiriera unos objetivos, ahora, si la ACIS supone que tu hijo tiene un desfase de dos años, es claro candidato para tener la puerta abierta, como la tiene abierta casi desde que entra para abandonar el sistema educativo ordinario. Entonces, está todo muy implicado y todo muy conectado. El estudio psicopedagógico es necesario si lo vamos a usar para cubrir necesidades, pero si estamos buscando un dictamen, el dictamen es lo que es prescindible, no es necesario para nada. Si vamos a usar la evaluación psicopedagógica para segregar a un niño, también va a ser prescindible el estudio psicopedagógico.

(Aplausos)

Ignacio Calderón :— Yo añadiría, solo para apuntar una cosa, referente a nuestro taller sobre la escuela en global, que lo que estáis tratando en vuestro taller tiene que ver con algo que quizás nosotros no hemos abordado suficientemente, que son los niveles, la escuela nivelada, el pensar que un niño o una niña a una determinada edad tiene que estar en este curso, pero si no cumple con unos requisitos no tiene por qué estar en ese curso, o no tiene por qué estar en ese centro o en esa aula. Habrá que pensar qué es lo que está ocurriendo ahí para que hayamos entendido que la escuela está por encima de cualquier niño.

Alejandro Calleja:— Referido a los exámenes y los informes, también lo tratamos en el tema jurídico. Jurídicamente, vimos la necesidad del informe. Tiene que haber un informe para evaluar que cada niño tiene unas necesidades distintas, de unos apoyos distintos, y hay que valorarlos. Lo que consideramos totalmente ilegal y prescindible es el dictamen de escolarización, porque el dictamen es jurídicamente una sentencia. En el caso de nuestros hijos, es una sentencia de muerte social, no puede existir la opción sí o no, tiene que ser sí o sí.

(Aplausos)

Leonor:— Me gustaría decir una cosilla, que he comentado antes en el grupo. Otra de las cosas que yo tengo en cuenta, y creo que es importante nombrarla o decirla, es que en ese sentimiento que tenemos de ser técnicos, de ser rigurosos, de ajustar y ser muy precisos en el trabajo en cuanto a necesidad, recurso, y ser muy exactos en el caso que estamos evaluando como caso. Yo creo que no podemos olvidar la subjetividad, que al igual que los docentes trabajamos en educación y tenemos una carga muy subjetiva cuando estamos trabajando. Sin embargo, esa subjetividad no tiene que implicar falta de rigor o que no hagamos bien el trabajo. Además, yo creo que es imprescindible siempre y cuando sea en beneficio de los niños y sea mirando por lo que ellos necesitan y su bienestar. Yo creo que esa parte, que es la del corazón que hablábamos, nunca puede faltar, y acompaña, por supuesto, a que sea un buen trabajo.

(Aplausos)

Inma (estudiante):— Yo quería añadir que, en mi grupo, hemos comentado la importancia que se le da a ¿qué se evalúa? Si evaluamos unas normas rígidas como «llegar a clase, estar sentados y callados», y si eso es lo correcto, lo supuestamente correcto, porque si no lo hace un niño, y ya requiere la necesidad de una evaluación, ¿qué es realmente lo que estamos evaluando?

(Aplausos)

Irene Carranza:— Yo quería decir que el informe psicopedagógico es también una advertencia, en el sentido de que identifica necesidades educativas especiales. Nosotros analizamos que la propia normativa está basada en un modelo clínico, parte de la LOE, y que la garantía de ciertas ayudas, de los recursos, está con base en ese etiquetado. Eso es lo que veo que pervierte también toda la cuestión. Entonces, yo creo que el informe también se ajusta a ese modelo clínico, porque parece ser que es la guía para garantizar un derecho que ya está en el niño o la niña. No hace falta la etiqueta, es un arma de doble filo.

Después, también analizamos que todo lo que está aquí detrás en la escuela (refiriéndose al cartel del taller 1). La normativa también está sustentada en todo ese modelo: cómo se califica, cómo se evalúa, cómo va ese diseño del currículum, cuál es la normativa de organización del centro. Todas esas cuestiones, que pertenecen a cómo está legislado toda la institución educativa, también responden a un modelo segregador, y está en la base de todos los mecanismos de exclusión. Al final, la orientación es un pilar más de todas esas estructuras segregadoras, por norma.

(Aplausos)

Participante 6:— Yo creo que, dentro de los problemas que se encuentran en este ámbito, uno de ellos es la forma de evaluación. Están evaluando a los niños un equipo. Cuando yo fui a la evaluación de mi hijo, había un equipo de personas que no lo conocía de nada, que no ha estado nunca con él. No habían pasado ni siquiera media tarde con él, y estaban valorando a un niño en un momento concreto del que no se puede sacar mucho. Son diez minutos, quince minutos o media hora, y eso a ti no te da nada de información. Estás sentenciando a un niño con información incompleta. Entonces, yo creo que el problema es que se tiene que valorar de otra forma. Las opciones ya las veremos ahora. La evaluación tiene que cambiar, no se tiene que hacer en ese ámbito que es desconocido para el niño. Llega a un lugar que no conoce, donde encima lo están mirando con lupa.

(Aplausos)

Raúl López:— Para incidir en lo que se ha dicho ya también, a la hora de hacer evaluaciones psicopedagógicas depende mucho de en qué sistema estemos, de cómo estemos entendiendo la educación. De varios centros que yo tuve en el curso pasado, en un centro inclusivo, tuve solicitud de evaluaciones psicopedagógicas de un 2% del alumnado, si eran 100, pues 2, y eran para obtener recursos y becas. En centros segregadores, las necesidades de evaluaciones psicopedagógicas supuestas eran de un 20 % por aula.

Según el sistema, se selecciona qué tipo de alumno es susceptible de ser evaluado o no. Yo comentaba que, en una granja escuela, los más susceptibles de ser evaluados serían los más tímidos, los que no se atreven a montar a caballo, los que no meten las manos en las masas del pan, pero el que es muy extrovertido y tiene una habilidad kinético-expresiva muy alta, es de los mejores y más admirados. Sin embargo, en la escuela son los disruptivos y problemáticos los que requieren de estrategias para que logren sentarse y estar en silencio; es donde tiene cabida las respuestas del centro de modificación de conducta, porque queremos que se adapten a un sistema, en vez de adaptarse el sistema a los diferentes tipos de personalidades que tenemos.

(Aplausos)

Virginia:— Quiero hablar en función de lo que ha dicho aquella madre, cuando le hacen una evaluación a un niño que no conocen. Un apunte. En la evaluación de mi hijo, han considerado que es un problema porque le gusta mucho Disney y Pixar, y tiene trece años. En lugar de ponerse a hablar de qué es lo que le gusta de Disney y Pixar, lo ha puesto dos veces en la evaluación, no se ha molestado en saber que mi hijo con trece años no es que le guste Disney y Pixar, es que sabe quién ha fundado Pixar, que Disney lo ha comprado Marvel o quiénes son los productores de cada película. Solo han pensado que es más pequeño porque le gustan Disney y Pixar, pero no se han molestado en conocerle. Él le ha intentado contar a la evaluadora lo que a él le interesa, y para ella supone un problema que mi hijo sepa los productores, los musicales, lo que hace uno y otro. Se pone a escribir guiones, lo que para él es una pasión, para ella es una discapacidad mayor.

Ignacio Calderón:— Muchas veces, parece que no tiene que ver eso con el conocimiento de la persona, sino más bien lo contrario.

Susana Fajardo:— Dos cositas que se me habían olvidado y creo que son importantes. El tema de la evaluación, de la coordinación. Se comentaba antes que no era un trabajo el informe psicopedagógico solo del orientador, sino del conjunto del tutor con las familias, etc., pero como comentaba la compañera, muchas veces no hay tiempo para que se puedan producir esas reuniones. Es muy difícil ponerse de acuerdo, el profesorado cada vez tiene más papeleo, y entonces se está dejando de lado lo que es verdaderamente importante: que el niño no avance por culpa de un montón de papeleo administrativo.

Otra cosa que también hemos comentado y que me parece importante es que, muchas veces, el alumnado sin etiqueta no se cuenta para los recursos, entonces se obliga, de alguna manera, al alumnado que ahora mismo no tiene una etiqueta a buscarle un problema para que pueda obtener un recurso.

Ignacio Calderón:— Muchas gracias a todos y a todas. Yo creo que en todos se ve algo, o quizás sea yo que tengo los ojos un poco raros. Se ve que algo que es un proceso social, que es lo que se está contando aquí desde las nueve de la mañana. Los problemas son sociales, pero en los tres ámbitos en los que hemos trabajado, en los tres talleres, lo que hemos llegado a entender es cómo la escuela tiene la manera de convertirlos en individuales; esos problemas que son sociales se convierten en personales.

Paramos, nos vamos a los talleres de nuevo. Vamos a seguir trabajando, ahora en cómo podemos responder a esos talleres. Hay dos talleres en los que tenemos que seguir trabajando para organizar todas estas problemáticas y continuamos pensando qué soluciones podemos dar a esos problemas que hemos ido gestando en cada uno de esos talleres, ¿vale? Después de eso, nos volvemos a ver, tenemos una hora y media para pensar en posibles soluciones en esos talleres. Venga.

Audiodescripción [AD]:— El grupo participante se queda un rato en la sala principal, charlando e intercambiando opiniones. Posteriormente, se dispersan hacia las distintas aulas asignadas para continuar con los talleres seleccionados. Mientras tanto, la cámara se mantiene en la sala principal, enfocando a los participantes del primer taller titulado «¿Qué pasa en la escuela donde algunos niños no caben? Soluciones».

Cristóbal Gómez: Si vamos a meter todas estas ideas en un árbol, lo tenemos que estructurar, parecía que la esencia era la estructura organizativa, que quizás la podemos poner en el tronco.

La idea que tenemos es ir dando soluciones, pero soluciones de tres tipos. Tenemos ya el problema. Las soluciones globales así para todo el mundo no sirven; vamos a concretar en las soluciones que están en nuestras manos, lo que podemos hacer cada uno de los orientadores, familias, profesores y demás, lo que está en nuestras manos. Después, vamos a buscar otras en las que podamos influir, y dejar a un lado las que no están en nuestras manos, porque hay realidades que asumir o vivir en la contradicción. En este caso, hay formas de participar, ya sea de forma política o de votaciones. Cuando demos una solución, a ver si las pensamos desde estas tres áreas: las que están en nuestras manos, las que podemos influir y cómo, y las que se nos escapan un poco.

Ignacio Calderón:— Con respecto a los problemas en los que hemos estado trabajando esta mañana, habría que darle una vuelta. La idea que planteamos es que para visualizar esos problemas, hemos hecho un diseño muy sencillo, que sirve para entender qué problemas son fundamentales y cuáles son los sintomáticos.

Esos problemas que hemos visto que están relacionados. Hay problemas que son los que causan otros problemas, y los podemos situar en la raíz del árbol; hay problemas que son más bien sintomáticos, es decir, que son causados por otros, pero no causan en sí mismos otros problemas, y, finalmente, hay otros problemas que, más o menos, tienen un equilibrio entre lo que causan y por lo que son causados, ¿me explico o no?

Es decir, si de un problema podemos decir que es causa de otro, lo indicamos con una flecha. Ahora podemos pensar: los que reciben más flechas son los sintomáticos, de los que salen más flechas son los nodos gordianos, los importantes. Entonces, si somos capaces de atacar a esos nodos de aquí abajo (las raíces del árbol), como decía Cristóbal, teniendo capacidad para poder trabajar eso, es importante atacar a estos porque estos causan otros problemas.

Entonces, vamos a esa tarea ahora. Primero, a pensar de esos problemas que hemos estado hablando, cuáles son los fundamentales y cuáles son los sintomáticos, y después, vamos a pensar qué soluciones encontramos para cada uno de esos problemas.

Estela Martín:— Yo veo la educación más como un engranaje dentro del sistema económico y político. Nos educan para trabajar, para que seamos productivos; por lo tanto, para mí esa es la raíz del problema.

Cristóbal Gómez:— Esa es la conclusión última que teníamos que hacer. Quizás las soluciones deberíamos buscarlas en otro lado, aunque, quizás, ese cambio hay que ponerlo en la raíz profunda que también hay que tratar, y que tiene una razón política, ideológica, fuera de la escuela, social. No hay que perderla nunca de vista, porque si no estamos hablando de cuestiones técnicas.

Ignacio Calderón:— Yo diría que es de fuera de la escuela, pero también de dentro de la escuela, porque yo como docente, cada vez que estoy trabajando con mi alumnado como si fueran trabajadores, lo estoy haciendo, estoy construyendo, estoy inventando, aunque sea un mandato que viene de fuera.

Hay muchas formas de ser docentes en las escuelas también, y sigue siendo la misma escuela con el mismo mandato.

Estela Martín:— Hay escuelas democráticas y escuelas que no lo son. También, hay profesores que usan la escuela para crear espíritu crítico, y hay quienes la tienen para sumisión.

Participante 1:— Desde el punto de vista del profesor, yo me planteo: ¿qué puedo hacer? Cuando la metodología de un profesor se ciñe en conseguir que el alumnado llegue a la cima de una montaña, entonces, ese alumnado empieza a caminar y muchos se quedan por el camino, no pueden subirla, solamente alcanzan esa cima un número determinado de alumnos. Entonces, ahí, debe haber un cambio de actitud por parte del docente, y ese cambio puede ser un cambio en la metodología. Como al final en el aula hay mucha competitividad, se trata de llegar el primero de forma individualizada. Si eso lo cambiamos, y muy en auge que está el tema del trabajo cooperativo que parece tan obvio, pero, llevarlo a cabo de verdad, y darse cuenta de que su rol cambia, y que esos alumnos que se han quedado más atrás, no se deben cronometrar, no solo por el profesor, sino por sus propios compañeros, y hacer que sus compañeros, que solo están focalizados en subir la montaña, se detengan un momento y digan: «Esto es un trabajo en equipo, y entre todos tenemos que subir, al final todos tardaremos un poquito más, unos llegarán hasta arriba, y otros hasta aquí, pero, conseguiremos que todos esos niños y niñas den el máximo de sí». En un poquito eso, cambiar la metodología, cambiar esa forma de pensar, que, aunque parece muy obvio, no se está llevando a cabo en el aula.

