Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que no importaban los derechos ni la vida de la clase trabajadora, pero quisimos dignidad.

Audiodescripción [AD]: Collage fotográfico sobre un fondo naranja. Una gran rueda dentada fucsia domina el fondo. Está rodeada por imágenes en blanco y negro de mineros en uniforme, algunos equipados con cascos con lámparas, distribuidos alrededor de la rueda en diversas poses.

La escena cambia y muestra a trabajadores en fábricas y una manifestación laboral. Una multitud con pancartas, exigiendo derechos laborales. Un hombre sostiene un gran cartel que proclama «Huelga de Wallach» en el contexto del Congreso de Organizaciones Industriales.

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que la infancia no tenía derechos, en que para proteger a niños y niñas del maltrato había que recurrir a leyes de protección animal, pero quisimos amor.

Audiodescripción [AD]: Frente a la rueda, una figura infantil en blanco y negro, de pie, con los brazos extendidos a los lados y desnuda, mostrando un vientre distendido por la desnutrición. A tu izquierda, una figura infantil lleva un pesado saco de harina. A tu derecha, otra figura vestida con ropa de trabajo.

Progresivamente, se incorporan más imágenes de figuras infantiles explotadas laboralmente, en campos y fábricas textiles, algunas llorando angustiadas. A tu izquierda, se muestra el documento de la «Convención de los derechos del niño», de 1990. A tu derecha, la «Declaración de Ginebra».

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que el color de algunos seres humanos les convertía en propiedades de otros. Un tiempo en que la ley los discriminaba y segregaba, pero quisimos libertad.

Audiodescripción [AD]: Frente a la rueda dentada, a tu izquierda, una figura adulta racializada con un recién nacido en sus brazos y otra figura infantil a su lado. En el centro, una figura adulta racializada está arrodillada frente a una figura blanca vestida con un traje clásico. Su rostro está fuera de plano.

Sigue una sucesión de escenas y figuras vinculadas a la esclavitud y la lucha antirracista. Entre ellos, Martin Luther King, Nelson Mandela y Rosa Parks, el Ku Klux Klan, el autobús de Rosa Parks, una mujer negra votando, manifestantes negros en las calles exigiendo los mismos derechos y la Ley de Derechos Civiles de EE. UU. de 1964.

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que la mitad de la población no éramos consideradas personas, en que nuestro cuerpo, nuestra voluntad y nuestras decisiones no eran nuestras, pero quisimos igualdad.

Audiodescripción [AD]: Un hombre está sentado de espaldas a la cámara, con una mujer en su regazo, a quien está golpeando. La escena es de un anuncio machista de la marca del café «Chase & Sanborn». A tu izquierda, una mujer está encerrada en una jaula, vigilada por un hombre sentado sobre ella. A tu derecha, otra mujer sostiene una sartén, vestida con un delantal. Junto a ella, una mujer habla por teléfono.

La escena cambia y muestra a un grupo de mujeres en una manifestación por el sufragio. Aparecen mujeres en uniformes de trabajos tradicionalmente de hombres, como soldadoras y astronautas.

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que se podía abandonar, maltratar y eliminar impunemente a personas en situación de discapacidad, pero quisimos humanidad.

Audiodescripción [AD]: Frente a un edificio, sobre césped fucsia, un niño está sentado con la cabeza entre las piernas. A su lado, otro niño en silla de ruedas. Se suman más figuras, incluyendo adultos y niños en sillas de ruedas, una persona ciega y personas con síndrome de Down.

Aparece una gran escalera exterior con una persona en silla de ruedas en lo alto, mirando a cámara. Un grupo se manifiesta con una pancarta de una frase de Martin Luther King que dice: «La injusticia, en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes». A tu izquierda, un niño con síndrome de Down. A tu derecha, la firma de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades de 1990.

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en el que por ser, querer y desear libremente, te encerraban en un armario, en un psiquiátrico o en una cárcel, pero quisimos diversidad.

Audiodescripción [AD]: Parejas LGTBI se muestran abrazándose, besándose y en bodas, frente a la rueda dentada. Luego, a izquierda y derecha, intervienen policías antidisturbios con escudos y porras. Primeros planos de personas en batas de hospital psiquiátrico y camisas de fuerza detrás de rejas.

Narradora (v.o.):— Hubo un tiempo en que las escuelas segregaban al alumnado por su procedencia, etnia, clase social o capacidades.

Audiodescripción [AD]: En un aula, alumnado sentado frente a dos aulas con pizarras de tiza. Algunos alumnos, pintados en diferente color, tienen la cabeza entre las piernas, de espalda a la pizarra. Progresivamente, se incorporan a las aulas más alumnado que adopta esta postura. Tras reubicarlos, el alumnado con discapacidad o racializado queda segregado en el aula derecha.

Narradora (v.o.):— Un tiempo en que la ONU acusó a España de vulnerar grave y sistemáticamente el derecho a la educación de niñas y niños con discapacidad.

Audiodescripción [AD]: Frente a la rueda dentada, el logo de la ONU en color azul: un mapa del mundo rodeado de hojas de olivo. Junto a él, un mapa autonómico del Estado español. Se incorpora un grupo de figuras infantiles: algunas felices, abrazadas; otras, separadas y tristes.

Narradora (v.o.):— Y ese tiempo es hoy. ¿Qué queremos? Educación inclusiva. Quererla es crearla. Dignidad. Amor. Libertad. Igualdad. Diversidad. Humanidad.

Educación inclusiva. Quererla es crearla

La educación inclusiva constituye uno de los grandes retos que afronta la humanidad hoy, y en particular el sistema educativo español. Hacer que atienda a las necesidades y derechos de toda la infancia unida supone un aporte fundamental para el desarrollo de una sociedad con mayor equidad, más justa y más democrática.

No se trata de una cuestión tangencial o anecdótica, sino de un paso fundamental en la sucesión de hechos históricos que hemos venido desarrollando en la conquista de los derechos humanos. La defensa del derecho a la educación para todas las personas sin excepción, sin separarlas desde la infancia, engrandece el valor social y educativo de la escuela.

Queremos esa escuela. Y quererla es ponerse manos a la obra para crearla.

Créditos:

  • Dirección y edición: Quererla es crearla
  • Realización y animación: Manu Viqueira
  • Diseño y carteles: David Rodríguez Simón
  • Locución voz en off: Sandra Soria

Respuestas a la campaña

Promo sobre la campaña en Supercapaces

Ana Belén Castillo:— Hola a todos. El programa de esta semana de Super Capaces se basa en un hecho que ocurrió hace algunas semanas. Seguro que muchos de vosotros recibisteis un misterioso vídeo titulado Quererla es crearla, detrás de lo cual era imposible adivinar quién estaba.

Un vídeo que tenía su propio perfil de Facebook, su página web, pero que no estaba adscrito a ninguna asociación ni movimiento. Lo que es seguro es que reflejaba fielmente el sentimiento de muchísimas personas y profesionales que luchan por la inclusión. Era, desde luego, un acontecimiento que a muchos nos marcó. Nos dio como una puerta por la cual empezábamos a ver la luz.

Super Capaces quiso indagar en esta campaña y en el programa de esta semana vais a ver qué es lo que pudimos ver. Si queréis aislaros un poco de todo el ruido y toda la manipulación que estamos recibiendo durante estos días. No os lo perdáis. A partir de las 10 de la noche, este viernes.

Super Capaces, aquí, en canal Málaga. [Música]

Francesco Tonucci reflexiona a partir de la campaña

Francesco Tonucci:— Vi el video 'Quererla es crearla' y me gustó mucho. En pocos minutos, menos de pocos minutos, dice mucho y con eficacia, en defensa de una escuela inclusiva.

Quería solo añadir un pequeño comentario, porque desde hace bastante tiempo estoy proponiendo pasar de una escuela inclusiva a una escuela exclusiva. Porque, por un lado, cuando se habla de inclusión, o de escuela inclusiva, muchas veces parece que hablamos de una escuela generosa. Y, como es generosa, acepta a todos, no importa cómo.

Me gusta pensar en una escuela exclusiva, para decir que cada una de las niñas y de los niños, no importa con qué características, se sienta con una escuela que es suya, exclusivamente hecha para ella o para él. Para ayudarlo a descubrir sus aptitudes, sus capacidades, y a desarrollarlas hasta el máximo de sus posibilidades. Así como propone, impone y promete el artículo 29 de la Convención de los Derechos de las Niñas y de los Niños. Buenas tardes.

La campaña en el programa Supercapaces

(Música)

Audiodescripción [AD]: Intro del programa Super Capaces.

Ana Belén Castillo está sentada en un sofá, viendo la televisión.

Ana Belén Castillo - A.B. (v.o):— No os voy a engañar, hay cosas que tengo que escuchar estos días que me indignan.

(Se dirige a la televisión) ¿Pero cómo pueden decir eso?

Es cansino tenerlo tan claro y que tengas que escuchar ciertas cosas.

(Se dirige a la televisión) ¡Venga ya!, ¿en serio?

Pero, a veces, de repente, algo pasa. Por arte de magia. Y te empieza a llegar por todos lados.

Audiodescripción [AD]: Ana Belén mira su móvil.