Participante 2:— Yo creo que la base está en el concepto de educación que estaba diciendo ella, un concepto de educación donde los roles, en una escuela tradicional, son muy distintos a una escuela inclusiva. El rol del profesor cambia totalmente cuando das paso al niño a toda su capacidad, y el rol del niño cambia también. Entonces, yo, abajo, creo que uno de los problemas que pondría es el concepto de educación y los roles establecidos. Eso es la base, porque tiene una solución. La solución es trabajar la formación inicial, trabajar a través de la metodología, trabajarlo con las familias.

Ignacio Calderón:— Yo diría que, para situar el problema que no tenga solución, el problema es el problema, después pensamos la solución, pero, ahora mismo, vamos a situarnos.

Participante 3:— En un inicio, se habló de la problemática diciendo que no había una verdadera comunidad educativa. Yo soy un poco de que exista la comunidad educativa sin jerarquía, sin que esté arriba el profesorado, familia, y alumnado, sino que todos podamos aprender de todos. En el aspecto de la mirada del orientador, pensar que también se puede aprender de la mirada de los padres. No hay que partir de la base de que el orientador lo sabe todo, porque se ha preparado. La individualidad de cada niño y de cada niña va a poder aportar mucho a la familia. Entonces, es un poco eso, que sea verdadera comunidad educativa, todos podemos aportar el ir sumando.

Ignacio Calderón:— Entonces, ¿el problema es, y la solución es? Porque tú estás dando las dos cosas.

Participante 3:— La solución es cambiar la mirada, tanto del docente que puede aprender de la realidad de los padres y madres, no solo él está en posesión de la verdad, y, por otro lado, que los padres y madres podamos cambiar la mirada hacia el profesor, de juzgarlo si lo está haciendo bien o lo está haciendo mal. Cambiar la mirada de todos y todas, que sea verdadera comunidad educativa, que todos aportamos, y luego tener en cuenta al niño o a la niña.

Audiodescripción [AD]: La cámara abandona el aula y recorre las instalaciones de la facultad hasta llegar al aula donde se está desarrollando el segundo taller. Mientras tanto, el grupo continúa dialogando en la sala.

Participante 4:— Entonces, el control del contexto, de las circunstancias en las que se encuentra el niño, está en manos del orientador o del docente.

Participante 5:— Pero si no está regulado formalmente, volvemos a lo de siempre: lo hago o no lo hago. Yo puedo tener mi aula, y puede venir él a decirme: «Tú tienes que poner el aula así, porque tú tienes a este niño con unas características que pueden ir mejor si están organizados en grupos en vez de individual» o «A los dos charlatanes que son los dos amigos los pones de punta a punta». ¿Y qué hacen todo el día?, pues levantarse? Yo los pongo juntos, que se hinchen de hablar, no los quiero mariposeando por la clase. Entonces esto no está de modo obligatorio.

Raúl López:— Yo he dicho que lo hacía, lo puedo hacer. Otra cosa es que se me escuche o no.

Esther Polo:— Puede que haya dos vertientes. La vertiente legal, que sí sería rosa, en la que no podemos inferir, y otra, la vertiente en la que podemos inferir, aunque no controlar personalmente, que sería el color intermedio.

Raúl López— : Que de ahí surgían mis propuestas.

Participante 8:— Como orientadores, también podemos hacer propuestas a la delegación para que esto se cambie, para que los dictámenes y las evaluaciones cambien. Creo que también es nuestra obligación como orientadores.

Antonio Márquez :— Yo quería conectar con lo que estáis discutiendo y creo que falta un punto más, que es el concepto de barreras a la participación. Cuando el orientador, junto al docente —y esto ya cambia de color—, considera que el docente es quien finalmente tiene el poder de decidir en el aula, si ambos valoran el contexto, no solo de rincones o espacios sino también el contexto didáctico y metodológico, así como las propuestas que se generan en el aula, como las programaciones de aula, actividades y agrupamientos, y confrontamos eso con las necesidades no solo de un alumno, sino de todos los alumnos del aula, entonces, basándonos en esa unión, pensamos en el concepto de barreras a la participación. Lo que tenemos que hacer desde el informe psicopedagógico, según la propuesta de aula que hay con este docente y este grupo de alumnos, es considerar que esta y esta propuesta que tú estás planteando excluyen a este y este alumno, por lo que proponemos esta y esta alternativa. Esa, yo creo, es la clave de los informes psicopedagógicos: ofrecer sistemas de alternativas para romper las barreras a la participación.

Participante 4:— De lo que has dicho, de que si se da en un aula o no, yo creo que la realización de la evaluación psicopedagógica ahí no se haría, simplemente porque ocurre en una situación determinada, y una evaluación psicopedagógica es un proceso lento y debe ser cuidadoso para que no se repitiese solamente en una situación, ¿me entendéis?

Antonio Márquez: —Pero yo no estoy hablando; es igual, es el mismo proceso. Se trata de que, cuando estés en una evaluación inicial, al principio vamos a ponernos de acuerdo con todos los profesores y que todos pongan sobre la mesa cuáles son sus propuestas de trabajo en el aula, y veamos también cuáles son los alumnos a los que van dirigidas esas propuestas. Y que el informe de evaluación psicopedagógico sirva de verdad como orientación a ese profesor con el que, junto a él, lo voy a trabajar; no es algo solo mío de orientador, sino que juntos veamos que esa propuesta didáctica que tiene para el curso puede dejar fuera a determinados alumnos y proponer alternativas. Es decir, si yo soy un maestro que tengo este sistema, y me gusta mucho usar este estímulo y tal, lo mismo estoy dejando fuera a un alumno que se pierde este estímulo, pues ofrécele una alternativa. Yo no estoy diciendo que tu alternativa no sirva, sino que plantees una doble para que el alumnado tenga la oportunidad de elegir, entonces estaremos rompiendo bastantes barreras a la participación. Esto, además, viene en el Index para la inclusión; es lo que se está intentando hacer, cambiar la mirada, para no poner el enfoque en las necesidades y buscar las barreras a la participación. Yo creo que los dos son necesarios porque, si no sé cuáles son las necesidades del alumno, tampoco puedo saber cuáles son las barreras que voy a encontrar en mi aula, por lo que tengo que confrontar ambas cosas.

Participante 4:— Eso entonces es naranja.

Antonio Márquez: Claro, por eso he dicho que hay que cambiarlo de color, porque necesito inexcusablemente la participación del docente.

Participante 4:— La información y la inclusión nacen del docente, aunque la ley lo especifique. Si al final el docente no quiere, no realiza la inclusión en el aula.

Raúl López:— La problemática o no va a ser totalmente diferente según esté organizado el contexto. Si yo quiero que lean en silencio durante una hora, ya sé qué niños van a tener problemáticas.

Participante 9:— Yo, ahí, no veo que el problema sean las evaluaciones psicopedagógicas. Yo creo que lo que premia, ahí, es que el profesor conozca a sus alumnos, simplemente. No hacer evaluar a todo el mundo, y en todos los momentos ni nada.

Enterarte de la situación familiar del niño, pero sin un criterio diagnóstico ni nada por el estilo, solamente de una forma humana.

Susana Fajardo:— Que los tutores se preocupen por los alumnos

Participante 9:— Sin buscar «a este le falta esto o aquello o necesita esto o aquello».

Susana Fajardo:— Ahí, volvemos a la voluntariedad, lo que llamamos la empatía o el tener ganas, tener ese feeling que me hace querer que todos mis alumnos progresen.

Participante 4:— Eso es parte de la formación. Yo estoy en el segundo curso de la carrera de Pedagogía y esa parte se toca muy poquito.

Leonor:— A mí me ocurre, y perdonad que lo extrapole mucho a lo personal, a la experiencia propia. En todo eso que estáis poniendo sobre la mesa o reflexionando, me sucede que, en mi experiencia propia, cuando lo he pasado peor o con las mayores presiones, las he sufrido por parte del docente más que por parte de las familias, siempre me he sentido más cercana a las familias, incluso mucho más drástica desde el docente que desde la Administración, porque la Administración es la norma, nos encorseta a veces porque a veces es interpretable, y según desde donde la interpretes tiene muchas lagunas, pero creo que nos da margen para ofrecer soluciones y ofrecer cosas bonitas a los alumnos, y que nos permita todas estas ideas sacarlas a delante. Lo que es cierto es que hay docentes maravillosos, pero que hay docentes que esperan esa función determinada del orientador. Lo que buscan es iniciar todo el protocolo, rellenar toda la documentación, que desde nuestra provincia son cinco o seis documentos, todo con un plazo, y que una vez que esté rellena, que el orientador lo vea. Esperan eso, y que cuando tú lo veas, les des tú las resoluciones y la varita mágica. Ahí está la impotencia. Yo no hago nada sola, necesito que nos sentemos, que realmente conformemos un equipo de trabajo para detectar qué estamos necesitando, o cómo valoramos este proceso, o cómo beneficiamos a todo el contexto y a todos los niños, y qué está pasando para que con este alumno no podamos o nos veamos incapacitados para atenderle. Entonces, te encuentras, a veces, con esas barreras y con otras muchas presiones, y es cuestión de resistir y trasladarles un poco ese modelo. Defender la otra postura, devolver informes con otra visión, definir más el contexto.

Ahí, entramos también en las limitaciones de tiempo, y a veces también pienso que a los orientadores nos obligan a formarnos más, o nos obligan en la práctica a adaptarnos a todas las personas con las que, al final, interactuamos en la escuela, porque si no te «adaptas» para que haya una comunicación y una buena relación. Cuando chocas con un docente que te está mostrando algo que tú no compartes y que crees que la vía es otra, quieres darte media vuelta y decir: «No puedo hacer nada con esta persona». Para no llegar a esto, tienes que tener una serie de herramientas para adaptarte.

Raúl López:— Me da mucho miedo la palabra adaptarnos cuando supone desistirse de los derechos.

Leonor:— Cuando digo «adaptarme», me refiero a saber cómo darle la vuelta a lo que ese docente, cuando no se baja del burro. A cómo darle la vuelta y volver otro día, y sacarle otra vez la conversación. Adaptarme en ese sentido, para llegar al final a podernos entender.

Participante 7:— A mí me gustaría insistir en una cosilla que creo que es muy importante. Yo sigo insistiendo, al igual que hemos hablado antes, en que en la escuela no somos clínicos, somos docentes, orientadores, no clínicos. Nuestra labor al hacer una evaluación no es hacer un dictamen y diagnosticar; eso es una labor que, si es necesaria, se debe hacer desde otro ámbito. La escuela está para determinar qué necesidades tiene el alumnado, cómo podemos atenderla, y producir aprendizajes y, por lo tanto, desarrollo, en todas y cada una de las personas que están en la escuela. Por lo tanto, nuestra labor no es diagnosticar, el examen no es necesario, ni hacer un diagnóstico. Si necesitamos saber cómo modificar los contextos para que se produzcan en ellos el aprendizaje y, por lo tanto, desarrollo, esa debe ser nuestra labor. La palabra diagnóstico… no es nuestra labor.

Esther Polo:— Yo creo que estamos otra vez yéndonos un poquillo del tema, entonces vamos a intentar volver y centrarnos en las soluciones.

Participante 7:— Lo importante en la solución es el contexto.

Esther Polo:— Todo lo que vaya surgiendo, aunque estemos hablando de una forma fluida, vayamos apuntándolo, sobre todo para ir poniéndolo e ir visualizándolo todo, para que todos podamos ir viéndolo. De todas maneras, ella (señalando a la compañera) está anotando todas las ideas que van saliendo.

Susana Fajardo:— Yo creo que la compañera ha dicho una de las palabras claves y en las que todos vamos a poder coincidir, tanta familia, especialistas y profesorado: resistir. Es resistir los invites, resistir al profesor que no quiere, resistir al dictamen, resistir y hacerte fuerte, transmitir tu mensaje, porque no sirve de nada que nos lo quedemos para nosotros.

Leonor:— Porque no sirve de nada, yo he tenido la experiencia. A mí me costó la salud, y me costó una baja de 3 meses, que yo no la quería, porque yo decía: «No me puedo dar de baja porque se me acumula el trabajo y cuando me incorpore, ¿qué voy a hacer?» La doctora me decía: «Chiquilla, estás en el tercer trimestre, olvídate y descansa». Entonces, me costó la salud. Yo, inteligentemente, no quiero que me vuelva a costar la salud. He tenido que tener un aprendizaje sobre la manera en la que afrontamos todas esas presiones, todos esos retos. Es muy complicado que no te llegue a costar la salud y ser operativa en tu trabajo. Por eso digo que empatizo mucho con las familias, he empatizado siempre con ellas. No es porque haya tenido unas circunstancias, es porque en ese trabajo con los niños me pongo en el lugar de los padres. Ahora soy madre, tengo dos niños pequeños, todavía me afectan mucho más las situaciones que tratamos en la escuela. Entonces, lo considero fundamental. La subjetividad está ahí para beneficiar en todos los casos a los niños, y cuando no beneficiamos a los niños, estamos aplicando una subjetividad que es muy cuestionable y que no queremos cuestionar, y nos queremos basar en el dictamen, y en lo técnico y en el rigor.