A.B. (v.o):— Un mensaje que te suena, que es parte de ti, que respira el mismo oxígeno, que te mueve a seguir ese camino, que es obligado si queremos avanzar en justicia. Rápidamente, buscas una fuente, un origen, pero no lo vayas.

Un mensaje con tanta fuerza que no lo puedes creer. Está por todas partes, todo el mundo habla de él y lo conoce, pero ¿de dónde viene? ¿Quién está detrás?

Audiodescripción [AD]: Ana Belén busca en Internet «Educación Inclusiva. Quererla es crearla.»

A.B. (v.o):— No hay respuesta. Lo que sí sabemos es que consigue destapar un tsunami de partisanos de la inclusión, de obreros de la igualdad, de militantes de la diversidad.

Con minuciosa curiosidad, voy aislando a mis objetivos.

Audiodescripción [AD]: Se muestran imágenes de Luna junto a Ana, su madre, y otros familiares.

A.B. (v.o):— Ana es una lunática y no porque esté obsesionada con el rojo o los cuentos, sino por su fascinación por Luna, su hija de 9 años, que tiene síndrome de Angelman.

Luna está escolarizada en una escuela pública, en una aula ordinaria con apoyos. Ana, aparte de trabajar y vivir en mal agarroteada de libros, es defensora al máximo de la inclusión educativa.

Audiodescripción [AD]: Se muestran imágenes del perfil de Lucía Enrique Moreno en Facebook. En algunas aparece junto a su hermano, Raúl.

A.B. (v.o):— Lucía es de Sevilla y cursa segundo de Bachillerato, una chica de armas tomar, feminista, reivindicativa y absoluta militante de la inclusión.

Una bomba. Tiene a quien parecerse y con quien inspirarse. Su hermano, Raúl, de 13 años, tiene síndrome de Williams.

Audiodescripción [AD]: Se muestran imágenes del perfil de Antonio Márquez en Facebook.

A.B. (v.o):— Antonio Márquez, maestro en pedagogía inclusiva y actualmente director del proyecto Aula Desigual, de Escuelas Inclusivas.

Su principal acción es formar y asesorar en materia de inclusión. A sus espaldas, 16 años en la escuela, los últimos 12 en el equipo de ciegos de Granada. Su trabajo se orienta a la transformación de la escuela hacia un modelo que acepte, respete e incluya a todos y todas.

Ellos son los elegidos para crearla, al menos en estos minutos, simplemente porque queréis en ella y la quieren y quererla es crearla.

Audiodescripción [AD]: Primer plano de Ana Belén frente al portátil, en una videoconferencia con Antonio Márquez, Ana Robles y Lucía Enrique.

A.B.:— Bienvenidos a los tres a Super Capaces . Un placer poder hablar con gente que habla nuestro mismo idioma, el idioma de la inclusión.

La primera pregunta obligada es: ¿qué pasó cuando llegó hasta vosotros ese vídeo, el misterioso vídeo que todos recibimos de alguna manera y que sigue siendo a día de hoy un gran misterio?

Antonio Márquez:— A mí me llegó el vídeo a través de WhatsApp y con contactos que tengo. Y bueno, pues lo que supongo que os pasaría todo y a todas, que fue un poco empezar a verlo con misterio, qué nos está contando. Y, de repente, ver reflejadas muchísimas cosas que llevamos tiempo.

Yo, en mi caso, por ejemplo, intentando trasladar tanto a docentes como a familia, instituciones y, de repente, se recoge todo perfectamente un vídeo que empieza parándonos un poquito el corazón, la piel, el sentimiento puro y, bueno, que transmite muchísimo.

Si lo habéis visto, sabéis perfectamente lo que estoy hablando.

Ana Robles (A.R.):— A mí me pasó exactamente igual que al compañero. Me llegó por varios grupos a la vez. Además, era como simultáneo y, cuando lo abrí, me llevé una sorpresa.

A la vez era un pellizquito y mucha alegría, porque empezaba a ver palabras importantes que para mí lo son diariamente y estamos lidiando todos los días para que se vean de una forma tan efectiva y tan eficaz.

Cuando yo leí la palabra dignidad, cuando vi la palabra amor, que es la más poderosa de todas, libertad, diversidad, dije qué es esto, es que no estoy sola, es que es lo único que pensé, no estoy sola. Ha habido y hay en nuestro planeta, en la historia de nuestro planeta, pues, muchas veces la necesidad de decir, venga, basta ya, necesitamos que se nos respete a todos por igual. Eso es lo que sentí. Mucha alegría.

A.B.:— Totalmente, te entiendo muy bien. Lucía, cuéntanos tú, desde tu visión joven y absolutamente fresca. Cuando te llegó el vídeo y lo viste, ¿qué pensaste?

Lucía Enrique - (L.E.):— A mí, al principio me lo enseñó mi madre, que la había llegado por WhatsApp, pero después lo empecé a ver por las redes sociales y pensé que verdaderamente estaba creando impresión en la gente y que a la gente le había gustado.

Y yo, sinceramente, me siento muy identificada con el vídeo, porque yo siempre soy una persona que defiende mucho los derechos desde que tengo uso de la razón. Y, la verdad, es que me sentí muy identificada, que no estaba sola, como ha dicho Ana.

A.B.:— Se habla en general de la inclusión. ¿Qué palabra, no? Y no sé qué os parece a vosotros. Si realmente el uso de la palabra se está haciendo correctamente en la sociedad en general, si realmente existe una educación inclusiva a día de hoy.

Venga, Ana, que te veo con ganas.

A.R.:— Para nada, no, no, no. Son pequeñas gotitas. Somos como los reinos de Taifa. Estamos ahí cada uno luchando un poco por libre en ese sentido, porque la Administración no nos apoya, se incumple la normativa y se sigue vulnerando los derechos de millones de niños a día de hoy.

A mí me hace gracia cuando me dicen «es que tienes mucha suerte, Ana, tu hija deja que tiene una discapacidad, está en un colegio puro, en una aula ordinaria y con sus apoyos», y digo, «suerte». El problema es que el resto de niños no están en esas condiciones, a ese resto de niños se le están vulnerando sus derechos.

Ese es el gran problema, ¿no? Yo no tengo ninguna suerte. Yo creo que lo que tengo es una gran desdicha, porque justamente en el colegio de mi hija ella sigue siendo diferente. Porque es una niña con diversidad. No son niños diversos en una aula, en un centro, cada uno con sus características. Ella va a seguir siendo la niña diferente porque tiene apoyos extraordinarios y no habla, porque lleva un comunicador de voz aumentativo. Es la rara, sigue siendo la rara.

Así que no, la inclusión es un camino y una lucha permanente, pero desde por la mañana, a todos los niveles. O sea, no, es un sueño todavía.

A.B.:— Ana, ¿tu hija tiene adaptaciones curriculares significativas?

A.R.:— Pues mira, tenía todas las adaptaciones curriculares significativas, como sabes, y si no, te lo comento. Hay problemas con el tema a la hora de titular si tienes adaptaciones curriculares significativas.

A.B.:— Por eso te lo estaba diciendo.

A.R.:— En un consejo escolar expliqué este motivo, que se desconocía por parte del profesorado. No se sabía lo que ocurría por tener adaptaciones curriculares significativas, y ahora mismo la tiene específica en dos áreas, las áreas de matemáticas y lenguaje.

Los demás son adaptaciones curriculares, pero no son significativas. Vamos quitándoselas progresivamente, apelando al tema del diseño universal, del aprendizaje para todos, pero, aun así, es un camino. Ya te digo, una rayita en el agua.

La respuesta educativa desde el centro es favorable, por lo tanto, eso es importante, pero es un problema. Sigue siendo un problema porque la necesitaría, pero, por otra parte, nos encontramos con el otro muro, entonces ahí estamos, luchando.

A.M.:— Para empezar, mientras sigamos hablando de inclusión, cuando nos estamos refiriendo a personas con discapacidad, con dificultad de aprendizaje, significa de base que no se ha entendido el concepto de inclusión, porque no se puede vincular eso. Inclusión significa la participación de todo y de todas, y entonces dentro de que tú empieces a comprender eso, pues empieza a darte cuenta de que no podemos hacer que una condición de una persona sea transformada.

O sea, una palabra que se utiliza mucho, que es normalización, que la tenemos en nuestro principio de la ley educativa y todo, a mí no me gusta porque significa intentar volver normal a alguien que no lo es. Y, entonces, empiezan a darse ese tipo de ajustes, de apoyos de los que estáis hablando, adaptaciones curriculares, significativas, no significativas, programas específicos y todo con la intención de hacer normal al niño.

Fijaos que es una condición que no se puede cambiar, entonces hay que trasladar esa mirada y darnos cuenta que, efectivamente, lo que sí que podemos cambiar es cómo el centro educativo atiende a toda la diversidad de su alumnado. Y, entonces, cuando traslademos ese foco, empezaremos a darnos cuenta de que las barreras no las trae el alumno consigo, sino que somos nosotros quienes se las ponemos. Y ese empeño es el que yo hago en las formaciones.

Empezamos a hacer prácticas en diseño universal para el aprendizaje, con diseño multinivel y con otro tipo de estrategias, que al final, cuando termino las formaciones, es muy curioso porque podemos estar incluso 8 horas de formación en 4 o 5 sesiones, y estamos trabajando en diseños abiertos y flexibles para todos, todos lo entiendes, todos lo aplican.