Susana Fajardo:— Pero aquí sí tenemos que buscar soluciones, ya que somos un grupo mixto de familias, yo de alguna manera no me tengo que… Más allá de decir que lo que estás haciendo no beneficia a mi hijo, yo no puedo decirle a un profesor eso. Nosotros, como familia, soluciones tenemos para mejorar o parar, y son dos, son legales, porque de nosotros no va a depender que se le haga un dictamen o se le aplique una ACIS.

Leonor:— Yo creo que falta mucho añadir a las familias al proceso, al igual que desde el contexto, nos falta coordinación, tiempo, espacio y reuniones. No hay lugar y lo hacemos acercándonos a clase en el pasillo, en el recreo, en horas sueltas, y lo hacemos como podemos. A las familias nos falta incluirlas en el proceso. Nosotros tenemos estipulados en el protocolo una entrevista de inicio y una entrevista final, de devolución de esa información. Depende mucho de cómo hagas esa entrevista, qué actitud y qué predisposición muestres, cómo vas a atender a esas familias, si tú haces de técnico que lee los informes, «esto es lo que hay, te leo la sentencia y tal», y los padres firman o no, o bien estableces un diálogo con la familia desde un inicio. Y creo que son insuficientes esas dos reuniones prescriptivas y que, en todo el proceso, si yo estoy evaluando y estoy viendo cosas, dar información a medida que vamos evaluando. Lo que pasa es que eso implica un proceso de evaluación mucho más pausado y colaborativo; los tiempos los tenemos siempre encima. La evaluación tiene que ser un proceso lento y vamos a toda pastilla, y si no lo haces, «a este niño lo derivan en el primer trimestre», y llega junio y no lo has visto. Siempre tenemos esa limitación.

Rosario Barea:— Yo pienso que con los medios que tenemos hoy en día, no tiene que ser una reunión presencial, podría ser por vía email, vía telefónica, está Skype. Es que ellos dicen «hay dos reuniones y prescriptivas tal», pero si hay voluntad, en un ratillo, si vas saliendo del cole del niño, no salgas corriendo para meterte en el coche, que yo no te voy a hacer nada, que en un momento puede haber una entrevista de devolución y no pasar un trimestre cuando ya no tiene sentido reunirnos, que a veces la retroalimentación y el feedback se debe ir haciendo poco a poco, no ya cuando haya pasado el trimestre.

Audiodescripción [AD]: La cámara abandona el aula del segundo taller y se desplaza por las instalaciones de la facultad hasta llegar al aula donde se desarrolla el tercer taller, «Barreras legales».

Alejandro Calleja:— Quería terminar con la importancia que tiene el tema asociativo. Últimamente, ha surgido una asociación solo de padres que buscan la educación inclusiva, y eso se tiene que ir extendiendo e ir complicando el camino.

Ana Solsona:— Y de qué sirve si no vas a lo jurídico.

Alejandro Calleja : A lo jurídico, ya veremos que hay un paso fuerte, que es lo que quiero analizar yo después. Es fundamental el empoderamiento de las familias a través de una red. Hay profesionales, hay que comunicarse, hablar, para eso estamos. Cuando te empiezas a empoderar y decir que tienes derechos, te dicen que te van a mandar a los servicios sociales. Las familias tienen que saber. Nosotros, por nuestra experiencia, tenemos un informe de la fiscalía del estado, que, efectivamente, una familia por defender el derecho a la educación inclusiva de sus hijos no puede ser denunciada por la Administración, algo tan obvio, pero que nos pasó.

J. Antonio Vicente:— A nosotros también nos amenazaron.

Alejandro Calleja:— Nosotros fuimos imputados y procesados.

Ana Solsona:— Incluso te exigen dinero.

Alejandro Calleja: Sí, fueron cuatro mil euros de fianza, e incluso con la posibilidad de perder la patria potestad. La Administración no te puede amenazar por defender el derecho a la educación inclusiva de nuestros hijos.

Ana Solsona:— Vamos a ser prácticos, ¿qué pasa si tengo una vulneración de derechos, qué hacen las asociaciones? Cuando una persona en concreto tiene un problema, alguien debería arropar a esa persona a muerte, con ilusión. Esas asociaciones hasta ahora no lo hemos hecho.

Alejandro Calleja: Una de las soluciones previas es que, nada más que se tiene un dictamen de escolarización a combinada o especial, directamente se puede ir mandando un formulario, escaneando ese dictamen, al comité de Naciones Unidas, denunciando una vulneración del artículo 7 y 22, porque es lo real.

Ana Solsona:— ¿Y eso es así?

Alejandro Calleja: Sí, yo tuve una reunión con el Comité con Carmen, el año pasado, y desde entonces estamos en contacto.

Virginia:— Y ese comité, ¿dónde está?

Alejandro Calleja: Está en Ginebra. Tú les mandas un correo electrónico y ellos te responden rápidamente. Es muy efectivo porque las bofetadas no van de abajo para arriba, como suele ser, sino desde arriba de la Administración. El escrito a través del comité va en contra del gobierno de España.

(Hablan todos a la vez)

Carmen Máximo:— Yo, entiendo perfectamente a las familias cuando hablaban de los docentes como si fueran el lado contrario. Mi propuesta es que la lucha tiene que ser colectiva, de toda la comunidad educativa. Entonces, espacios como este deben aprovecharse para crear redes y compartir la información en la que estamos trabajando. Yo trabajo en un centro educativo; esa información se puede poner en la web de orientación. No podemos separar familias, profesores y alumnado, no somos bandos, no estamos enfrentados. Todos los que defendemos la inclusión estamos entre el profesorado, el alumnado y entre las familias; no somos uno o somos otro.

Ana Solsona:— Pero yo me pregunto, ¿quién se moja?

Carmen Máximo:— Hay gente que se moja.

(hablan todos a la vez)

Carmen Máximo:— Lo que quiero decir es que, aunque parezca que no hay profesionales que están por el cambio, hay gente comprometida que quiere un cambio dentro del paradigma. Y si no se visibiliza, lo que no se ve no existe. Mi propuesta es que este espacio sirva para crear una red de contactos que se amplíe, y que información como la que está dando Alejandro y de la que yo no tenía ni idea, pueda transmitirse. Y que los profesionales y la gente que estamos dentro del sistema educativo, podamos decirles a las familias que vienen que tienen esa información. Yo siempre tengo esperanza, y no creo que el sistema pueda cambiarse, es que hay que cambiarlo.

Fran (estudiante) :— Se relaciona con la propuesta anterior de asociacionismo.

Carmen Máximo: Pero ese movimiento es más político, porque la vida es política, es una estructura de la que hablamos y que mantiene todo esto, ese sistema que es algo real domina las relaciones, y, por tanto, nos tenemos que politizar como sujetos para darnos cuenta de que formamos parte de ese canal, y eso hay muchas personas que lo ven por su propia experiencia o por la experiencia de personas que tienen cercanas.

Irene Carranza: Yo propongo medidas compensatorias para los colectivos de familias que no tienen asociación o no tienen medios de conocer sus derechos, no solo a nivel informativo, sino también para actuar más con ciertos colectivos, que tienen vulnerados sus derechos y tienen menores recursos.

Otra propuesta que doy es el aumento de presupuesto. Eso estaría fuera de control, pero un aumento de presupuesto en educación y recursos que permita la inclusión en los centros ordinarios a todo el alumnado.

Como esta está fuera de control, otra más accesible es llegar a una dotación básica, aunque sea muy básica, en todos los centros, y que no dependa del número de alumnos con ciertas etiquetas, sino que pueda depender de otra serie de factores que no sean tan individuales. Por ejemplo, el contexto en el que está el centro. Una dotación básica no dependiente de etiquetas de los niños y las niñas.

Otra propuesta, aunque con la dotación básica ya no haría falta, sería eliminar los dictámenes, si hubiera una dotación básica y unas medidas en lo ordinario que permitieran la atención, no harían falta dictámenes, porque si hubiera un auxiliar educador en todos los centros, no haría falta un dictamen para llevarte al centro donde hay un auxiliar.

Virginia :— A mí me vas a perdonar, pero me parece casi una utopía eso que estás diciendo.

Sabina Habegger: Fuera de control, ¿no?

Irene Carranza : Fuera de control los presupuestos, pero la dotación básica se puede influenciar.

J. Antonio Vicente:— Perdonad, pero se parte de la premisa inicial de que hace falta un aumento de presupuesto, no nos paramos a pensar en que, a lo mejor, el presupuesto está mal empleado.

(Hablan todo a la vez)

Sabina Habegger:— Optimizar los recursos.

Irene Carranza:— No tanto optimizar como priorizar. ¿Dónde lo pongo, en secciones bilingües, lo que está demostrado que segrega, o en recursos especializados, lo que está demostrado que ayuda a la inclusión?

(hablan todos a la vez)

Irene Carranza:— Una nueva norma de evaluación psicopedagógica, a través de esa dotación básica. Podría haber una nueva norma. En Asturias, el año pasado, la escolarización en centros especializados no se pudo hacer sin la autorización de la familia. Escribirlo en una norma, en una instrucción de funcionamiento de orientación.

Audiodescripción [AD]: La cámara sale del aula donde se desarrolla el taller y recorre las instalaciones de la facultad hasta llegar al aula del primer taller.

Arasy González:— … El docente, si no toma conciencia durante su periodo de formación inicial, o permanente o en algún momento, no está ejerciendo bien su función docente. Él o ella está ejerciendo una política concreta en la forma misma de estar presente en el aula. ¿Cómo está presente, cómo se relaciona con los niños y las niñas, cómo gestiona los tiempos? Es un ser político que hace política. La política no está ajena en el centro educativo

Por ende, si no toma conciencia de esa función o de ese rol, si no se ve encarnado como agente político, la ética del docente es inherente, no se puede separar, no es un añadido, y entonces la pata cojea. Yo no creo que sea una falta de actitud, ni que le faltan valores o solidaridad, no, porque eso tiene que estar presente como parte sustancial de lo que es un docente. Si eso no está, es que al docente le falta una pata, está cojeando.

(Hablan todos a la vez)

Ainhoa Yáñez: Yo, respondiéndote un poco a ti, vuelvo al tema de antes de trabajar el colectivo, sea la escuela que sea. Tú has dicho una cosa muy importante…

Audiodescripción [AD]: Tras los talleres, el grupo participante se congrega en la sala principal y comienza a charlar animadamente. Ignacio Calderón toma la palabra y se dirige al grupo. Mientras tanto, la cámara recorre visualmente el árbol simbólico creado durante los talleres, desde las raíces hasta las hojas, destacando las intervenciones del grupo y los post-its adheridos.

Ignacio Calderón:— Bueno, ahora mismo, puesta en común de lo que hemos trabajado en los talleres, muy rápidamente, muy sistémicamente. Y luego, ya, asamblea final. Ahora van a ser 5 o 10 minutos, máximo, y nos vamos a tomar café.

Alejandro Calleja:— Vamos a tocar el apartado del árbol legal, que hemos preparado con base en lo que esta mañana estuvimos hablando.

Sobre lo que depende de nosotros, hemos hablado del empoderamiento de las familias. De cómo las familias nos tenemos que unir, unificar, y estar en lo que estamos, que es defender el derecho y la dignidad de nuestros hijos. Que incluya la innovación y la comunicación, que eso es fundamental, y que se vaya creando una plataforma.

También, participar más en el centro escolar; entenderse y comunicarse, crear redes; unir esfuerzos con expertos, derechos, abogados, psicólogos educativos, psicólogos clínicos.

Participante:— Todo eso cuesta dinero.

Alejandro Calleja:— Podemos ir creando la red. En León tenemos a SOLCOM, y es coste cero. Siempre se pueden crear alternativas. Gente comprometida y, bueno, lo que sí que tengo bien claro, es que reclamar un derecho no les suponga a las familias un miedo a enfrentarse a una realidad que quieres corregir. Por eso, lo que comentaba tan importante, el rol del Comité de los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad.

He dejado un post-it. Ya pasaré la información sobre dónde se puede descargar el archivo para poder hacer la reclamación al Comité, adjuntando el dictamen de escolarización. El dictamen de escolarización, administrativamente, equivale a una sentencia. Puedes reclamarlo al comité y, dado que implica una clara pérdida de los derechos del menor, puedes invocar el artículo 7, ‘La igualdad de los niños y niñas’, y el artículo 24, ‘El derecho a la educación inclusiva’. Al hacer esta reclamación, será admitida a trámite y pasará a través del Gobierno de España, el Ministerio de Educación con la Consejería y a través de la Dirección Provincial. El problema para la administración es que el proceso va de arriba abajo, no como usualmente hacemos las quejas en inspección o al tutor, donde no avanza y queda taponado; de esta forma, el procedimiento es más efectivo. Además, el comité solo evalúa si se cumple la Convención o no, entonces reclamará a España, como país suscrito a la Convención, que aplique este convenio. Esto es muy importante y completamente gratuito: solo tienes que enviar un correo electrónico con el formulario y, si es posible, adjuntar un informe psicológico favorable al modelo inclusivo, lo que puede solucionar bastante el problema.

Sobre las posibles soluciones, lógicamente hemos comentado la formación del docente. También, sobre instaurar y construir nuevos modelos educativos; acciones más allá del voluntariado; plataformas; movimiento político; formación básica inclusiva; disponer de contactos referentes.

Además, sobre la lucha de toda la comunidad educativa, para que no haya bandos, que es lo ideal. Medidas compensatorias a ciertos colectivos. Cambiar el tema de oposiciones, el modo de acceso del profesorado, el temario… Autorización de las familias para la escolarización, que ahora consta, pero a veces da lo mismo. No tendríamos que llegar nunca a esta disyuntiva, igual que el orientador no tendría que llegar a la disyuntiva de poner un informe inadecuado, pero nunca tendría que haber un dictamen, y el dictamen es sí o sí.