Y cuando termino, digo, ¿os habéis dado cuenta de que no hemos mencionado la palabra ‘adaptación significativa’? Se quedan todos como diciendo: «oye, pues, es verdad». Se podría hacer si planteásemos y trasladásemos el foco a aquí.

Lo que pasa es que se está desvirtuando un poquito la palabra inclusión, vuelve a ser integración. Ahora todo es inclusivo. Le pone el apellido inclusivo, y ya. Me hace gracia porque voy hasta el anuncio de «salida inclusiva de la asociación no sé qué, con tal discapacidad». Y entonces, salen todos los niños con esa discapacidad, se van allí y ya es una salida inclusiva. Pues no, ‘inclusiva’ significa que ese espacio o ese sitio tiene que estar preparado para abordar o atender a cualquier persona que vaya.

A.B.:— Lucía, yo sé que estás escuchando, me interesa mucho tu opinión como estudiante, como persona que tiene muy reciente su paso por lo que es la enseñanza. Ya no te estoy hablando, pues, como dice Antonio, de la cuestión de la enseñanza, tal y como está a día de hoy, que no es inclusiva, no solamente perjudica a las personas con necesidades educativas especiales o personas con realidades sociales, económicas distintas. Os afecta a todos, te afecta también a ti.

Al escuchar, Antonio, hablar de esa manera, ¿tú notas que en tu enseñanza, que en tu educación, has echado en falta cosas, has echado en falta que te pudieran en cuenta tus intereses, tu realidad, tus talentos?

L.E.:— Para el sistema educativo, nosotros no somos personas, somos una nota. Y solamente, en el caso de mi escuela, solamente nos ven como (ininteligible).

En el tema de mi hermano, mi hermano está en una escuela ordinaria, pero realmente no es una escuela inclusiva, sino es una escuela con integración. Pero a mi hermano, como ha dicho ante Ana, lo siguen viendo como el raro, como el diferente.

Entonces, yo estoy muy desacuerdo con el sistema educativo y con todo, porque no me parece justo para nadie.

A.B.:— ¿Vosotros habéis tenido como un pasito más a lo que hemos podido vivir nosotros, en nuestra generación? Es decir, habéis tenido ya un sistema de integración, no de inclusión, pero sí de integración. En algunos casos habéis convivido con alguna persona en el aula que tenía estas realidades con diversidad funcional.

¿Tú lo has vivido? ¿Tú crees que los jóvenes habéis aprendido un poquito más que nosotros, que estáis preparados para ser un poquito más conscientes de lo que es realmente justo?

L.E.:— Yo creo que sí, pero que todavía no falta mucho para mí no poder recorrer, porque en mi clase del colegio había un niño con diversidad funcional y siempre como que los demás niños lo dejaban de lado, como que era (ininteligible) amigo de él.

A.B.:— ¿Qué creéis vosotros que hace falta? Porque ese es uno de los principales argumentos que se utiliza para decir que no podemos estar todos juntos en el colegio, el bullying, el rechazo. ¿Qué creéis vosotros?

¿Qué tipo de entorno, qué tipo de espacio hay que crear? ¿O qué tipo de trabajo se tiene que hacer? Porque a lo mejor hay que hacer un trabajo previo, o hay que, pues, no crear, pero sí, a lo mejor, preparar a personal específico para que sepa un poco articular esas relaciones sociales que se producen en los colegios. ¿Qué creéis que se puede hacer para evitar ese tipo de situaciones que, a día de hoy, suele ser una de las cosas que están más presentes? Que estos niños no vayan a integrarse de una manera o de otra, o no vayan a poder socializarse de manera adecuada en los colegios.

A.M.:— Yo creo que lo que está diciendo Lucía lo está recogiendo todo y es un poco la clave, porque se trata de cambiar un sistema de valores que tenemos muy arraigado en nuestra sociedad.

Entonces, no solamente es algo puntual de un centro educativo, sino que rodea a toda la comunidad educativa. Toda la comunidad implica familia, implica instituciones, implica el modelo propio de cada escuela, de cada centro educativo, y eso es lo que se llama un poco las culturas inclusivas, esas culturas que es lo primero y lo más difícil de cambiar, porque a raíz de ahí es cuando, después, surgen los modelos que estamos viviendo.

Fíjate, yo siempre pongo el mismo caso de ejemplo. Cuando entran los niños en educación infantil y tienen como compañero a un alumno, o a una alumna que pueda tener cualquier tipo de diferencia, lo asumen naturalmente, es uno más y es una más. Pues sí, habla no sé qué, pero el otro es rubio y el otro… Entienden que todo el mundo es diverso y no les preocupa en absoluto. Pero fíjate cómo, a medida que van avanzando en su paso por el colegio, van asumiendo valores que no se los transmitimos los adultos que allí estamos, que es la comunidad que rodeamos. Esa comunidad que somos los profesores, la familia, el personal del docente.