Una pregunta que me hacía Antonio Márquez esta mañana, y es una pregunta que se hace muy a menudo, «el alumno tiene una plurideficiencia», pero si ese alumno puede estar diez minutos en el aula, pues está diez minutos en el aula. Ese es su derecho, lo que no es su derecho es tirarse toda la mañana ahí apartado.

Después hemos hablado de la organización flexible del centro; del sistema de acceso a la función docente y de una dotación básica. Distribución de recursos, que es lo que comentábamos: es mucho más barata la educación inclusiva que la educación especial; sin embargo, como todo, hay que cambiar la norma. Hay que cambiar el sistema completamente, de raíz, de arriba abajo, sí o sí.

Aumento del presupuesto, que sería lo ideal, o al menos que el presupuesto que hay no se dedicara a la educación especial, sino esos mismos recursos dedicarlos a la ordinaria, que van a ser más baratos y más efectivos. Está demostrado, además.

Crear un único modelo educativo entre las regiones administrativas, que no haya diecisiete modelos administrativos de educación, porque el derecho es igual en todos los sitios, lo suyo es implantar decretos de educación inclusiva en todos los sitios.

Yo, personalmente, en el tema del archivo, en el tema judicial, sobre el asesoramiento que podáis necesitar, yo tengo la información, puedo facilitarla a través de un privado. Eso lo podemos ir pasando y comunicando. Cualquier cosa que se necesite en este tema, está a vuestra disposición. Yo creo que es interesante. Así, a la Administración le daremos un buen toque. Nos hemos enterado hace meses, nosotros hace un año estuvimos reunidos con el Comité, que le hizo una evaluación a España: un desastre, estamos esperando la evaluación del Comité de las personas con discapacidad, y me parece, conociéndome a mí, a Nacho y a otra mucha más gente que participamos, que va a ser bastante peliaguda. Encima, si entre todos, cada vez que haya un problema, acudimos al Comité, todo eso nos va a empoderar mucho y vamos a tirar mucho para delante.

Arasy González:— Nosotros tratamos de organizar nuestro batiburrillo de problemas sistémicos en la escuela en este árbol, localizándolos en raíz, tronco y rama. Partiendo de los problemas más generales, que vienen en los problemas más específicos, que se concretan en problemas muchos más concretos.

Los problemas más generales son, por ejemplo, la formación del profesorado, la fragmentación en las disciplinas, la metodología tradicional, el concepto de educación que tengan los maestros y las maestras. También, el miedo a lo desconocido, la falta de voluntad política, que tiene que ver con lo que hablábamos del docente como agente político en la escuela, la calificación y la falta de cohesión.

Todo lo dicho anteriormente tiene como consecuencia que la escuela tiene su foco en los procesos de enseñanza, más que en los procesos de aprendizaje, lo cual se traduce en que toda la atención está centrada en unos estándares concretos, en adquirir una serie de contenidos, y no tiene en cuenta a quién se enseña.

Por último, el resultado de ese tipo de enseñanza se traduce en que hay una falta de recursos. Hay una jerarquía educativa de lo que son las familias, los docentes y el alumnado. Con esta jerarquización, los docentes son los expertos y las familias no tienen nada que aportar. Las familias no están informadas, no hay una comunicación y ni un feedback.

Para todo este tipo de problemáticas, propusimos una serie de soluciones, desde lo más próximo a lo más lejano.

Los post-its rosas son las soluciones próximas, las que están en nuestras manos como docentes o como familia, y son, por ejemplo: dar valor a la diferencia; compartir experiencias; cambiar la mirada en cuanto a la diferencia, realizar tareas de sensibilización, crear espacios de convivencia, trabajar en equipo en los colegios, con las familias, etc., aportaciones individuales de experiencias de personas, y potenciar las cualidades del niño o niña en la escuela.

En otro tipo de soluciones, que tratan un nivel un poco más alejado al nuestro, pero de los que igual manera somos agentes de influencia, son, por ejemplo: buscar alternativas al libro de texto, generar un sentimiento compartido de inclusión, un sentimiento conjunto, favorecer la comunicación, la participación, el sentido democrático, brindarle a la niña o niño una atención personalizada, optar en el aula por una metodología más flexible, dar el paso de la calificación a la evaluación.

Un ejemplo que vimos para llevar a cabo todo este tipo de iniciativas es, por ejemplo, adoptar el modelo de comunidades de aprendizaje, que salió como un ejemplo de ello.

Y otro tipo de cambios, ya a nivel macro, al que ya no tenemos tanto acceso, pero que serían necesarios para el cambio, para cambiar las raíces, serían, por ejemplo: cuestionarse las prácticas educativas, eliminar las aulas específicas, eso es muy importante, hacer un cambio radical en la formación inicial, hacer de la educación permanente algo obligatorio, y crear otro tipo de cultura.

Gracias.

Susana Fajardo:— Nosotros, en la raíz, hemos puesto la concepción del sistema, el sistema en sí mismo, las limitaciones y adaptaciones. En el tronco, la cooperación, la descontextualización. Y arriba en las ramas hemos puesto las etiquetas.

Hemos estado hablando de que sería necesario y urgente evaluar a los niños con nombres y apellidos y no a través de su diagnóstico. Que no te llegue primero el informe clínico y, luego, todo lo demás. Quizás, que el informe sea lo último que hay que leer, o quizás no hay que leerlo.

Si conocemos las necesidades de nuestros alumnos, conocemos su entorno, quizás no necesitamos un dictamen, porque nosotros mismos, a lo mejor, vamos a necesitar colaboración para proponer, pero vamos a ser parte, no necesitamos la figura del orientador para que venga y nos proponga, y nos diga qué es lo que tenemos que hacer. Nosotros vamos a ser parte importante del proceso de orientación. Y así debería de ser.

No solo habría que incluir a las familias en el proceso de evaluación, habría que incluir a los tutores y a toda la comunidad educativa. Se trata de dejar de evaluar específicamente a los niños, para empezar a evaluar el contexto, las carencias del aula, las carencias del centro. Y como tutor, evaluar la metodología que estoy usando, hacer un poco de autocrítica, y ver si la metodología que estoy aplicando sirve para todo el alumnado o si estoy dejando gente fuera. Esa debería ser la verdadera evaluación.

Formación docente para capacitarnos en la atención a la diversidad en las aulas. Está claro que hay que saber de autismo. Está claro que habrá que saber de dislexia, que decían por ahí que la provocamos nosotros. Habrá que saber de todo, pero hay que saber incluir, y de eso nos estamos olvidando, y de eso se está olvidando la formación de los profesores, en formación para incluir. En cómo diseñamos tareas para que todos mis alumnos las puedan realizar. ¿Cómo organizo mi clase, si el material que dispongo es adecuado para todos?

Ser humano. Ser humano y considerar humano al que tenemos enfrente, que ya es mucho pedir. Tomar la consideración de informes externos de todo el alumnado. Desechamos información muy importante si solamente nos basamos en informes médicos. No solo información de las familias, sino de asociaciones y personas que trabajan con ellos, que nos puedan aportar mucho más.

Crear aulas democráticas donde las diferencias sean necesarias y naturales. Los compañeros deben ser los apoyos naturales; todos aprendemos desde las diferencias. Vivir la diversidad como algo naturalizado. Es imposible vivir la diversidad como algo naturalizado si los seguimos excluyendo, si los seguimos echando fuera. Si tú nunca te has criado, o has compartido aula, vida, espacio con una persona con discapacidad, no vas a saber tratar a una persona con discapacidad. La primera vez que vimos un negro fue: «Ostia, un negro».

Virginia: Cuando yo fui la primera vez a París, en el 82, me senté en el metro y me puse a contar cuantos negros había, porque en España no había casi negros. Yo dije: «madre mía».

Susana Fajardo: Es que tenemos que aprender. Hace un momento han dicho: «Tenemos que sentirnos incluidos». No, tenemos que sentirnos excluidos, que es lo que no van a poder.

No realizar las evaluaciones descontextualizadas, sacando al niño del aula. Yo creo que es fundamental sacar al niño del aula, y decirle «con los cinco cubos, hazme una torre, y ahora hazme un tren», «pero, esta tía que dice, si yo no la conozco de nada, si mi madre me ha dicho que no hable con extraños». Le estamos pidiendo que contesten a lo que les estamos preguntando, y no sabemos si lo está entendiendo, y que, además, va a suponer que esos 10 minutos o 15 que pase con la persona, supondrá que la evaluación sea de una forma u otra.

Resistir, hay que resistir, tenemos que resistir, y también tenemos que denunciar, no solo tenemos que denunciar, sino que también tenemos que ser críticos, y tenemos que desobedecer, plantarnos y preguntarnos hasta dónde podemos llegar y no tener miedo. Hace un momento, manteníamos una conversación en la que decíamos: «A mí, me ha pasado que me han dicho ‘un niño como tu hijo, en el instituto, eso no se ha visto nunca’». Pero ¿qué es lo peor que me puede pasar, que me lo tenga que llevar? Si ya me lo vais a echar. Es que si le va mal dentro de tres meses, me lo llevo, pero le está yendo bien, para horror de mucha gente. Vamos a plantearnos que el miedo nos limita, y si nos limita a nosotros, los estamos limitando a ellos.

El informe psicopedagógico debe centrarse en eliminar las barreras de participación. Se trata de que el niño pueda participar, pueda aprender evidentemente. Centrarnos en las barreras de niños sin dificultades, pero eliminando las barreras del contexto. Realizar evaluaciones colegiadas coordinadas con familias. Cambiar las etiquetas, hacer etiquetas globalizadoras. Decidir nosotros a quién evaluar y a quién no.

Hacer cumplir la normativa, que es inclusiva, implicando activamente a la inspección. Que se respeten nuestras opiniones, porque nadie nos puede robar el derecho a decidir sobre nuestros hijos. Eso como familias es fundamental; si no estoy de acuerdo, no lo voy a consentir. La participación familiar y proactiva. Coordinación entre todos los profesionales. Intervención sistémica.

Promotores de cambio metodológico. Los docentes sois los que tenéis que promover el cambio metodológico, no tenéis que poner más trabas. Promover alternativas metodológicas. Las etiquetas diagnósticas solo las pueden poner los profesionales de la salud, vosotros no podéis poner las etiquetas diagnósticas, ni usarlas para definir a nadie.

Audiodescripción [AD]: Tras los talleres, los participantes se congregan en la sala principal para una asamblea plenaria, donde entablan conversaciones animadas y participan en el desarrollo de análisis, comunicación y planificación de acciones. La cámara se enfoca en Ignacio Calderón, quien teclea en su portátil asistido por una persona que le deletrea. Luego, se desplaza por el aula preguntando a las personas del grupo asistente cuál ha sido su experiencia durante el Workshop.

Ignacio Calderón toma la palabra y se dirige al grupo.

Ignacio Calderón:— Mientras estábamos tomando café, los portavoces se han quedado hablando y han llegado a algunas conclusiones, que son las líneas fuerza que aparecen ahí. Lo que vamos a hacer en la siguiente hora va a ser trabajar sobre esas líneas de fuerza e intentar concretar al máximo qué es lo que podemos hacer cada uno y cada una desde nuestro lugar para seguir trabando en esta línea. Este debate tiene que ser concreto, tenemos que concretar toda esta jornada de trabajo. Por último, daremos 10 minutos de cierre.

Si queréis, leo. En el taller 1, sobre escuelas excluyentes, se plantean tres líneas:

  1. Sobre la formación, un cambio de mirada.
  2. Valorar la diversidad, ponerla en positivo.
  3. Generar metodologías flexibles, apoyar metodologías flexibles

Las líneas fuerza del taller 2 sobre evaluación psicopedagógica son:

  1. Que los informes estén centrados en el contexto, en la persona, identificando las barreras a la participación. No podemos seguir con diagnósticos clínicos.
  2. Consolidar una red crítica que no se deje arrastrar.
  3. Resistir, no yendo a lo mínimo, resistir a las máximas. Hablar de inclusión es hablar de revolución social, es pensar que podemos construir una sociedad mejor. Para esto es necesario sumar apoyos, tiene que ver con generar redes. Sumar apoyos (sindicatos, universidades, abogados, políticos…). Es decir, tenemos que apoyarnos en otras personas que puedan generar eso.

Las líneas fuerza del taller 3, del Derecho a la realidad, son:

  1. Movimiento de familias independientes. Es decir, familias que no dependan de recursos. Podemos hacer las plataformas que queramos, pero los movimientos de familias independientes no están controlados por la administración. Esos movimientos de familias son los que más miedo dan, porque son los que más pueden mover. No pueden ser manipulados.
  2. Buscar apoyos profesionales que visibilicen la realidad, tanto en lo excluyente como en lo inclusivo.
  3. Demanda urgente de derechos de personas con discapacidad. Esta es una propuesta PUM, muy interesante porque es muy directa.
  4. No podemos caer en criminalizar a las familias. Es decir, las familias estamos en el mismo barco, aunque no pensemos igual, lo que estamos es defendiendo el derecho a la educación.

Se abre la veda, tienen ustedes la palabra.

Ángel:— Una cosilla, una dudilla que tengo. Sobre lo de no más diagnósticos clínicos, ¿el diagnóstico del orientador se puede traducir en un diagnóstico clínico?

Ignacio Calderón:— Ángel, son diagnósticos de tipo clínico. Es decir, los diagnósticos que se hacen ahora mismo en las escuelas, las evaluaciones psicopedagógicas, son diagnósticos clínicos. La evaluación psicopedagógica. Es decir, que tú tienes TEA o síndrome de Down o parálisis cerebral, y de ahí se deriva que tú tengas un dictamen de escolarización de un tipo u otro. Pero si pensamos en evaluación psicopedagógica y no adecuamos el proceso de enseñanza-aprendizaje a esta realidad concreta, es algo muy diferente. Una cosa es el diagnóstico clínico y otra cosa es la evaluación del proceso educativo, es pasar de lo personal a lo conceptual.

Ángel:— Entonces, ¿el diagnóstico clínico no lo da un psicólogo en salud?

Ignacio Calderón:— En las escuelas los da un psicólogo, un pedagogo, un orientador…

Ángel: ¿El orientador puede dar…?

Ignacio Calderón: No es que pueda, es que lo hace.

Susana Fajardo:— En el taller 1, a mí me sorprende que todas las líneas de fuerza que han salido son, sobre todo, enfocadas en los docentes. Es decir, las familias también tenemos que hacerlo problema nuestro, también. Somos víctimas de la escuela excluyente, pero, también, muchas veces te ves atrapada en ella hasta que no te das cuenta de que algo tienes que hacer. Solo quería apuntar eso. Creo que esa línea debería estar ahí puesta.

Audiodescripción [AD]: Continúa la asamblea plenaria.

Susana Fajardo:— En el taller 1, a mí me sorprende que todas las líneas de fuerza que han salido son, sobre todo, enfocadas en los docentes. Es decir, las familias también tenemos que hacerlo problema nuestro, también. Somos víctimas de la escuela excluyente, pero, también, muchas veces te ves atrapada en ella hasta que no te das cuenta de que algo tienes que hacer. Solo quería apuntar eso. Creo que esa línea debería estar ahí puesta.

Paco Serrano: Una cuestión aclaratoria por el desconocimiento. Lo que decís del diagnóstico clínico, ¿un diagnóstico clínico por definición es excluyente?

Ignacio Calderón:— En la escuela sí. Que yo diga que tú tienes parálisis cerebral o que tienes el trastorno que sea, no me ayuda ni ayuda al docente a elaborar nuevas respuestas. Las nuevas respuestas se generan cuando yo entiendo. Y he aquí el ejemplo del modelo social de la discapacidad. El modelo social de la discapacidad es entender la discapacidad como la relación, no como la condición de la persona. Entonces, si hablamos de pedagogía de la educación, de lo que debemos hablar es de la relación, y la relación es lo que no se cuestiona. El diagnóstico clínico dice: «Este tiene la culpa, míralo». Y en la educación lo que tenemos que hacer es ver que esa relación está viciada. ¿Cómo la podemos transformar? Esa es la tarea.

Participante 7:— Hemos hablado en el taller sobre eso, hablábamos de no cerrar el diagnóstico en el hándicap o la dificultad que tiene la persona (porque la persona es como es), sino centrarnos en cómo modificar ese contexto para que esa persona pueda aprender exactamente igual que los demás, y que pueda desarrollar el máximo al igual que el resto. Entonces, el diagnóstico que se hace en las escuelas es un diagnóstico que no es clínico, en el sentido de que no lo hace un médico, pero al ser un diagnóstico, tiene ese carácter. Es decir, yo te pongo una etiqueta que va a hacer que el resto de los docentes vea esa etiqueta antes de ver a la persona. No ven a la persona ni sus fortalezas. Pensamos que la evaluación tiene que estar centrada en cómo modifico el contexto, qué fortalezas tienes tú para centrarme en ellas. A través de ellas vas a poder aprender, no desde tus dificultades, eso está claro. Si nos centramos en las dificultades, nos quedamos ahí, en la incapacidad.

Antonio hablaba de que nos tenemos que centrar en las barreras a la participación. Es decir, nos sentamos los docentes, el equipo de orientación y decimos: «Tengo mi aula, tengo 25 alumnos y alumnas. Cada alumno y alumna con sus peculiaridades, sus maneras de comunicarse, de pensar, de sentir. Esta es el aula, esta va a ser la metodología. Vamos a trabajar de esta manera para valorar qué barreras nos vamos a encontrar frente a la participación». Con este tipo de metodología, con este contexto amplio, se señala que alumnos o alumnas se quedan fuera y no pueden participar. Tenemos que pensar cómo modificar eso para incluir a todo el alumnado. Por ahí va el tema de la evaluación del contexto.

Raúl López:— Lo que pasa es que sobre este tipo de informe sobre necesidades del contexto, ¿qué tipo de recursos necesita ese tutor para describir la diversidad de su aula? Actualmente, al menos en Andalucía, no se nos permite escribirla. El programa informático no te permite señalar eso, sino que te remite a un modelo clínico donde tú solo puedes señalar determinada problemática del alumnado. Como no eres clínico, no te obligan a hacer ese diagnóstico, pero si te dicen: «señala que tiene tales sintomatologías, compatibles con este trastorno», ya te están obligando, a veces por primera vez y sin que ningún médico haya hecho ningún diagnóstico, a señalar un posible diagnóstico que, aunque tú no lo estés diciendo, te están obligando a usar un modelo basado en lo clínico. Por lo cual, se supone que lo hay que transformar es esa característica de ese alumno o alumna, y no transformar el contexto, porque ese alumno o alumna, que es diferente también, está junto a otros que son diferentes (de altas capacidades, de más necesidad de movimiento o no, de timidez o no). Y con toda esa variedad, el profesorado necesita unos apoyos, unos recursos y unas orientaciones. Lo tienes que hacer entre pasillos, porque formalmente el modelo todavía es demasiado clínico.

Ignacio Calderón:— Yo solo iba a decir que llevamos todo el día hablando de orientación, y no se ha hablado de ninguna patología, no ha hecho falta. De lo que hemos estado hablando es de lo puramente social, del modelo social, todo el tiempo.

Leonor:— Yo quería comentar en relación con lo que estabais diciendo que sí es cierto que tenemos un sistema, que es Séneca, donde se quedan registrados los informes psicopedagógicos, los dictámenes. Sí, es cierto que el dictamen, quizás, es el documento más técnico, más clínico, el que es hacedor de esos recursos, de esas modalidades, y que, quizás, podamos compartir todos que se podrían eliminar y que no es necesario. Pero en cuanto al informe psicopedagógico, hablando de diagnósticos clínicos y qué carácter tiene, yo creo que de algún modo nos da margen a los orientadores, tal y como está en Séneca, a que lo rellenemos desde la manera o en enfoque que cada uno tenga.

Está el contexto escolar y académico, el contexto familiar, son apartados abiertos en los que tú desarrollas y describes, en la medida en la que cada uno ejerce su trabajo. Puedes describir esa situación, si tú quieres y si queremos, y si nos proponemos hacer una evaluación más contextual, también tiene cabida en ese apartado de contexto escolar. Por supuesto, también hay apartados para el desarrollo evolutivo del alumnado, donde hablamos de desarrollo cognitivo, desarrollo de la comunicación y del lenguaje, todas las áreas del desarrollo, estilos de aprendizaje… ¿Qué ocurre? Que está en nuestra mano el carácter que se le da a ese documento, cómo desarrollamos esos apartados y qué tiempo invertimos en buscar.

Ignacio Calderón:— Dices de buscar la fórmula en la propia herramienta.

Leonor:— Claro, el informe en sus apartados. El dictamen no, el dictamen en Séneca te obliga a señalar pestañas, que la mayoría de los casos no responden a lo que el alumno es. Pero el informe psicopedagógico son apartados abiertos, quizás debería de haber otros apartados y algunos eliminarlos, pero si está el contexto escolar y académico y el contexto familiar, y todos son para rellenar.

Ignacio Calderón:— Se me ocurre que tú estás hablando del contexto Andaluz y estoy viendo al contexto valenciano, que está diciendo que no con la cabeza, porque quizás la herramienta es diferente. Se me ocurre que en cada contexto podríamos hacer, para visualizar, algún ejemplo, y que otros orientadores y orientadoras digan: «Pues mira, yo podría hacerlo así también si quiero». Por eso sería una buena herramienta.

Leonor:— Hablábamos en nuestro grupo que una de las soluciones es que la familia forme parte del proceso, pero no solamente en las dos reuniones prescriptivas que tenemos, esas en las que se informa del inicio de la evaluación y del contenido del informe, sino que en el proceso en el cual yo estoy tratando de conocer quién es ese alumno. Esa información que tú me puedas dar tan valiosa, igual que te sirve la información de los tutores. Yo no concibo que el orientador por sí mismo determine quién es, cómo se desenvuelve. Tienes que valerte de la información que te da el tutor, que está muchas más horas con él, y las familias. Todo eso debe recogerse en el informe.

Virginia:— Perdona, es prescriptivo, también, cuántas veces quedas con el tutor o, más que prescriptivo, cuántas veces quedas con los padres. Has dicho que es prescriptivo quedar dos veces con los padres, pero con el resto de los agentes, es prescriptivo cuántas veces quedas con el tutor.

Raúl López:— No, con el equipo educativo es prescriptivo.

Virginia: ¿Cuántas veces?

Raúl López:— Cuantas veces sea necesario, y durante tres meses hay que aprobar medidas generales.

Virginia : O sea, cada vez que sea necesario puedes quedar con el equipo educativo, pero con los padres es prescriptivo dos veces, eso ya dice muchísimo. A mí ya me lo habían contado cuando ya lo habían iniciado y cuando me lo han dado, y es prescriptivo que con los padres se quede dos veces y con los demás agentes todas las veces que sea necesario. Os estoy haciendo una pregunta que desconozco sobre lo que ella ha dicho. A mí me han llamado solo dos veces, y mucha de la información que yo he dado aparece sesgada en el informe, por lo que me ha llamado la atención que con los padres solo sea prescriptivo quedar dos veces.

Además, es lo que ella acaba de decir de los apartados. La etiqueta al final es solo un sitio donde se pone una equis; además, en la parte de los padres no hay ni una equis, ahí solamente firmas. Lo único que hacen los padres es quedar dos veces y firmar.

Y en la parte que ella ha dicho del contexto, no es que solo se sesga cuando se pone la equis, es que en cada parte de la que ella cuenta es donde se ve que la información se sesga, y se lleva a un punto determinado para llegar hacia esa equis, centrada en la dificultad. Por eso lo que ella cuenta es importantísimo. Aunque luego al orientador le obligan a poner una equis porque el sistema lo exige, sin la parte en la que el orientador puede escribir, subjetivamente, lo que él ve en ese niño, sería muy diferente.

Ignacio Calderón:— No por poner una cruz es objetivo, y ponerlo narrativo es subjetivo

Virginia:— Es que ella ha utilizado antes la palabra subjetivo, porque lo que ella dice es porque la mirada que ella tiene, y perdonadme, porque ese es el debate, no todos los orientadores tienen esa mirada.

Ignacio Calderón:— Tenemos que seguir, y mirando en propuestas.

Irene Carranza:— Una propuesta es la dotación básica, porque el sistema se pervierte, porque las medidas y los recursos se asocian a ciertas etiquetas. Entonces, hasta que no rompamos esa perversión, creo que va a ser difícil, porque tenemos que garantizar la atención sin etiquetas.

Ignacio Calderón:— Esa idea es importante, hay que romper la relación entre dotación de recursos y catalogación o etiquetado, eso hay que romperlo.

Irene Carranza:— El ministerio, las becas y el porcentaje de plazas que se tienen de preferencia para entrar…, hay un montón de cosas que se han pervertido.

Alejandro Calleja:— Respecto al dictamen, está claro que va a Séneca o al programa correspondiente, pero, ¿quién obliga al orientador a documentar ese apartado? Cuando llegó el dictamen de escolarización de Rubén para un centro especial, el jefe del equipo de orientación no quiso firmar ese dictamen. Dijo: «Fírmalo tú, que a mí me da la risa, el informe que has hecho y el dictamen». Y lo tuvo que firmar otro funcionario por orden de la directora provincial, pero el jefe de orientación se negó. Nadie está negando al orientador porque, además, es un documento tal ilegal, que con ese documento puedes ir al Comité de las Personas con Discapacidad para decir que se niega el derecho al menor.

Raúl López:— Una cuestión sobre esto. Una etiqueta no obliga a un dictamen; cualquier etiqueta, por muy dura que sea, no obliga a un dictamen. Si has conseguido, a través de las orientaciones, a través del trabajo del equipo educativo, que ese alumno o alumna esté adecuadamente tratado y se esté desarrollando adecuadamente, no hay ninguna necesidad de un cambio de modalidad. Se mantiene en modalidad A, puede pasar de Infantil a Primaria con modalidad A. Si en Primaria sigue siendo una educación inclusiva, con propuestas abiertas, universales, no va a haber necesidad de otro trato porque está evolucionando favorablemente, y puede llegar al instituto con modalidad A, tenga la supuesta problemática que tenga. Es solamente cuando determinados tutores y tutoras, cuando determinados equipos educativos piensan que ellos no pueden hacer nada. Es cuando dicen: «No me corresponde, le corresponde a otro, modalidad B, C o D».

Para mí, siempre es modalidad con apoyos, porque todos necesitamos apoyos en momentos dados. Todos hemos necesitado apoyos en nuestra vida, y no somos de otra modalidad de personas. Cuando un centro, según su ideología, piensa que no puede atender adecuadamente, se inventa la necesidad de otro tipo de centros y de un dictamen, pero no hay ninguna etiqueta que obligue a ningún orientador a otro tipo de modalidad de escolarización. Hay que generar los recursos para que ese alumno esté adecuadamente tratado. En una conferencia, lo decía Nacho. No es el TDH, exista o no el TDH, o un niño que necesita movimiento. A ese niño hay que darle movimiento porque tiene necesidad de movimiento. Y hay que darle una respuesta, porque si no es falso que ese niño pueda ser uno más. Si están dando respuesta a esa necesidad de movimiento, y el chico y sus compañeros están aprovechando la escolarización, no es necesario mandarle a ningún centro.

Susana Pérez :— En relación con los recursos, yo quería decir que en Galicia tenemos un decreto de atención a la diversidad, y sí, los recursos están asociados a las personas que tienen la etiqueta. Eso es a nivel legal. Es verdad que tú, ya dentro del centro, puedes decidir cómo gestionas ese recurso.