Entonces, claro, eso tendría que ser una estrategia de un centro que, en consonancia con su entorno próximo, empiece a madurar un proyecto en el que la educación en valores, respecto a la diversidad, sea algo asumido por toda esa comunidad y hacer propuestas para que eso se llegue a cabo.

Es decir, hacer reuniones en los centros educativos, proyectos, aprendizajes, servicios desde los propios alumnos que vayan a la comunidad y sensibilicen sobre este tema, pero eso necesita también un liderazgo en el centro educativo que apueste, definitivamente y de forma fuerte y profunda, por la inclusión, porque si no es imposible, si no, lo que estamos haciendo es replicar.

Si un alumno con discapacidad estaba con su grupo en infantil y, misteriosamente, en dos meses se encuentra que ya no puede estar con ellos, entonces, este niño, que tiene cinco años, al llegar a los seis y observar que se lo llevan a otro lugar, comprende que algo está sucediendo.

Entonces empieza a asumir que era diferente y por eso se lo han llevado. Y él, cuando se va haciendo mayor, ve esa práctica repetida. No solo ya en el colegio, sino que en la sociedad, donde se excluye también, porque se ha normalizado esa situación de que se excluya de manera normal y sin ningún tipo de tapujo.

Entonces, somos nosotros los que estamos transmitiendo esa cultura y esos valores que se replican y se replican y se replican de una generación a otra. El cambio, yo creo, tiene que ser una semilla que entiende pequeñitos con los niños, que vean siempre que todos están juntos, pase lo que pase.

A.R.:— Contaron brevemente una anécdota cuando llegó Luna, la cambiamos de centro educativo y llegó a cinco años, a tercero de infantil. Yo quería explicarles a aquellos niños, a sus compañeros, por qué Luna no hablaba.

Entonces, me inventé un cuento. A mí me encantan los cuentos y les inventé que en la cabeza de Luna había una noria donde estaban todas las palabras dando vueltas, y vueltas, y vueltas. Y entonces, pues, como las norias son tan divertidas, pues les costaban bajar, les costaban, les costaban trabajo bajar y por eso Luna no hablaba.

Y la respuesta de los niños fue fascinante, porque le levantaron la mano y uno de ellos dijo que ¿cuánto dinerito le había dado yo a Luna para que se montara en la noria? Lo más importante. Y lo segundo, «seño, se me ocurre una cosa, vamos a pagar las luces de la feria».

Es decir, ellos buscaban soluciones, pero el problema no era que Luna no hablara. Si tú me has planteado esto como un problema, pues se podrá resolver. Es decir, esa inocencia maravillosa y estupenda de ‘vamos a actuar, no tenemos tiempo que perder’.

Yo también la voy a hablar de infantil, porque está muy bien preparar el terreno, preparar las mentes, hablar, el vídeo, Quererla es crearla, ¿no? Porque realmente hace mucho efecto y hace mucha falta; pero, sobre todo, hay que estar en todas partes.

Es una responsabilidad de los padres. Tenemos que llevar a nuestro hijo a cualquier sitio. La visibilidad es lo importante. No puede ser la teoría primero y después la práctica, porque al final siempre hay alguien que se queda descolgado.

Los niños tienen que estar ya todos en la escuela, ordinaria, todos, con todas sus dificultades. Y los padres tenemos que ser valientes y decir «¿que no tienen los recursos que la especial?», da igual. Vamos a luchar, vamos a suplir. ¿Que no está suficiente preparado este maestro? ¿Necesitaría ahora formarse en inclusión? No. Necesitan niños con problemas en clase, necesitan niños con dificultades, y vamos a resolver entre todos, ¿no? Yo siempre he dicho: «no tengo tiempo». Digo, «lo siento, no tengo tiempo, no puedo esperar».

Mi hija crece y mi hija no puede tener un marco idílico donde está. Mi hija no puede tener una cultura maravillosa, inclusiva, donde el museo y la actividad… no. Mi hija va a estar en esta actividad.

Entonces, ¿yo que he hecho? Crearla. Me he puesto a crearla. He empezado a hacer actividades para todos los niños en los museos de esta ciudad. Y he podido ir convenciendo, poco a poco, vamos a mirar dónde están los focos, en la educación no formal, y en infantil.

Es que ya lo tenemos, ya no le vamos a dar más vueltas, ahora lo que hace falta es que los niños estén en las clases. Venga, un montón, una tribu de niños y de padres en las puertas de los centros, diciendo: «mi niño va a estar aquí».