Por otra parte, quería aportar otra línea de fuerza: las programaciones de aula, que creo que no contemplan para nada la realidad que hay en el aula. Es decir, hay programaciones de aula que este año, y el año siguiente, y el siguiente, y el siguiente, son siempre las mismas. Si yo en mi programación del aula no contemplo lo que tengo en mi aula, ni las necesidades que tengo, las barreras que tengo que eliminar, los materiales que tengo que utilizar, la evaluación…, pues estoy desaprovechando una oportunidad.

Ainhoa Yáñez:— Yo quería incluir esto en el taller 2, pero no estoy segura. Estamos todo el rato hablando de dictamen, de informes psicopedagógicos, diagnósticos, y a veces, desde que trabajo en esto, me pregunto dónde se queda la palabra orientar, ¿no? Yo nunca lo he entendido. Cuando te lees las funciones de un orientador, y aquí sois muchos y muchas, tenéis la función básica de orientar, entonces…

Audiodescripción [AD]: Continúa la asamblea plenaria.

Susana Fajardo:— Yo no he oído a nadie que me diga qué vais a hacer a partir del lunes los orientadores y los profesores, porque yo ya tengo claro lo que tengo que hacer. Sinceramente, lo que necesitamos es una respuesta, y ya no vale ponerse de lado. Es decir, «Vamos a elevar propuestas para que los dictámenes cambien», «Vamos a implicarnos con las familias de nuestro entorno que están luchando por la educación inclusiva, y vamos a implicarnos con ellos». Es decir, ¿qué va a pasar cuando salgamos de aquí por esa puerta? El lunes, ¿qué vamos a hacer? A eso hemos venido.

Ignacio Calderón :— Yo iba a decir, en la línea de lo que se estaba hablando, que esta mañana se planteó en la primera asamblea la necesidad de crear materiales para esa gente que no sabe cómo hacer, ¿no? Entonces, en esta línea de la de las evaluaciones psicopedagógicas hay que generarlos. Yo creo que una buena propuesta puede ser generar materiales para que la orientadora u orientador que se siente mal haciendo su trabajo, o que no sabe cómo hacer su trabajo de otra manera, vea ahí una alternativa: «Puedo hacer mi trabajo de otra forma porque hay gente que lo hace». Esa es una tarea para la que hay que decir (levanta la mano): «Yo la voy a montar».

Participante:— Vamos a formar un grupo, los que queramos, un grupo de trabajo.

Ignacio Calderón:— Es una propuesta. Esa es una propuesta. Otra, respecto a esto mismo. Hay iniciativas en diferentes lugares de España que, ahora mismo, están haciendo decretos sobre evaluación psicopedagógica. Entonces, esa iniciativa que en algunos lugares están tendiendo a ser inclusivas, pues probablemente se encuentren con la dificultad de que la Administración le diga “pues no”, o no tanto. Entonces, una red de sustento de esas propuestas inclusivas, o una red de estar atentos para que esos nuevos decretos que se eleven sean realmente inclusivos, es decir, que no se permita, por ejemplo, que vuelvan a ser diagnósticos clínicos. Es algo sobre lo que tenemos que estar pendientes. Es otra propuesta que planteo.

Javier Herrera:— Yo creo que una línea fundamental es que las familias nos unamos de alguna manera, ya sea como ha hecho Antonio y sus compañeros, a través de la plataforma de atención temprana, o creando plataformas por comunidades autónomas o nacional, donde nos reforcemos y nos demos ese peso y esas herramientas de trabajo, para poder denunciar, tener las documentaciones ordenadas y dar un soporte directo a las familias, creo que eso es fundamental. Además, creo que había que crear herramientas, no solo para ayudar a los orientadores a hacer su trabajo bien o hacerlo de otra forma, incluso para no hacerlo. Es decir, hay veces que tienen margen dentro del sistema para practicar la desobediencia, dentro de determinados márgenes. Gracias.

Antonio Guerrero: Yo sé lo que voy a hacer el lunes, por eso casi no he intervenido. Yo soy un movimiento de vida independiente. Nuestra web tiene cuatro millones de alcance, por lo que yo le voy a decir a todo el mundo que manden las demandas: vamos a ponerlos hasta el gorro al Comité de los Derechos. Eso como movimiento independiente. Además, nosotros no tenemos cuota, ni subvenciones, ni nada, así que nosotros somos incorruptibles, y con 4.000.000 de alcance. Ahora, ¿qué nos hace falta? Yo a los padres le dije que no firmen el dictamen diciendo «No estoy de acuerdo». Yo le digo que no firmes, porque si no firmas, puedes decir que no te has enterado. Así que yo le digo «no firmes». Entonces, ahora nos hace falta la otra parte, que sois los profesores, a los que yo les llevo dando por culo, hablando en plata, casi dos años y medio, y escucho mucho silencio. Entonces, yo el lunes si sé lo que voy a hacer.

Carmen Máximo:— Bueno, yo quería comentar que habíamos hablado antes, en el grupo en el que estábamos, que no creemos que sea una lucha de la familia, es una lucha de la comunidad educativa, una lucha por la escuela inclusiva. Es más, una lucha por todos los niños, porque la escuela inclusiva nos incluye a todos. Entonces, entiendo que las familias estén desgastadas, que quieran asociarse, que quieran hacer plataformas, pero esas plataformas tienen que ser de todos los sectores, de la comunidad educativa, del alumnado, que pueda ser representativa, que pueda tener voz, también del profesorado. Es más, en las propuestas que se hicieron de redes, es muy importante desde el punto de vista de que la información es poder, en cualquier centro si hay un profesor que tenga esa información y se encuentra con un padre que no sepa lo que hacer, que también sucede, y tienen recursos, porque el movimiento es para todos los niños, para aquellos niños que tengan padres implicados, y para aquellos niños cuyos padres por falta de formación no sepan ni cómo acceder a eso, pues entonces hay que decírselo.

Entonces, yo sé que estáis en el tema profesional muy quemados, porque habéis estado luchando contra una barrera, pero yo tengo mucha esperanza y conozco mucha gente dentro del sistema educativo y pensamos que otra escuela es necesaria. Muchas veces no encuentran un espacio como este para poder llegar a su centro de nuevo y enterarse de la información que aquí hemos dado. Entonces, cuando la información está en los centros y hay un personal comprometido, cuando llega una familia, sea o no sea luchadora, se lo va a dar. Es una cuestión social, no una cuestión individual, y la escuela inclusiva es la escuela de todos, de toda la comunidad. Por tanto, todo el trabajo que hagamos, que sea para todos los niños, y para todas las familias, aunque seamos nosotros en este momento los que tengamos que arrancar.

Participante 7:— Tengo claro lo que voy a hacer lunes, porque es lo que hago todos los días: continuar con el mismo camino. Lo que sí, animo a maestros, maestras, orientadores y orientadoras a que, si alguien está interesado en realmente trabajar en esto, estoy a disposición de quien quiera cambiar las cosas y hacer algo, pero, de verdad, que contéis conmigo. Quien quiera, nos ponemos en contacto. Y hagamos materiales, cosas que de verdad puedan cambiar las cosas. Yo estoy dispuesta a lo que sea.

Ignacio Calderón:— Yo creo que es un gran plan, empezar a hacer algunos materiales que no sean los de siempre, otra cosa.

Carmen Morales— Mi hijo tiene 23 años y yo, para ser sincera, tengo que agradecer a muchísimos profesionales que han trabajado con mi hijo, con una decencia y una ética impresionantes. ¡Igual que he tenido a los peores, con una indecencia impresionante! Por ejemplo, a Alejandro le decían que el problema era su madre, y bueno, yo la verdad es que estoy contenta por encontrar aquí este lugar de reflexión. He sufrido esta mañana porque veo todavía que, si mi hijo ha estado veinte años machacado, hay familias que están viviendo la misma situación que yo y, de verdad, es demoledor. Me ha saludado una persona allí y me ha abrazado llorando. Aparte de mis vivencias, me llevo también muchas vivencias de muchas familias que vienen a SOLCOM, y realmente llega un momento en el que te vas deshaciendo. Hasta hace poco estaba diciendo «no puedo tirar», porque ves que hay tanta mala gente.

Yo estaba comentando que hay tres tipos de personas: los que nacen con los derechos humanos incorporados, natos, que vienen de serie; aquellos que vienen como los coches, con el hueco para incorporarlos, y aquellos a los que jamás les vas a convencer. Esta gente son malas personas y hay que convivir con ellas. ¿Qué hay que hacer? Aprovechar los que vienen con los derechos humanos de serie e inducir en aquellos que tienen el hueco para incorporarlo. Entonces, somos dos grupos contra uno. A mí me ha entusiasmado estar aquí, tanto con profesionales como con familias, porque yo, cuando mi hijo era pequeño, lo único que conocí fue el foro de vida independiente, y era un montón de gente muy loca, proveniente de un movimiento de vida independiente que nació en los años cincuenta. Los padres y las madres que estáis hoy aquí realmente tenéis suerte, porque hay más gente implicada en hacerlo bien con nuestros hijos y nuestras hijas, con sus equivocaciones, porque no son perfectos, tenemos un montón de defectos y de virtudes.

Bueno, yo el lunes voy a estar. Ya estoy como una moto, tenía el motor con algunas perlillas, parece que todo lo relaciono con los coches… Os agradezco a todos, Nacho, realmente estoy entusiasmada.

Esther Gómez:— Bueno, de nuevo vamos a intentar darle voz a todo lo que se dice en Twitter y en las redes sociales para hacer un pequeño batiburrillo y comentaros un poco lo que dicen desde fuera sobre el encuentro. Marisa, por ejemplo, nos está pidiendo que evaluemos a los niños con nombre y apellidos, centrándonos en las necesidades y no en el diagnóstico. Que evaluemos el contexto y la metodología para observar si se está dejando a alguien fuera.

También nos habla Mariluz Sanz de que la justicia debería ser gratuita, o manifestar ayuda para muchas familias y entidades, de esa manera se denunciaría más el incumplimiento de la ley, peleando por el derecho a una educación inclusiva, que esto es muy costoso de manera monetaria y, al final, psicológicamente acabamos abandonando.

También nos dicen que, un primer paso para que un diagnóstico psicopedagógico no sea etiquetador, es hacer un diagnóstico de las necesidades que hay de una manera objetiva.

También nos están hablando de la buenísima idea que ha tenido Nacho, y que esto nos sirve para seguir mejorando en la formación diaria, y salir del método antiguo que también se tiene en la Universidad, que es también parte de la propuesta.

Alejandro Calleja:— Ante las dudas que puedan surgir, porque marcharemos y habrá gente que quiera contactar y tal, el punto de encuentro lo tenemos con Nacho. Cualquier problema o duda, a través de Nacho. Yo, personalmente, no tengo ningún problema de facilitar materiales, desde lo que se puede, igual que se los soliciten a SOLCOM, por supuesto, de la que soy miembro, además. Es saber que tenemos ese apoyo. Debemos apoyarnos y debemos avanzar. Tenemos que salir para adelante, porque podemos y es real, y eso las familias es lo que tenemos que hacer. Cualquier cuestión a través de Nacho o personalmente, ahí estaremos.

Javier Herrera:— Hay una parte que me parece muy importante: cambiar la mirada de la sociedad de alguna manera. Creo que de eso deberíamos encontrar alguna fórmula. Todos podemos cambiarla en nuestro pequeño círculo y todos los que estamos aquí estamos implicados deberíamos ser capaces de unirnos y cambiar la mirada en macro. De alguna manera, yo creo que es posible. Si nos unimos y creamos recursos unificados potentes, también podríamos hacer campañas potentes.

Ignacio Calderón:— Yo creo que hay que articular cosas que sean simples, pero profundas. O sea, simples, en que sean rápidas, que la gente las pueda ver rápido, como está conformada hoy la realidad, que sea algo rápido, pero que debajo tenga mucho calado. Entonces, lo que hagamos que sea simple, rápido, pero profundo. Entonces, esas redes, ¿cómo las articulamos para que eso ocurra?

Pedro Piña:— Yo nunca lo he visto, no sé si eso es posible. Un tablón de anuncios en un colegio que esté a la vista de los padres, y tener información respecto al alumnado y el colegio y poder plasmarlo ahí. Es una cosa simple, pero muchas veces, tú tienes relación con los padres de la misma clase, pero no con padres de otros cursos.

Ignacio Calderón:— Yo creo que esta mañana, una de las cosas que se ha hablado, es que a las AMPA, por ejemplo, las tenemos dejadas. Y es verdad, las tenemos dejadas y son órganos de gobierno. Hay grandes ejemplos en Madrid. Lo que hacen es fortalecer esa comunidad, y ahora mismo la verdad es que las tenemos abandonadas. Yo tengo una experiencia horrorosa estando en un consejo escolar, que comparto por aquí con un compañero. Una experiencia horrorosa: sentir la nada. Yo hace tiempo pensé: «Vale, yo soy ninguneado, siempre estoy dando cosas, pero eso no llega a ningún lado. Llega cuando nos hacemos comunidad y hacemos una AMPA fuerte, que no esté al servicio de los de siempre.»

Susana Fajardo:— Yo quiero decir una cosa desde la experiencia. Ni siquiera necesitas una AMPA fuerte, porque lo que necesitas es crear redes a partir del AMPA, desde la imagen del AMPA, porque la AMPA te permite comunicarte con otros colegios, con otras AMPA, de igual a igual. Puede ser que no tengas mucho respaldo, o que tengas un colegio muy pequeño, pero te permite tener los contactos, crear una red de contactos. Nosotros, por ejemplo, tenemos un foro de AMPA, un grupo de WhatsApp donde la información fluye. Hay una charla y todo el mundo sabe que hay una charla. Uno cuelga un artículo, y ese artículo se difunde. Surgió como iniciativa del ayuntamiento, pero ha servido de mucho para dar mucha visibilidad. El colegio al que yo representaba nadie sabía que existía en mi ciudad, y tomamos nombre. Además, detrás, aunque era un colegio pequeño y había pocos padres, dimos mucho la lata.

Una AMPA no tan fuerte, sino para hacernos notar. Al final, lo que vamos a tener que hacer es hacernos notar.

Javier Herrera:— Habría que tomar las AMPA, tomar los consejos escolares y las comisiones de convivencia. Hay que tomar la posición y a partir de ahí crear redes y dar por saco.

Alejandro Calleja:— El problema es que los consejos escolares se han devaluado un montón, las familias en los consejos escolares pintamos menos de lo que se pintaba. Es lo de siempre: llama tú a la dirección provincial, que si lo dices tú, te van a hacer más caso. Estamos en lo de siempre, está bien, pero, hay que empoderarse mucho más.

Susana Fajardo:— Yo creo que el momento de ponerse de lado ya ha pasado, de aquí para atrás todo el mundo se ha puesto de lado, y solo lo luchaba a quien le interesaba, pero llega un momento, como estamos viendo que estamos funcionando, que estamos tejiendo redes, que estamos funcionando, que las familias se unen, que se presentan iniciativas como la ILA en Madrid, o Antonio con la atención temprana. O, modestamente, nosotros en Extremadura. Cuando ya presentas una propuesta, te retratas si te pones de lado, y es lo que tenemos que forzar. Tenemos que forzar que la gente no se pueda poner de lado con esto, con iniciativas y propuestas a las que nadie les pueda decir que no. Entonces, llegar a un consenso y decir: «Estas son las cuatro cosas a las que nadie les puede decir que no», y empezar a machacar, empezar a crear las redes, empezar a buscar los apoyos, y empezar a incluir a las AMPA, los sindicatos. ¿Qué profesor no va a querer una bajada de la ratio? El que no lo quiere es el político que tendrá que pagarla, sabes lo que te quiero decir.

Javier Herrera: No, no, quien la paga somos nosotros, no los políticos.

Susana Fajardo: Bueno, sí, quiero decir que le trastoca los presupuestos. Entonces, lo que hay que forzar es que nadie se pueda poner de lado de esto, que si te pones de lado de esto es porque estás en contra manifiesta, y quedas como fatal.

Raúl López :— En esta línea, destacar una cosa que ha salido en el taller de evaluaciones psicopedagógicas. Bueno, yo soy amigo de causas perdidas, y aquí, paradójicamente, me encuentro con que esa causa es la legal, y es la que va de acuerdo con el sistema legal, y los que son antisistema son los que se están oponiendo a esto. Entonces, desde la orientación educativa, me parece que nos debemos poner totalmente en la legalidad, y exigir a la inspección que se posicione con la legalidad.

Ignacio Calderón:— Aquí hay algo interesante. Yo creo que, quizás, se podría buscar apoyo académico para hacer esa lucha entre orientadores y orientadoras, con Inspección. Entonces podemos buscar una red de apoyo de académicos que estén por la labor de transformar esa propuesta. Eso tiene que ser iniciado por el orientador o la orientadora y pedir apoyo al académico (levanta la mano). Vamos a Inspección Y decimos: «Mira, oye, esto es ilegal».

Javier Herrera: —Las inspecciones son pocas, pero las hay sensibles.

Ignacio Calderón:— Aquí lo estamos centrando en lo ilegal, pero no es solo lo ilegal, es lo antipedagógico, tiene una lógica también, las cosas se hacen para algo.

Esther Gómez:— Como grupo —y cuando hablo de grupo hablo de Lucía, que está por allí, de Miguel, de Eva, de Rocío, que también está por allí, de Yoli y de mí—, nuestra propuesta es intentar darle forma a todo esto que se está creando hoy aquí. Intentar darle difusión para intentar que llegue más allá y no se quede en una sola experiencia, y que pueda traspasar lo que son las fronteras de la gente que nos está viendo y está comunicando, que llegue al mundo. Y seguir luchando por las causas justas y seguir dándolo todo.

Susana Fajardo:— Esta es la última vez que voy a hablar, lo prometo. Yo lo que quería es poner a disposición el manifiesto que tenemos preparado, que puede servir de documento de trabajo o para lo que estábamos hablando, para decir, «Esto es lo que hay y nadie se puede poner de lado».

Ainhoa Yáñez:— Yo quería decir, en nombre de Cris, de Fran, de Violeta y mío, que en Madrid estamos, y los que queráis saber algo de la ILA, cómo comenzó y cómo está ahora mismo llegando al pleno, estamos a disposición. Para eso hemos venido. Nosotros nos hemos venido de Madrid para deciros que estamos a vuestra disposición y que, por otra parte, el Carlos Cano está abierto el día 5 de marzo. Vienen 42 alumnos de la Universidad de Granada, así, a pasar el día. Está abierto siempre para las familias, para los estudiantes de prácticas y para quien quiera darse un paseo por Fuenlabrada, que, aunque no es muy bonito, ahí está. Seguiremos el lunes, con ese lema que dice que «Para educar a un niño o a una niña, se necesita a toda la tribu y que es lo que vamos a seguir haciendo». Ya está, gracias.

Carmen Máximo:— Una propuesta que me ha recordado la compañera y que hicimos en el grupo de trabajo, era crear una plataforma entre familias y profesionales, donde pudiéramos contactar e intercambiar la información para hacerla llegar a los centros, a las personas que lo necesiten. La propuesta es tomar los contactos, crear una plataforma donde estemos los profesionales de la orientación, los profesores, docentes, alumnos y las familias. Yo me ofrezco para hacer de nexo de unión y, en un momento determinado, poder crear ese espacio. Que todos los padres, profesores y orientadores que estemos hoy aquí, cada uno en un centro educativo, que estemos en ese espacio y podamos compartir la información para que se difunda por todos los centros que estamos aquí.

Ignacio Calderón:— Habría que pensar si lo que vamos a decidir es crear una plataforma. Me parece interesante que toda la diversidad que hay hoy aquí continúe intacta y mejorada. Quiero decir, que aquí hay asociaciones que son algunas estupendas, hay movimientos que son estupendos, y eso tiene que continuar funcionando. Ahora, nosotros estamos haciendo aquí algo como transversal, que debería continuar, pero, no sé si le pondría el nombre de plataforma o qué, pero sí, es verdad que aquí se está creando algo, otras redes.

Javier Herrera :— Pongámosle un nombre, y sobre todo un recurso.

Virginia:— Por ejemplo, la capacidad que habéis tenido hoy, vosotros como equipo, de ir juntándonos por separado, y que fuéramos aportando ideas y agrupándolas, y con la iniciativa que Esther ha dicho, pues a mí se me ocurre que vosotros, que sois estudiantes, ¿no?…

Ignacio Calderón:— … pero son estudiantes de los buenos…

(risas)

Virginia:— … parece que, quizás, esa capacidad que han tenido ellos de aunarnos y colocarlo de alguna manera dirigida por ti, Nacho, yo creo que tendríamos que aprovecharlas. Ellos son los futuros docentes, son un poco los encargados de sembrar esta semillita.

Ignacio Calderón:— Ellos ya han dicho que van a hacer algo con todo esto, no se puede depositar en ellos todo, pero van a hacer algo.

Carmen Máximo:— Yo me comprometo a que, si se inicia, participaré activamente. Si estamos hablando de que es una plataforma de profesores, estudiantes, orientadores y familias, entiendo que tengo que estar con ellos y que hará falta una combinación. Y que muchas cosas nos las aportarán ellas a nosotros, y nosotros, tras años de estar en los centros y conocer las relaciones, las estructuras, los centros, etc., podemos aportar también, aunque yo también, si queréis, trabajo con vosotras, acompañando.

Irene Carranza:— Nosotras venimos de Asturias, también seréis bienvenidas y bienvenidos si se nos necesita. Venimos de la Conserjería, no sé si es la única Conserjería que está hoy aquí. Nos han promovido que estemos hoy aquí, y nos han pagado el viaje. Eso es de destacar, eso es bueno. Yo llevo muchos años allí, y el lunes voy a continuar con el trabajo que, desde el año pasado, estamos iniciando en esta lucha. Tenemos una estrategia de orientación, por ejemplo, por la que estamos luchando, que son profesionales de la orientación, PT, AL, comunidad y orientación educativa. Todas esas especialidades reflexionando, porque yo creo que en el sistema, si no piensas, tu trabajo va a tender a la exclusión. Si dejas que la maquinaria funcione, vas a tender a crear ese papel de arma para la exclusión. Entonces, creo que nunca debemos de pensar y cuestionar nuestro error.

El año pasado reflexionamos sobre la evaluación psicopedagógica. En concreto, hablamos de todo esto de los diagnósticos. Cerró la estrategia, Nacho, gracias, fue un placer tenerte allí, fue inspirador. Y este año estamos reflexionando sobre nuestro rol profesional, sobre el papel que cumplimos en los centros de asesoramiento. Hay más de la mitad del profesional intentando caminar en esta línea.

Tenemos un borrador de decreto de equidad, que incluye la dotación básica de la que antes hablaba; potencia la acción tutorial reconociendo ese valor, potenciándola, no solo diciendo en el preámbulo que es muy importante, sino con palancas de cambio: se intentan fomentar las medidas ordinarias del centro y de organización de centro, y a nivel del aula. Desde el año pasado, en las instrucciones a los servicios especializados de orientación, aparecía por escrito la cláusula de rechazo cero: si una familia no autoriza la escolarización en un centro de educación especial, no se escolariza. Las condiciones de escolarización así funcionaron desde el curso anterior.

Hemos traído también formación al servicio de la Inspección, como mencionasteis: Manuel Ávila de Valencia, Echeita y Tony Booth con equipos directivos.

Y bueno, continuar en esa línea. Me llevo también todas las emociones, todos los conocimientos…

(risas)

Valorar no solo a los profesionales de la orientación, es una responsabilidad de todos y de todas.

Ignacio Calderón:— Esto ha sido como tirar de un hilo, porque María José tiró de un hilo, nosotros hemos tirado de ese hilo, pero ni las escuelas son los orientadores y orientadoras, ni la sociedad es la escuela. En fin…

Irene Carranza:— Gracias por organizar algo así. Yo apuesto por el trabajo en red, siempre con apoyos, solos no. Las personas tenemos nuestra responsabilidad individual, pero tenemos que buscar red, apoyo. Yo siempre he pensado eso, espacios de reflexión y de debate, compartir. Yo siempre apuesto por eso en mi vida y en mi trabajo, y no me ha ido mal. Gracias.

Participante 8:— Bueno, yo algo muy cortico. Soy madre de hace 15 años. Siempre me han hablado de ser partícipes de la comunidad educativa, y jamás en 15 años me he sentido dentro de ella. Esta es la primera vez que veo que están representadas las familias y los docentes, y nada, agradecer. Y un proyecto muy fácil y muy sencillo que se puede llevar a cabo es el proyecto de los padres en el aula. Son muy bonitos y muy enriquecedores. Hay muchas cosas por hacer, y los padres y las madres pueden hacer muchas cosas dentro del aula. Entonces, muchas cosas pequeñas hechas en lugares pequeños y por gente pequeña pueden mover el mundo. Gracias.

Raúl López:— Habéis hablado del trabajo en red y a mí me parece muy interesante, pero yo siento la necesidad de los contactos personales. Entonces, yo apostaría por que este tipo de encuentros se repitieran.

Ignacio Calderón:— Yo tengo que decir, respondiendo a eso, que ayer me plantearon la posibilidad de emular algo así en Madrid, y quizás podría ser una oportunidad, quizás, no lo sé.

Ana Robles:— Yo tenía que agradeceros a todos el estar aquí hoy. Para mí, ha sido una experiencia super enriquecedora. Es verdad que el trabajo en red es importantísimo. Yo suelo trabajar mucho en solitario, pero porque no me paro mucho a pensar en toda esa fuerza que necesito, no tengo ese arrojo. Para eso está Nacho, que es un encanto y tiene esa facilidad para hacer extensible lo que, a priori, es complicado.

Entonces, yo me dedico un poco a mi parcela. Estáis hablando de lo que vais a hacer el lunes. Yo el lunes voy a hacer algo preciosísimo, os voy a decir en qué consiste. Hasta ahora, el proyecto que he comentado, «Historia para todos», lo he hecho yo de forma autónoma y solitaria, con niños con y sin diversidad en el museo de Málaga, pero ahora me han dado una oportunidad, ya que se ha hecho un curso de extensión universitaria para jóvenes alumnos con diversidad intelectual, y ellos tienen un módulo de dramatización del patrimonio que yo les imparto. Entonces, he pedido que ese alumnado participe activamente en el proyecto. Es decir, no voy a estar sola como docente, ahora voy a tener esos chicos a los que estoy formando, con diversidad intelectual, trabajando conmigo, como un equipo de personas totalmente capacitadas. Y vamos a tener personas con diversidad arriba, impartiendo talleres, y abajo, recibiendo, u grupo de gente trabajando, simplemente. Es una mini acción que yo creo que merece la pena que se le dé difusión, para que todo el mundo entienda que sí se puede hacer. Yo lo pondré en redes, intentaré darle la difusión que pueda, pero sobre todo se lo haré llegar a Nacho, porque creo que es un mini ejemplo que puede ser super interesante. Ver que sí se puede en la escuela y en la vida real también, porque la escuela termina, es un ciclo de la vida del ser humano, pero ¿qué pasa con esos adolescentes que terminan ese ciclo escolar, que les impiden muchas veces participar en los institutos y, por supuesto, a la Universidad ni llegan? Entonces, creo que es una salida laboral importante, porque todos somos seres maravillosos y aportamos cosas fantásticas, gracias.