A.B.:— Pero, no sé qué opinan, Antonio, de esa propuesta de Ana, que a mí me encanta, por otro lado, me encanta.

A.M.:— Bueno, yo qué te voy a decir, si yo mi… Todo el trabajo que estoy desarrollando tiene como objetivo final eso, que todos los niños estén juntos. Como dice Ana, cuando ya tiene en casa el problema, no te queda más remedio que dar una solución. No, no es cierto. Y además, como dice ella, no hay tiempo tampoco para esperar. Pero sí es cierto que yo creo que tampoco se debería hacer mal.

Tampoco se debería hacer sin una planificación, sin valorar todos los aspectos, porque sí es cierto que hay, por ejemplo, que ver cómo se implantaría la conexión entre salud y educación dentro de un centro ordinario.

Porque eso sería fundamental para muchos alumnos y alumnas con discapacidad. En los centros ordinarios, cuando tenemos un mínimo problema de conducta, se va todo al garete en el aula. El profe dice (teatralizando): «Ah, este niño, no sé qué, no sé cuánto…». La conducta no se sabe abordar en las aulas ordinarias hoy por hoy.

Entonces, habría que hacer una preparación muy importante y también fijarnos en modelos que ya existen. Existen modelos donde se está potenciando eso. Yo mismo estaba en el Colegio de Ciegos de la ONCE, que tenía centros específicos para ciegos y que ahora mismo hicieron la transformación completa y se transforman en centros de recursos que sirven para orientar.

Pero siguen acogiendo a determinados alumnos que pueden tener unas necesidades muy puntuales y que requieren un tiempo, siempre con un espacio temporal, para darle cobertura y que, después, otra vez, se vuelva al centro ordinario.

A.B.:— Es interesante, Antonio. Eso coincide mucho con una disposición que creo que anda por ahí que levanta muchas ampollas, ¿no? Y, sin embargo, hay un ejemplo ya real que tú me estás contando, lo que no lo sabía.

A.M.:— Sí, y muchas veces, cuando yo he contado esto, se dice que los niños ciegos son otra discapacidad, que tiene más dificultad y tal, y yo digo, por supuesto, lo son, pero yo me estoy prefiriendo al modelo en el que lo han hecho.

Ese modelo de querer transformarse, de hacerlo poco a poco, de ir reduciendo su centro específico, y que el personal que estaba en estos centros específicos, que es un personal estupendísimo, valioso, en una experiencia increíble, se vaya a un centro educativo a asesorar y decir, «no, esto lo está haciendo fatal, esto se hace así, así, así».

Y estaríamos todos deseando que venga a este profesional, porque es el que sabe estas cosas, ¿no? El diseño universal para el aprendizaje se ha puesto de moda y las normativas lo están metiendo, y los profes dicen «es obligatorio, pero a mí nadie me ha dicho cómo se hace esto».

Entonces, no vamos a planificar bien.

A.B.:— ¿Creéis que estamos ante el comienzo de algo? ¿Creéis que se está haciendo lo suficiente respecto a este discurso, en el que parece que todos nosotros coincidimos, pero que no es el discurso que realmente la sociedad está escuchando estos días? ¿Creéis que se está empezando a abrir camino de alguna manera? ¿Cuál es el futuro que veáis?

A.R.:— Yo soy super optimista, pero muchísimo. O sea, yo estoy convencida de que la campaña funciona y el momento no podía ser mejor. Fijaos, estamos en plena pandemia. Hemos readaptado el sistema educativo en tiempos récord. Pensamos que iba a ser un absoluto desastre, cómo iban a afrontar los niños el tema de la mascarilla del orden de las clases burbujas. Decíamos: «Oh, se va a liar parda». Se está demostrando que justo es donde mejor funciona. Si nosotros prevemos una pandemia, la ponemos sobre papel, escribimos todas las posibilidades, todo lo que tenemos que hacer para evitar el contagio entre los niños, no nos dan la vida.

Si ahí tengo el modelo y lo tenemos, es que somos, es que podemos, es que Quererla es crearla, es que hay que hacerlo. Estoy convencida que vamos por magníficos caminos con programas como el tuyo y profesionales y gente maravillosa como Antonio como Lucía, vaya, yo lo quiero creer así.

A.B.:— Yo creo que con el vídeo ha habido mucha repercusión social y que la gente se está dando cuenta de lo que verdaderamente hace falta, y que es Quererla es crearla. No puedo hacer otra referencia. Yo creo que este vídeo, quien lo haya difundido, creo que no ha elegido un momento al azar, ¿no?