Javier Herrera:— Como manera eficaz de sistematizar los contactos y como propuesta, yo propongo que creemos un grupo en Facebook y le llamamos por ejemplo «Movimiento por la educación inclusiva». Y nos apuntamos todos al grupo. Para empezar, ya tenemos los contactos, ya sabemos quiénes somos, y ya podemos empezar a hacer propuestas, hacer documentos y, de ahí, se puede ir organizando la cuestión. Yo lo digo como una propuesta para el lunes, o para mañana.

Ignacio Calderón:— ¿Con eso estáis de acuerdo?

Virginia:— Me gustaría dar las gracias a María José, que está por ahí y que ha participado tanto en este día también. Yo, personalmente, te estoy muy agradecida porque me aguanta mucho en Messenger y me ayuda a que adelante muchas cosas con las que a veces se necesita apoyo. Gracias.

Profesora del colegio Señora de Gracia:— Buenas, yo también estoy muy contenta de estar hoy aquí. En esta jornada se ha aprendido muchísimo también. Formo parte del Colegio Nuestra Señora de Gracia, que es un colegio muy inclusivo, y os animo a todos a los que queráis, a todos los padres y educadores, a que lo visitéis. Tenemos jornadas de puertas abiertas el martes, día 6, de 10 a 12 horas, y el viernes, día 9 de marzo, de 16.30 a 18.30 horas. Somos sobre todo un colegio de inclusión social, pero también estamos abiertos a la diversidad. Tenemos a Luna allí con nosotros. También somos una comunidad educativa donde tienen cabida para participar los padres y los alumnos. Tenemos una escuela de antiguos alumnos, puede participar todo el mundo que quiera. La gente de fuera que quiera venir a dar talleres, tiene las puertas abiertas, nosotros somos un colegio de puertas abiertas. Trabajamos por proyectos, desde infantil hasta sexto, que es lo que tenemos, y somos un colegio de puertas abiertas para todo el que quiera venir, enseñar y aprender.

(Aplausos)

Ana María Solsona:— Bueno, yo vuelvo a hablar, me pasa como a Susana. ¿Qué puedo hacer yo como madre, qué podemos hacer como padres nosotros a partir del lunes y de hoy? Primero, seguir dando visibilidad a Aleix, en cualquier entorno, puede estar en cualquier sitio, con sus características como cualquier otra persona.

Sigo echando de menos lo que ha recalcado antes: la orientación a nivel escolar.

Otra cosa muy importante. Quiero dar las gracias también a María José, y a Nacho también, pero a María José que está en la sombra y es la que a mí me hizo cambiar de mirada. Nosotros íbamos a caer por un precipicio cuando Aleix, a los 21 años, no tenía nada. Nos iban a enviar a un colegio especial, ups, a un colegio especial, no, a Aleix le iban a mandar a un centro de día con 21 años, cuando él todavía está aprendiendo un montón. Tiene mucho potencial y, como cualquier persona, tiene derecho a formarse.

Antes, hablando con Belén, quería decir una cosa que una cosa que le puede servir a muchos padres: existe la formación de segundas oportunidades, donde no hace falta tener la ESO aprobada, donde uno de los requisitos es no tener la ESO aprobada. Aleix, con medidas cautelares, hemos tenido que ir a los juzgados. Ha estado sin escolarizar desde septiembre hasta el 17 de enero, que ha empezado ahora, y está funcionando, con muchas inquietudes todavía, pero está funcionando. Nos están anticipando las clases de lengua y matemáticas a través del correo, y nosotros las adaptamos, porque los medios no nos los han puesto. Ahí andamos, está incluido en el grupo, no hay ningún patio donde no esté con el grupo. Todo esto forma parte del profesor, porque hemos tenido la suerte de contar con un profesor que, sin tener ningún conocimiento, se ha dedicado. Y, luego, hemos tenido apoyos externos. Sin alguien que te apoye, no puedes seguir adelante. Ese apoyo lo necesitamos, sea quien sea, y ojalá que cada vez haya más apoyo, y gente que de verdad se implique en el problema de cada día de ellos. Gracias.

(Aplausos)

Olga Gave:— Yo, como madre, el lunes voy a seguir peleando y a seguir intentando cambiar a muchísima gente, cambiando las palabras que la gente no se da cuenta cuando habla de mi hijo, a seguir enseñándole a cualquiera que no me canso. Lo que me gustaría es saber cómo podemos llegar a tantos, tantos padres que no lo ven como yo, por ejemplo. Yo lo tenía claro, lucho por mi hijo y pienso seguir luchando, pero hay otros padres que no lo ven. No es que no lo quieran, es que no lo ven o están engañados. ¿Cómo podemos, desde aquí, también llegar a esos padres para ayudarles? Porque hay muchísimos, y así, si ellos vienen a nuestra parte, seremos más. Intentar hacer eso de alguna manera.

Susana Pérez:— Aquí está la gallega, otra vez. Como dije, vengo de una asociación de Galicia, y además formo parte de una red. Somos otras siete asociaciones de síndrome de Down y discapacidad intelectual en Galicia y, a su vez, formamos parte de otra red que es de toda España. Por lo tanto, lo que haré el lunes es compartir esta experiencia con un montón de gente. Crear esa red donde podamos estar todos, compartir experiencias positivas, materiales, modelos, evaluaciones psicopedagógicas… creo que nos va a ayudar un montón. Y voy a repetirlo, quiero una segunda experiencia como esta, pero en Galicia.

(Aplausos)

Ignacio Calderón:— Carmen Saavedra me manda un comentario. Yo ayer le pedí alguna frase alegre para el inicio de la sesión, y ella estaba un poquillo flojilla y me dijo: «No me sale, Nacho». Y quería agradecer que me ha mandado un mensajito, y me ha dicho que le gustaría agradecer el trabajo que se ha hecho hoy con la fotografía del ascensor de su hijo, ahí lo tenéis.

Paco Serrano:— Rápido, otra invitación. Me gustaría invitaros a reflexionar todo esto siempre desde la amabilidad, desde la amabilidad que, en muchos casos, vosotros o vuestros hijos o hijas, quizás, no hayáis encontrado. Desde la amabilidad y la firmeza tenéis. Yo soy maestro de Infantil, tenéis que exigirnos excelencia, tenéis que exigirnos profesionalidad, desde la amabilidad, desde el cariño, si es posible. Quiero decir, un maestro o una escuela no inclusiva es un lujo que no podemos permitirnos. Un solo maestro o una sola maestra que no esté dispuesto a ser lo que debe ser un educador o educadora, con todas las letras, con ese concepto de educación que yo decía hace unas horas, es una persona que debe estar dispuesta a cambiar o no merece estar en el sistema educativo. Así que exigid con amabilidad, pero exigid excelencia educativa y profesional siempre, siempre. Y ya está.

(Aplausos)

Silvia Abolafia:— Nosotras hemos estado recogiendo todas las propuestas que han ido saliendo. Las diez que hemos considerado más importantes, porque son las que realmente todos podemos hacer y están en nuestro radio de acción, son:

Generar el material para que los orientadores puedan sortear la exclusión, o para aquellos orientadores que no saben muy bien cómo trabajar en las evaluaciones. Unirse para hacer valer los derechos; es decir, denunciar las prácticas excluyentes al Comité de los Derechos de las Personas con Discapacidad, que creo que es algo que muchísimos van a hacer.

Crear plataformas en las que tengan voz todos sectores: alumnos, familias, profesores, orientadores, psicólogos, etc., que también es algo que vamos a hacerlo sí o sí. Que haya profesionales en todas las escuelas que dispongan de formación necesaria para informar a todas las familias. Tomar la posición, tomar las AMPA, tomar las comisiones de convivencia, los consejos escolares, poder participar verdaderamente.

Forzar el que las personas no se puedan poner de lado ante las propuestas que estemos realizando. Que nadie pueda decir que no a las propuestas. Crear una plataforma entre familias y profesionales para intercambiar la información que se vaya generando. Bueno, esto se repite un poco. Reflexionar como comunidad, como estamos haciendo ahora, para no regresar hacia las prácticas exclusivas. Buscar apoyo académico para hacer esta lucha presente ante la inspección educativa.

Y, por último, y lo que creo que vamos a hacer a continuación, crear en las redes sociales una página en la que podamos todos los que están aquí presentes poner su voz.

Y esta son las diez propuestas que se han quedado ahí claves.

Ignacio Calderón:— Yo, ya… madre mía, qué día y qué noche…

(risas)

Ignacio Calderón:— Yo quiero agradecer todo el esfuerzo que supone a tanta gente haberse desplazado hasta aquí, haber dicho: «Me voy a gastar el dinero, voy a dedicar mi esfuerzo en venir hasta aquí, a encontrarse, a hacer un encuentro que no es nada, que es encontrarse». Yo creo que María José dijo: «¿Por qué no nos encontramos?, ¿por qué no nos unimos?» Pues eso ha sido esto, unirse, encontrarse. Nos hemos encontrado muchas personas. Nos hemos encontrado en los discursos, también en lo físico. Nos hemos dado abrazos. Yo os felicito por el trabajo. Hoy ha habido aquí tanta inteligencia; esto era un cerebro funcionando, mucha gente pensando, mucha gente experta pensando en una realidad concreta en la que es experta.

Quiero agradecer a María José que me dejase espacio para que esto ocurriese, que haya trabajado conmigo tan maravillosamente. Quiero agradecer a Raúl, quiero agradecer a Silvia, quiero agradecer a Sabina, quiero agradecer a todos los estudiantes que hoy han venido aquí y que yo pensaba: «Si no llegan a estar, ¿qué hubiera sido de esto?, ¿qué habría ocurrido?» Me habría vuelto loco. Yo os felicito a todos y a todos, y os agradezco enormemente que hoy hayáis hecho este regalo.

(Aplausos)

Ignacio Calderón:— Empecé esta sesión con su banda sonora. Lo primero que se va a colgar en el Facebook, evidentemente, es su banda sonora.

Autodescripción [AD]:— En la pantalla, se proyecta la canción ‘Centro’ de Luis y Pedro Pastor, acompañada de imágenes creadas por Paula Verde. Las imágenes incluyen retratos fotográficos de diferentes jóvenes.

🎵 Detrás de ti, corriendo va el porvenir
a ver si quieres
dejarte arañar por sus pinceles.

Detrás de ti, siguiéndote, la libertad
a ver si puedes
abrirle algunas puertas, soltar las redes.

Detrás de ti, danzando va la luna llena,
su danza ardiente
te invita a elevar tu voz de nieve.

Detrás de ti, la humanidad más animal
te está llamando:
que olvides lo aprendido,
que empieces a sentir,
que no tiene sentido
vivir así.

La mente abierta, la piel dispuesta,
las alas puestas, la mente alerta.

Abierto el corazón, abierto al mundo
en todo su esplendor tu ser profundo.

Hay que tener:
La mente abierta, las alas puestas
y si puede ser,
la piel dispuesta, la mente alerta.

Detrás de mí, a fuego lento está naciendo
una canción desde el centro de tu centro. 🎵

Accede a la lista de reproducción.

Decálogo para el cambio

El encuentro finalizó con una serie de propuestas que se enuncian a continuación:
  1. Generar material que facilite que los equipos de orientación puedan enfocar su trabajo hacia prácticas no segregadoras.
  2. Facilitar la unión para hacer valer los derechos: denunciar las prácticas excluyentes al Comité de Derechos de Personas con Discapacidad.
  3. Constituir una Plataforma en la que tengan voz todos los sectores implicados para forzar transformaciones en la escuela común: alumnado, familias, profesorado, equipos de orientación, abogados…
  4. Facilitar procedimientos de participación de las familias y voluntariado en los centros educativos.
  5. Tomar posiciones: implicarse en las AMPAs, las comisiones de Convivencia y los Consejos Escolares.
  6. Forzar el posicionamiento de la comunidad educativa; que nadie pueda ponerse de lado.
  7. Reflexionar como comunidad, para no regresar hacia las prácticas excluyentes.
  8. Creación en las redes sociales de una página en la que todos puedan poner su voz.
  9. Buscar apoyo académico para hacer esta lucha presente ante la inspección educativa.
  10. Generar materiales y enlaces a experiencias inclusivas reales.
Cuántas veces había pensado en ese cambio y ese día lo tenía ahí…

Producciones científicas a partir del Workshop

Publicaciones

Conferencias en congresos científicos

  • CALDERÓN-ALMENDROS, I.; MORENO-PARRA, J.J. & VILA-MERINO, E. (2021). Education, power and segregation. Psychoeducational evaluation as an obstacle to Inclusive Education. Paper presented at World Educational Research Association 2021 Focal Meeting, Santiago de Compostela, Spain. https://hdl.handle.net/10630/22679
  • ALONSO-BRIALES, M., DE OÑA-COTS, J.M. & VEGA-DÍAZ, C. (2021). Lifelong learning for inclusive education. Paper presented at World Educational Research Association 2021 Focal Meeting, Santiago de Compostela, Spain.
  • RASCÓN-GÓMEZ, M.T. & MOJTAR-MENDIETA, L. (2021). Inclusive or exclusive education? A challenge for the Spanish School system. Paper presented at World Educational Research Association 2021 Focal Meeting, Santiago de Compostela, Spain. https://hdl.handle.net/10630/23241
  • CALDERÓN-ALMENDROS, I.; RASCÓN-GÓMEZ, M.T. & CABELLO-FERNÁNDEZ-DELGADO, F. (2021). How to make our schools more inclusive? The case of Spain. Paper presented at Comparative Education Society of Asia (CESA) 12th Biennial Conference. Kathmandú, Nepal.
  • CALDERÓN-ALMENDROS, I. (2022). Involving communities in the promotion of inclusive school cultures. 1st International Conference on Education and Training – Thinking education in transition times, Lisbon, Portugal. https://www.icet2022.pt/en/content/abstracts/abstract-book/abstract-book.html