Yo creo que es un momento muy clave, precisamente por lo que dice Ana, por este tema de la pandemia también, y justo antes de que se apruebe una nueva reforma educativa, que puede cambiar un poquito el modelo que teníamos, que parece que va en el camino, aunque muy lejos de lo que queremos, pero parece que va en el camino.

Y, bueno, yo creo que sí, es un momento adecuado. Yo fíjate lo que te decía antes. Ahora, cada vez hay más normativa en las diferentes comunidades de Autónoma, están ya empezando a implantar cosas obligatorias, empezando por el lenguaje.

Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana ya no se habla de maestro de pedagogía terapéutica, sino de pedagogía inclusiva. Y el lenguaje es importante, parece que no, pero empieza a calar. Cuando empiezas a escuchar esas cosas terapéuticas, es que le tenemos que dar terapia a un niño. Como digo, nosotros no somos terapeutas, nosotros somos docentes. Parece que se están dando pasos.

¿Qué pasa? Que después, como dice tú, vienen en la política y desvirtúa mucho todas estas cosas, porque de la Ley Celaá se está hablando solamente de que si el español es lengua vehicular o no lo es, y no sé qué es más historia, que no nos repercute en tanto y no se esté hablando, por ejemplo, del modelo de inclusión, el modelo que se pretende abordar y todas estas cosas, pues es triste por parte de nuestros políticos. Pero la clase docente y la clase social, yo creo que empieza a ver cambio y también con la ayuda de la pandemia.

Solamente una cosita más sobre el tema de la pandemia. Fijaos que esto lo menciono ahora mucho en las formaciones para docentes que imparto: se dio un cambio muy importante en el concepto de necesidades educativas especiales. Esto sucedió porque, cuando nos confinamos en casa, muchos alumnos que en el aula podían parecer más brillantes y sacar mejores notas —debido a este modelo muy memorístico que tenemos o por otras cuestiones, ya que se adaptan bien a las orientaciones de los maestros—, pero en casa, donde los padres quizás lo trabajaban, o no podían o no sabían cómo atenderlos, empezaron a manifestar necesidades educativas especiales.

Además, en muchos otros casos, como señalan los propios padres, aquellos alumnos que ya tenían necesidades educativas especiales, que venían de mucho trabajo en casa, con muchas rutinas y mucho esfuerzo, se adaptaron mucho mejor a la situación de no tener profesores ni otros alumnos cerca.

Entonces, esto nos tiene que dar un chip para darnos cuenta de que las necesidades las provoca el contexto, no las tiene el alumno, sino que el contexto es quien genera esas necesidades, y tenemos la posibilidad ahora que nos hemos dado cuenta de revertir todos los contextos.

A.B.:— Pues creo que es una reflexión magnífica, Antonio, para poder concluir esta conversación, que sigo diciendo que no está concluida: no hay una meta en la inclusión.

La inclusión es el camino que debemos ir recorriendo todos juntos, al igual que no existe una meta en la justicia. Nunca se es demasiado justo, nunca se es demasiado inclusivo. Muchas gracias a los tres por compartir conmigo estos minutos y espero que realmente se sigan haciendo todas estas cosas.

Sigamos hablando, sigamos reflexionando, como lo hemos hecho nosotros durante este rato, porque yo creo que, de ahí, es donde van a ir saliendo los mimbres para poder poner sobre el terreno lo que quiere mostrar.

Al unísono:— Muchas gracias.

Audiodescripción [AD]:— Intro del tráiler ‘Quererla es crearla’.

Voz en off:— Hubo un tiempo en que no importaban los derechos ni la vida de la clase trabajadora, pero quisimos dignidad.

Hubo un tiempo en que la infancia no tenía derechos, en que para proteger a niños y niñas del maltrato había que recurrir a leyes de protección animal. Pero quisimos amor.

Hubo un tiempo en que el color de algunos seres humanos les convertía en propiedades de otros, un tiempo en el que la ley los discriminaba y segregaba. Pero quisimos libertad.

Hubo un tiempo en que la mitad de la población no éramos consideradas personas, en que nuestro cuerpo, nuestra voluntad y nuestras decisiones no eran nuestras. Pero quisimos igualdad.

Hubo un tiempo en que se podía abandonar, maltratar y eliminar impunemente a personas en situación de discapacidad. Pero quisimos humanidad.

Hubo un tiempo en el que por ser, querer y desear libremente, te encerraban en un armario, en un psiquiátrico o en una cárcel. Pero quisimos diversidad.

Hubo un tiempo en que las escuelas segregaban al alumnado por su procedencia, etnia, clase social o capacidad. Un tiempo en que la ONU acusó a España de vulnerar grave y sistemáticamente el derecho a la educación de niñas y niños con discapacidad.

Y ese tiempo es hoy. ¿Qué queremos? Educación inclusiva. Quererla es crearla.

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